Turquía es una potencia media y la transformación del sistema internacional de la unipolaridad liderada por Estados Unidos a una multipolaridad centrada en múltiples actores durante la última década redunda en su interés nacional. Evaluar cómo podría evolucionar la política exterior turca en los próximos años con Hakan Fidan al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores sería incompleto si no se tuviera en cuenta la dinámica cambiante del sistema internacional.
Fidan como núcleo de la política exterior turca
Fidan ha estado en el círculo íntimo del proceso de elaboración de la política exterior desde su nombramiento al frente de la Organización Nacional de Inteligencia (MIT) en 2010. Ha desempeñado un papel fundamental en la configuración e implementación de varias decisiones de política exterior que se basaban en la suposición de que ahora vivimos en un orden internacional postestadounidense y que situar el concepto de "autonomía estratégica" en el centro mismo de los compromisos internacionales de Turquía daría resultados positivos.
Fidan parece haber desempeñado un papel fundamental en la participación de Turquía en las guerras civiles de Siria y Libia durante el proceso de la Primavera Árabe, en el establecimiento de relaciones estratégicas cordiales con Rusia, en el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia y en la preparación del camino para la normalización de las relaciones con los regímenes suníes de Oriente Medio e Israel. También participó en numerosas reuniones de alto nivel entre las autoridades turcas y sus homólogos occidentales tradicionales. Con semejante desempeño profesional y experiencia institucional de fondo, el nombramiento de Fidan como ministro de Asuntos Exteriores sugiere que la dinámica principal de la política exterior turca probablemente continuará en un futuro próximo.
Fidan posee títulos académicos en Relaciones Internacionales de grado y postgrado, lo que sugiere que podría combinar con éxito las habilidades teóricas y conceptuales con las necesidades prácticas de la política exterior.
Fidan ha demostrado su capacidad para modernizar las instituciones estatales y adaptarlas a las necesidades del mundo actual, tras haber sido jefe de los servicios de inteligencia de Turquía y haber dirigido una transformación radical de la Agencia Nacional de Inteligencia para dotarla de los requisitos conceptuales, institucionales y operativos de la era contemporánea. Podría llevar a cabo esa transformación en el Ministerio de Asuntos Exteriores y catapultarlo a un papel más vital en la formulación y ejecución de la política exterior.
Continuidad de las políticas multidimensionales
Las cuestiones centrales de la política exterior turca en el pasado reciente seguirán manteniendo ocupado al nuevo gobierno presidencial también a corto y medio plazo. De todos ellos, la ampliación de la OTAN a Suecia es el más urgente. Con la guerra en Ucrania cada día más intratable, y el compromiso occidental con la seguridad y defensa de Ucrania en aumento, Turquía podría verse expuesta a la creciente presión occidental para que levante su embargo a la adhesión de Suecia a la OTAN. Al haber participado en las negociaciones trilaterales entre Turquía, Suecia y Finlandia desde mayo de 2002, Fidan será la persona más competente para supervisar este proceso en nombre de Turquía cuando se reúna la próxima cumbre de la OTAN en Vilna en julio. Tras haber ganado las últimas elecciones parlamentarias y presidenciales, y aspirar a mejorar las relaciones con sus socios occidentales tradicionales en el contexto del deterioro del entorno de seguridad en su vecindad, así como asegurarse el respaldo occidental para situar la economía turca en una senda mucho más saludable, los estadistas turcos, incluido Fidan, probablemente desempeñarán un papel facilitador y constructivo en este proceso.
La determinación de Turquía de contribuir al fin de la guerra civil en Siria también continuará durante el mandato de Fidan en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Allanar el camino para que los inmigrantes de origen sirio en Turquía puedan regresar a su país de origen en condiciones de seguridad requerirá no sólo la continuación de las negociaciones multilaterales entre funcionarios turcos, rusos, iraníes y sirios, sino también la mejora del diálogo estratégico entre las autoridades turcas y estadounidenses. Nadie podría rivalizar con Fidan en este sentido, dada su competencia, experiencia y conocimiento de sus homólogos. La misma lógica se aplica también a la guerra civil en Libia.
Aunque la opinión generalizada entre los académicos y expertos que estudian las relaciones entre Turquía y la Unión Europea (UE) es que, en los últimos años, las relaciones bilaterales se han vuelto más transaccionales, pragmáticas y basadas en los intereses que en los valores, esto no significa en absoluto que las autoridades turcas, incluido Fidan, no vayan a pedir a sus homólogos europeos que se esfuercen más por mejorar la unión aduanera con Turquía, facilitar el proceso de liberalización de visados y tener más en cuenta las preocupaciones de Turquía sobre el acuerdo de refugiados.
Las autoridades turcas son conscientes de que la tensión y los enfrentamientos entre bloques rivales, democracias liberales y autocracias no liberales, han ido en aumento en los últimos años y esto tiene consecuencias negativas para la orientación multidimensional y multidireccional "Ankara-céntrica" de la política exterior de Turquía. Como potencia media con fuertes ambiciones geopolíticas en su región y a nivel mundial, Turquía se beneficia de la multipolaridad emergente en el sistema internacional y considera que perseguir el equilibrio de poder entre las potencias regionales y mundiales redunda en su interés nacional. Cualquier empeoramiento del entorno internacional, en el que disminuya la capacidad de maniobra de potencias medias como Turquía, no servirá a los intereses de este país. Las autoridades turcas también son conscientes de que Turquía es un Estado oscilante, cuya orientación geopolítica influiría en la evolución de la competencia geopolítica entre los pesos pesados mundiales. Las preferencias geopolíticas de Turquía son vitales para el resultado final de la incipiente competición de tipo guerra fría. Dicho esto, al igual que Turquía continuará su relación estratégica de trabajo y diálogo con Rusia, China y los países clave del llamado Sur Global, valorará simultáneamente su pertenencia a la OTAN y el proceso de adhesión a la UE.
Al tiempo que se esfuerza por enfrentar a las grandes potencias entre sí, Turquía seguirá esforzándose por mejorar sus relaciones con los países del Sur Global con el fin de ayudar a preservar su capacidad de maniobra estratégica, así como de poner trabas a Estados Unidos, China y Rusia. Al fin y al cabo, a Turquía le interesa que el carácter hobbesiano-confrontativo del sistema internacional sea sustituido por un entorno más kantiano-cooperativo.
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