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Un hombre en Siria es liberado tras ser secuestrado por una banda criminal internacional

El voluntario británico Muhammad Shabir junto a la autora, en una fotografía tomada en Idlib el 11 de enero de 2018

La banda criminal siria que secuestró a un trabajador humanitario británico en noviembre y exigió 4 millones de dólares en bitcoins de rescate ha sido derrotada. Mohammed Shakiel Shabir, nacido en Birmingham, fue secuestrado a punta de pistola hace dos meses en las puertas de su bloque de apartamentos en Idlib, una ciudad devastada por la guerra.

Los secuestros en esta zona de Siria se han convertido en un riesgo diario para los ciudadanos y trabajadores humanitarios, pero Shabir nunca imaginó que podría pasarle a él. Lleva trabajando en el país desde que estalló la revolución dn 2011, y es una persona muy conocida y carismática, que siempre se las había arreglado para atravesar fácilmente el campo de minas que es la política de las milicias enfrentadas.

Se convirtió en un trabajador humanitario comprometido tras participar en el primer Convoy Viva Palestina, que viajó desde Reino Unido a la sitiada Gaza a través del Norte de África en 2009. Los ciudadanos palestinos del enclave se estaban recuperando de la ofensiva militar “Operación Hierro Fundido” de Israel.

Nunca lejos del peligro, este trabajador británico siguió dedicando su tiempo a la “gente de Sham”, y se convirtió en alguien admirado por las muchas ONG que operan en Siria. Por tanto, quizá era inevitable que fuera un objetivo de la despiadada banda de secuestradores, compuesta principalmente por chechenos y algunos criminales sirios. Han sembrado el terror desde Idlib y sus alrededores hasta la frontera con Turquía, atacando principalmente a familias sirias ricas. Se estima que el año pasado se hicieron con millones mediante secuestros, utilizando redes banqueras sofisticadas de Europa para pagos de rescate que a menudo se hacían en bitcoins. Ahora se cree que toda la operación estaba dirigida únicamente por un solo grupo formado por no más de 30 personas.

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En su primera entrevista desde su liberación, con MEMO, Shabir parecía frágil tras haber sufrido esta terrible experiencia. “Hoy era la fecha límite del pago. Pensé que sería mi último día,” reflexiona.

Describió su dura experiencia como una trama con tantos giros que podría haber sido una película de Hollywood. A lo largo su detención fue torturado, electrocutado, golpeado, drogado y, en ocasiones, no le permitieron comer ni beber. Durante una de las muchas palizas que recibió, le rompieron el pie derecho, y le dejaron sin ningún tratamiento.

Lo único que le dieron fue una pequeña copia del Corán. “Esto es lo que me ayudó a superar todo,” cuenta, sosteniendo el preciado libro. “Fue un despertar para mí, una oportunidad para evaluar mi vida y mi trabajo.”

Así que, ¿va a abandonar el sector de la ayuda humanitaria? Shabir me regaló una de sus sonrisas características y dijo “¡Para nada! Estoy más determinado que nunca a seguir trabajando para el pueblo de Siria. Nada puede detenerme.”

Sin embargo, aunque esta experiencia le ha acercado a su fe, admitió que la pesadilla que ha vivido llegó a hacer tambalear su confianza cuando descubrió que varios de los secuestradores eran hombres a los que antes había intentado ayudar. Apenas existía una comunicación normal con sus captores, y siempre le vendaban los ojos en su presencia. Por lo tanto, no tenía ninguna pista sobre la identidad de quienes le rodeaban. Sólo cuando fue liberado descubrió sus identidades.

“Me quedé en shock. Entre ellos había chechenos a los que había ayudado antes. Les había dado comida, préstamos e incluso les ofrecí una cama para pasar la noche. Que me lo pagaran así me ha dejado impactado. Es una traición de mi confianza.”

Cuando le secuestraron, lo encapucharon y lo metieron en una casa en la ciudad antes de trasladarlo a otra localización y, finalmente, a una casa en un pueblo llamado Jisr Shuhr, en las montañas. Durante las primeras semanas, sus captores cambiaban constantemente sus historias para ocultar su verdadera identidad. Al principio pensó que eran remanentes del Daesh, que había sido expulsado de la región. Después se dio cuenta de que probablemente pertenecían a otro grupo militante.

