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Recordando la Gran Marcha del Retorno

Decenas de miles de palestinos se congregaron el primer día y continuaron protestando cada semana desde entonces

 

Qué: Miles de palestinos marcharon hacia la valla en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel, pidiendo el derecho de regresar a sus hogares ancestrales y el fin del asedio israelí del territorio.

Dónde: En la asediada Franja de Gaza.

Cuándo: El 30 de marzo de 2018.

 

¿Qué pasó?

El 29 de marzo, 150 palestinos caminaron hacia la valla fronteriza de Gaza, que rodea el enclave asediado y restringe el movimiento de sus 1,9 millones de habitantes. Los manifestantes portaban cometas como un símbolo pacífico de la resistencia contra el asedio de Israel durante 12 años en la Franja de Gaza, pidiendo el derecho a regresar a sus hogares ancestrales como se establece en la Resolución 194 de la ONU.

Ésta fue la víspera de la Gran Marcha del Retorno. Los preparativos estaban en marcha para la manifestación del día siguiente, con tiendas de campaña, caravanas y espacios para actividades culturales preparados para los manifestantes. Al otro lado de la valla, Israel observó y esperó.

La clase dirigente israelí se apresuró a arremeter contra la marcha programada, y el portavoz del ejército, Avichay Adraee, dijo: "No permitiremos que los líderes de Hamás sigan escondiéndose en Gaza mientras se envía a mujeres y a niños a la frontera". El ex comandante de las Fuerzas de Defensa de Israel del Comando Sur, Yoav Galant, agregó: “Si la situación en la frontera de Gaza se agrava, el asesinato de los líderes de Hamás es una opción que permanece sobre la mesa. En tiempos de conflicto, todo está permitido“.

Al día siguiente, el 30 de marzo de 2018, decenas de miles de palestinos se reunieron en la valla, congregándose en diferentes zonas en el norte, centro y sur del territorio. Ese día fue el Día de la Tierra, que marca el aniversario del asesinato en 1976 de seis ciudadanos palestinos que protestaban contra la expropiación estatal de sus tierras por parte de Israel.

Israel respondió a la Gran Marcha del Retorno con fuerza; funcionarios de la salud palestinos informaron de que hubo víctimas desde el mediodía. El portavoz del Ministerio de Salud, Ashraf Al-Qidra, dijo en una declaración que "tres manifestantes resultaron heridos levemente por los disparos del ejército israelí". Al final del día, al menos 15 palestinos habían muerto a tiros.

Leer: Hamás: Israel debe levantar el asedio a Gaza

Los acontecimientos de ese día fueron una señal de lo que se avecinaba. Inicialmente, la marcha tendría lugar todos los viernes durante seis semanas, coincidiendo el último viernes con el Día de la Nakba el 15 de mayo, cuando los palestinos conmemoran el desplazamiento forzado de sus tierras en 1948. En las seis semanas que siguieron, los palestinos en Gaza regresaron cada viernes a la valla, ondeando banderas, portando llaves -el símbolo del derecho de retorno- y vistiendo con el keffiyeh, el pañuelo tradicional palestino.

La mano dura de Israel se intensificó a medida que pasaban las semanas; surgieron informes de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) habían usado drones para arrojar gases lacrimógenos sobre los manifestantes, dejando caer botes desde 10 o 20 metros de altura sobre el suelo. Un informe posterior descubrió que Israel usó las protestas de la Gran Marcha como "laboratorio y sala de muestras" para su último equipo militar, entre los cuales se encontraba el avión de gas lacrimógeno "Mar de Lágrimas” "específicamente diseñado para su uso en Gaza”.

Los soldados israelíes también dispararon munición real a los manifestantes, utilizando balas expansivas -que explotan al impactar, pulverizando tejidos, arterias y huesos, y causando lesiones internas graves- para matar o mutilar a cualquiera en su camino.

El 6 de abril, un francotirador israelí disparó al periodista palestino Yaser Murtaja, a pesar de que llevaba un chaleco claramente marcado como "PRENSA". Murtaja recibió un disparo en el abdomen mientras cubría la marcha de esa semana, pero, a pesar de ser trasladado al hospital, sucumbió a sus heridas unas horas más tarde.

Muchos otros periodistas fueron atacados, como Yousef Al-Kronz, de 20 años, alcanzado por una bala israelí que le perforó las dos piernas, según un informe del caso de Amnistía Internacional. Amnistía agregó que "a Yousef le amputaron la pierna izquierda después de que las autoridades israelíes le negaron el permiso para viajar a Ramallah, en la Cisjordania ocupada, para recibir atención médica de urgencia”.

Seis semanas después de la primera marcha, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cumplió su promesa de campaña electoral de trasladar la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv a Jerusalén, declarando la ciudad ocupada como la capital "indivisa" de Israel. Cientos de miles de palestinos se reunieron una vez más en la valla fronteriza para protestar; francotiradores de las FDI dispararon y mataron al menos a 63 personas e hirieron a más de 3.000. Los comentaristas yuxtapusieron estas escenas sangrientas con las formalidades y la grandeza de la apertura de la embajada, señalando que sólo 40 millas (64 kilómetros) separaron los dos eventos.

