Un aspecto poco mencionado de la ofensiva militar que Israel está llevando a cabo actualmente contra los palestinos en la Franja de Gaza es que el sector de producción de energía del Estado de ocupación está ahora al alcance de los cohetes lanzados por los grupos de resistencia desde el territorio asediado. El sector genera millones de dólares para el tesoro israelí y podría incluso enfrentarse a las amenazas de los cohetes lanzados por Hezbolá en Líbano.
Las plataformas de producción de gas de Israel en el Mediterráneo oriental han sido un imán para los inversores extranjeros, incluidos los EAU, que podrían estar reconsiderando su inversión a la luz de los acontecimientos actuales. Esto ha cobrado mayor importancia dado que el sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro, destinado a proteger las plataformas, no ha sido tan eficaz como afirmó inicialmente Israel. Los misiles de la resistencia han alcanzado Tel Aviv, Ashkelon, el aeropuerto Ben Gurion y otros lugares sensibles.
De hecho, el pasado miércoles, las facciones de la resistencia palestina anunciaron que habían atacado una instalación de gas israelí en el Mediterráneo en uno de sus bombardeos con cohetes, pero no se facilitaron más detalles. Más tarde se supo que habían disparado decenas de cohetes contra la plataforma de gas natural Tamar, situada frente a la costa de Haifa. La plataforma había sido cerrada y vaciada de combustible, según el Times of Israel el domingo.
Ese mismo día, el gigante energético estadounidense Chevron anunció que detendría sus operaciones en el yacimiento de Tamar a petición del Ministerio de Energía israelí. La medida se tomó después de que se informara de que las facciones palestinas tenían como objetivo el yacimiento de gas natural, en el que Chevron posee el 39,66%. El fondo soberano de los EAU posee el 22% de las acciones.
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Estos acontecimientos coinciden con las fuertes pérdidas que sufre la economía israelí en el sector energético tras el cierre de los campos de producción de gas frente a la costa de Gaza. También se han suspendido las obras del oleoducto que une Eilat y Ashkelon. Por este oleoducto, que ha sido blanco de los misiles de la resistencia, se bombea petróleo procedente de los Emiratos Árabes Unidos.
Israel confía en este oleoducto para ofrecer a los exportadores de petróleo una alternativa al Canal de Suez. Los ataques con misiles son, por tanto, una ganancia para Egipto y una pérdida para los EAU, que financiaron la ruta de suministro.
Aunque se ha producido un apagón informativo sobre los resultados del ataque con misiles al yacimiento de Tamar, es posible que ahora se intente atacar otros yacimientos de producción de gas natural, como Leviatán, Daniel, Karish, Sarah, Mira y Mari-B. Esto pondría en peligro los acuerdos de producción y los contratos de suministro de las exportaciones de gas israelíes, lo que afectaría a Egipto y Jordania. En lugar de que el sector energético sea una mina de oro natural para el gobierno israelí, en este momento se ha convertido en una carga.
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Este artículo apareció por primera vez en árabe en Al-Araby Al-Jadeed el 18 de mayo de 2021
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