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La lucha por los derechos en Palestina debe continuar hasta que termine la ocupación

Israel destruye el edificio que alberga a los medios de comunicación extranjeros en Gaza, 19 de mayo de 2021 [Mohammed Asad/Middle East Monitor].

Soy palestina. Conozco el dolor. Lo he sentido, visto y vivido muchas veces. Desde que nací, la Franja de Gaza se ha enfrentado a brutales ofensivas e incursiones militares israelíes. Escenas de muerte y destrucción son el telón de fondo de mi vida, habiendo sido testigo de tres grandes ofensivas en 2008/9, 2012 y 2014. El inicio de la última agresión del Estado ocupante contra la población mayoritariamente civil de Gaza la semana pasada fue un recordatorio espeluznante de lo que ocurrió antes.

Los testigos de las ofensivas anteriores saben que la última es la más brutal y devastadora en términos de pérdidas materiales y humanas. Se han lanzado cientos de ataques aéreos israelíes sobre la Franja de Gaza en la peor escalada desde 2014. En un abrir y cerrar de ojos, se han destruido hogares, medios de subsistencia y vidas. Los padres han visto morir a sus hijos en un instante explosivo; los niños han quedado huérfanos. Puede haber mayor dolor que soportar en la vida?

En 2014, Israel mató a 2.251 palestinos en 51 días; 551 de ellos eran niños, 299 eran mujeres, y alrededor de 11.000 más resultaron heridos, con medio millón de personas desplazadas porque sus hogares fueron destruidos por las bombas de Israel. Hoy, tras poco más de una semana de bombardeos israelíes, han muerto al menos 217 palestinos, entre ellos 63 niños, y 1.500 han resultado heridos.

Los bloques de pisos residenciales son uno de los objetivos preferidos de Israel. Israel llevó a cabo más de 6.000 ataques aéreos sobre Gaza durante los 51 días de su ofensiva de 2014; alrededor de 18.000 viviendas fueron dañadas o destruidas, al igual que gran parte de la infraestructura. Justo antes de que finalizara esa embestida, las autoridades de ocupación advirtieron que el próximo ataque a Gaza comenzaría donde aquel terminó, apuntando a los bloques de pisos. Hoy, está cumpliendo esa amenaza. Ha destruido seis grandes bloques de pisos en el corazón de la ciudad de Gaza. Albergaban apartamentos para docenas de familias, oficinas, tiendas e instituciones mediáticas. La Torre Al-Jalaa, por ejemplo, era uno de los rascacielos más antiguos de Gaza y la sede de oficinas de medios de comunicación extranjeros, como Al Jazeera y Associated Press. Obviamente, su destrucción ocupó los titulares, y muchas familias palestinas se han quedado sin hogar.

Hosam Salem, fotoperiodista de Al Jazeera English y del New York Times, llegó a Gaza el día que comenzó la ofensiva. Nacido en Gaza, lleva varios años viajando por el mundo con su trabajo, pero aún no ha podido ver a su familia. Se ha centrado en tratar de mostrar al mundo lo que está sucediendo.

La situación, me dijo, es desastrosa para Gaza. "Como periodista de Gaza que cubrió la anterior ofensiva, puedo ver que ésta es diferente y más agresiva. En menos de media hora, Israel lanzó 30 ataques aéreos en la misma plaza".

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Mientras hablábamos, el sonido de las explosiones se oía de fondo. "Israel no está atacando lo que podría llamarse emplazamientos militares en absoluto; está bombardeando hogares civiles. Los niños y sus familias están siendo completamente borrados del registro civil". Además, señaló que el ataque a la Torre Al-Jalaa por parte de Israel destruyó 20 años de archivos de medios de comunicación recopilados por muchos medios árabes e internacionales.

Los actuales ataques aéreos sobre Gaza también han destruido un total de 40 calles y cruces importantes. Las carreteras atacadas son, por lo general, las que dan acceso a hospitales y universidades. También se han visto afectadas infraestructuras como las redes de suministro de agua y de alcantarillado, así como el alumbrado público.

La intención de estos ataques contra la población civil y las infraestructuras es dañar la solidaridad interna de los palestinos y presionar al gobierno de Gaza. En el enclave no hay sirenas de alerta, ni búnkeres, ni lugares para escapar de las bombas. Más de 40.000 palestinos de la Franja están ahora desplazados.

Un padre palestino sostiene a su hijo en una ambulancia tras resultar herido por los ataques aéreos israelíes en Gaza, 19 de mayo de 2021 [Mohammed Asad/MonitordeOriente].

Todo esto ocurre mientras la pandemia de Covid-19 está afectando gravemente a la Franja de Gaza. Las autoridades sanitarias palestinas están preocupadas por el creciente número de casos de coronavirus a medida que continúa la embestida. Salí de Gaza sólo cuatro días antes de que comenzara la ofensiva, y la crisis en el sector sanitario ya era aguda. Incluso en días normales, los hospitales de Gaza están desbordados, problema que se agrava por la escasez de medicamentos y material médico desechable, así como de equipos médicos avanzados. Hace dos días, el Ministerio de Sanidad anunció que el único laboratorio de análisis de Covid-19 fue bombardeado por Israel.

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"Nos esforzamos por gestionar la pandemia y las víctimas de los bombardeos al mismo tiempo", me explicó el doctor Khaled Abusamra, desde el Hospital Indonesio de Gaza. "Como primera medida, hemos aislado a los pacientes de Covid-19 de los que tienen heridas sufridas durante la embestida israelí para poder tratar a ambos con seguridad". Tal es el impacto de los altos explosivos utilizados por Israel que incluso las familias de los mártires son a menudo incapaces de identificar sus cuerpos.

Palestinos rescatan a un hombre atrapado bajo los escombros de un edificio tras los ataques aéreos de Israel en Gaza, 19 de mayo de 2021 [Mohammed Asad/Middle East Monitor].

Parece que el destino de los palestinos es enfrentarse a lo peor de las políticas de apartheid de Israel: la negación de derechos básicos y muy legítimos, los ataques aéreos, la limpieza étnica y la agresión pretenden borrar la presencia del pueblo palestino en nuestra propia tierra. Todos esperamos y rezamos para que la ola de solidaridad que recorre el mundo no sea una fase pasajera que desaparezca cuando cesen los bombardeos. Debemos seguir luchando por nuestros derechos hasta que también se ponga fin a la ocupación.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente

 

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Eman Abusidu is MEMO’s correspondent in Brazil.

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