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El giro de Irán hacia Asia Central: motivaciones y desafíos

El presidente iraní Ebrahim Raisi pronuncia un discurso ante estudiantes universitarios durante un acto en Teherán, Irán [Presidencia de Irán/Anadolu Agency].

Desde la toma de posesión de Ebrahim Raisi como presidente de la República Islámica, Asia Central ha sido una de las prioridades de la política exterior iraní. En la era de los debates sobre el declive del poder de Rusia y la creciente competencia entre distintos actores como China y Turquía, Irán está siguiendo una diplomacia proactiva en Asia Central.

Tras ser elegido presidente, Raisi descongeló el hielo entre Tayikistán e Irán realizando su primer viaje presidencial oficial a Dushanbé; se convirtió en el primer presidente iraní que volaba a Tashkent en las últimas dos décadas. También se reunió en varias ocasiones con los presidentes de Kazajstán, Turkmenistán y Kirguistán. Tras estas reuniones, Irán firmó una serie de MdE para fomentar la cooperación en comercio, intercambio cultural, agricultura y manufactura con los países de Asia Central.

Una de las razones más importantes del giro de Irán hacia Asia Central es su creciente aislamiento. A escala mundial, el estancamiento de las negociaciones nucleares con Estados Unidos y el anuncio por parte de la UE de nuevas sanciones contra Irán debido a su ayuda militar a Rusia aumentaron aún más la complejidad de sus relaciones con los países occidentales.

A nivel regional, la reciente desescalada de Turquía con Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y, especialmente, Israel en Oriente Medio cambió el equilibrio de poder regional y amenazó las ambiciones de Teherán en la región. Mientras que el fortalecimiento de los lazos entre Azerbaiyán y Turquía y la creciente cooperación entre Azerbaiyán e Israel limitan aún más las capacidades políticas de Irán y lo aíslan dentro de la región.

El giro de Irán hacia Asia Central rompe su aislamiento, contrarresta el creciente poder de Turquía en Asia Central y aumenta su poder político a través de sus apoderados, como la Brigada Fatemiyoun en Afganistán.

Además, el aumento de la cooperación con los Estados centroasiáticos allanará el camino para la adhesión de Irán a la UEEA y a la OCS, que es vital para la supervivencia del régimen para contrarrestar las sanciones occidentales y el aislamiento político. Irán ya fue aceptado como nuevo miembro de la OCS en septiembre, y su adhesión será efectiva probablemente a partir de abril de 2023.

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Los países de Asia Central desempeñan un papel crucial como centro de tránsito entre la UE y China. La interrupción del corredor septentrional a través de Rusia debido a la guerra de Ucrania, crea oportunidades para que Teherán atraiga carga del corredor septentrional y aumente su papel estratégico a través del comercio euroasiático.

Cada tonelada de mercancías que pasa por territorio iraní cuesta aproximadamente 100 dólares, cerca del coste de un barril de petróleo, lo que puede reportar importantes beneficios económicos al país.

A pesar de estas motivaciones para la cooperación, existen limitaciones. En primer lugar, a pesar de las constructivas declaraciones políticas de los presidentes centroasiáticos, existe una considerable confusión sobre Irán a nivel público. Una encuesta del Barómetro de Asia Central (CAB) realizada los pasados meses de mayo y junio sugiere que el 52% de los tayikos no tienen ni idea de la postura de Irán hacia su país. Esta proporción para Uzbekistán, Kazajstán y Kirguistán es del 47%, 30% y 29%, respectivamente. Y lo que es más importante, la suma de quienes ven a Irán de forma "Muy desfavorable" y "Algo desfavorable" es del 41% en Kazajstán y del 34% en Kirguistán.

 

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Esta considerable confusión a nivel público no amenaza necesariamente el futuro compromiso con Irán, pero puede crear incertidumbre en la creación de asociaciones a largo plazo.

Sin embargo, ¿quieren los países de Asia Central tratar con un país sometido a sanciones por parte de las potencias mundiales? Además, aunque Irán tiene influencia geopolítica como país de tránsito, su infraestructura física está anticuada y sobreutilizada. Debido a las sanciones occidentales y a la presencia dominante de instituciones cuasi gubernamentales en la economía (Bonyads), las empresas internacionales evitan invertir en el país.

Muchos pueden pensar que el Acuerdo de Cooperación Estratégica de 25 años de Irán con China, firmado en 2021, puede revertir esta situación y renovar sus infraestructuras rápidamente; no sería una suposición realista. Parece que la principal motivación de China es el trueque de petróleo con descuento a cambio de productos más baratos para el cliente. Además, el Corredor del Medio, que atraviesa Asia Central, el Caspio, Azerbaiyán, Georgia y Turkiye, se está desarrollando rápidamente como una ruta alternativa con más capacidad para construir mejores infraestructuras con mayor rapidez.

A pesar de los desafíos, Irán está dispuesto a seguir estrechando lazos con Asia Central, sobre todo porque sus puertos ganan en importancia estratégica a medida que el grueso del comercio mundial se desplaza hacia Asia Oriental, y mientras la guerra de Rusia contra Ucrania sigue haciendo estragos. Para Teherán, estos lazos son la mejor manera de superar las sanciones y forjar nuevas vías de ingresos.

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Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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Yunis Sharifli es investigador junior en el Centro Caucásico de Relaciones Internacionales y Estudios Estratégicos (QAFSAM).

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