Leer: Un experto en derechos humanos de la ONU dice que Israel debe rendir cuentas por los crímenes de Gaza

 

¿Qué pasó después?

Aunque se suponía que la Gran Marcha del Retorno duraría solo seis semanas, las marchas continuaron todos los viernes de 2018. Entre el 30 de marzo y el 31 de diciembre, 189 palestinos fueron asesinados por francotiradores israelíes, entre ellos 35 niños. Más de 20.000 más resultaron heridos, el mayor número registrado en los territorios palestinos ocupados desde el final de la Segunda Intifada en 2005. Por el contrario, no se declararon muertes israelíes como resultado de las manifestaciones. Cuatro soldados del ejército israelí resultaron heridos.

En julio, Israel abrió una investigación interna sobre la conducta de las FDI en la Gran Marcha del Retorno. El informe concluyó que todos los palestinos asesinados entre el 30 de marzo y la publicación de los hallazgos murieron como resultado de "contratiempos operativos" y que las "armas de fuego del ejército se usaron de acuerdo con las órdenes de fuego abierto". La investigación también concluyó que "los manifestantes se entrometieron en la línea de fuego después de que las tropas disparasen y hubo incidentes en los que las balas rebotaron, alcanzando así a los palestinos”.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU abrió su propia investigación sobre la marcha, cuyos hallazgos se dieron a conocer en febrero de este año. La investigación "realizó 325 entrevistas y reuniones con víctimas, testigos, funcionarios del gobierno y miembros de la sociedad civil y reunió más de 8.000 documentos" para llegar a su veredicto.

Según la ONU, "Las manifestaciones [de la Gran Marcha del Retorno] fueron de naturaleza civil [y] no constituyeron combate o una campaña militar", lo que significa que el marco legal de los cuerpos de seguridad debería haberse aplicado. Este marco permite una fuerza potencialmente letal "solo en defensa propia o para la defensa de otros cuando existe una amenaza inminente para la vida”.

El informe concluyó que, aparte de dos incidentes menores que podrían considerarse una "amenaza a la vida" o "participación directa en las hostilidades ... en todos los demás casos, el uso de munición real por parte de las fuerzas de seguridad israelíes contra los manifestantes era ilegal". Añadió:

"La comisión, por lo tanto, encontró motivos razonables para creer que los manifestantes fueron abatidos en violación de su derecho a la vida o del principio de distinción según el derecho internacional humanitario [...] matar intencionalmente a un civil que no participa directamente en las hostilidades es un crimen de guerra”.

Leer: PA calls on ICC to investigate Israel war crimes against Gaza protesters

La gran cantidad de lesiones ha tenido un efecto devastador en el ya devastado servicio sanitario de Gaza, y Médicos Sin Fronteras (MSF) califica la situación de "emergencia sanitaria a cámara lenta". La ONU estima que alrededor de 8.000 operaciones quirúrgicas fueron canceladas o pospuestas debido a la demanda en los hospitales que atendían a los heridos. Cuando los heridos fueron remitidos a hospitales en otros lugares de los territorios palestinos ocupados, o en el extranjero, Israel negó a los pacientes los permisos de salida necesarios para salir de la Franja de Gaza.

Aunque la mayor atención internacional se ha centrado en Gaza, la Gran Marcha del Retorno también se extendió a la ocupada Cisjordania. Miles de personas han tomado las calles durante todo el año en las principales ciudades de Nablus, Ramallah y Hebrón en Cisjordania, expresando su apoyo a sus compatriotas en el enclave costero. El 14 de diciembre, estas protestas culminaron en un "día de furia" en la Cisjordania ocupada, después de una semana marcada por la violencia de los colonos judíos y los asaltos israelíes en ciudades palestinas.

Al igual que en la Franja de Gaza, Israel ha respondido a estas protestas con fuerza desproporcionada. La Autoridad Palestina (AP) se unió a Israel para reprimir a los manifestantes, atacando a mujeres, tratando de evitar que los periodistas grabasen y arrestando a decenas de manifestantes. Un portavoz de Hamás, que gobierna la Franja de Gaza y con el cual la AP controlada por Fatah ha estado involucrada en una enemistad de 12 años, dijo sobre la violencia de las autoridades: "Es una vergüenza que las fuerzas de seguridad nacional estén enfrentándose a nuestro pueblo y atacándolo, y sigan protegiendo a Israel“.

Cincuenta y dos semanas después del inicio de la Gran Marcha del Retorno, los palestinos en Gaza y Cisjordania continúan exigiendo su legítimo derecho de retorno y el fin del asedio impuesto por Israel a la Franja. Israel y Egipto están trabajando para negociar el fin de las marchas, a cambio de la liberación de prisioneros, las concesiones a la libertad de movimiento de los palestinos y poner fin al cierre de los cruces hacia y desde el territorio. Sin embargo, está por ver si estas negociaciones darán sus frutos.

Leer: Israel shoots, kills 2 Palestinians in occupied West Bank

 

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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Estudiante en la Universidad SOAS de Londres, Stead se centra en la historia, la cultura y la política de Israel-Palestina como especialidad y en el oriente en sentido más amplio. Ha viajado por la región y estudiado árabe en Jerusalén y Ammán, además trabaja en forma independiente para una serie de revistas y de blogs.

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