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Durante su cautividad, Shabir fue acusado de ser un espía y de robar ayuda. “Las preguntas no paraban de cambiar de dirección; creo que era para confundirme,” explica. “Al final, me di cuenta de que era una banda criminal motivada puramente por el dinero. Parecía que pensaban que IHH iba a pagar el rescate.” En su trabajo, Shabir ha participado en iniciativas junto a la conocida organización turca.

Los secuestradores le hicieron vídeos pidiendo ayuda. El trabajador humanitario admitió que, a medida que se acercaba la fecha límite del pago, sabía que nadie sería ni mucho menos capaz de pagar los 4 millones de dólares que exigían.

Aunque la noticia del secuestro de Shabir no salió al mundo exterior, varias ONG y grupos militantes sirios, incluido Hayat Tahrir Al-Sham (HTS), intentaron encontrarle, sin éxito. El gran avance se produjo cuando esta misma banda atacó a un adolescente de 15 años hijo de padres ricos. Sorprendentemente, el joven se resistió a sus captores; le quitó una granada de mano a uno, quitó el seguro y se la lanzó. Después huyó y alertó a los vecinos.

Varios miembros de HTS que estaban cerca pudieron retener a dos de los secuestradores heridos. Encontraron un teléfono sin batería entre sus posesiones, lo que despertó la curiosidad de uno de los militantes. Se lo quitaron y recuperaron los datos eliminados, entre ellos, uno de los mensajes en vídeo de Shabir.

Tras interrogarlos, uno de los secuestradores chechenos llevó a HTS a la remota casa de las montañas en la que retenían a Shabir. Varios combatientes del grupo militante rodearon el edificio antes de iniciar la misión de rescate. Tras unos tensos minutos, el trabajador humanitario de Birmingham era un hombre libre.

“Estaba aturdido y pensé que estaba soñando cuando alguien gritó mi nombre. Ya había soñado antes que me rescataban, pensaba que era otro sueño.” Las imágenes del rescate muestran claramente su aturdimiento. “Tardé un tiempo en darme cuenta de que era real.”

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Había estado encadenado durante prácticamente todo su cautiverio. “Cuando me he despertado esta mañana,” me contó cuando nos reunimos un día después de su rescate, “fui a mover los grilletes de mis piernas y me di cuenta de que ya no estaban. Era un hombre libre.”

Haytat Tahrir Al-Sham, que está compuesto principalmente por hombres sirios y no militantes extrajeros, insiste ahora en que llevará a los secuestradores a juicio una vez que hayan detenido a todos los sospechosos. Pueden esperar la pena de muerte.

Mientras tanto, para Mohammed Shakiel Shabir la vida vuelve a ser normal, lo “normal” que puede llegar a ser en Siria. Ahora mismo es muy pronto para saber qué significará para él, una víctima de secuestro británica sobre quien la mayoría no sabemos nada, pero él insiste en que seguirá tratando de ayudar a toda la gente que sea posible.

 

Nota: este artículo fue publicado a las 10:50 del 13 de enero de 2019. Una versión previa de este artículo afirmaba incorrectamente que el señor Shabir pertenecía al convoy de ayuda Mavi Marmara. Aunque el señor Shabir iba a participar en este convoy dirigido a Gaza en 2010, le resultó imposible acudir debido al fallecimiento de un familiar cercano. El artículo ha sido corregido para reflejar esta información.

 

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autora y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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La periodista y autora británica Yvonne Ridley ofrece análisis políticos sobre asuntos relacionados con el Oriente Medio, Asia y la Guerra Mundial contra el Terrorismo. Su trabajo ha aparecido en numerosas publicaciones de todo el mundo, de Oriente a Occidente, desde títulos tan diversos como The Washington Post hasta el Tehran Times y el Tripoli Post, obteniendo reconocimientos y premios en los Estados Unidos y el Reino Unido. Diez años trabajando para grandes títulos en Fleet Street amplió su ámbito de actuación a los medios electrónicos y de radiodifusión produciendo una serie de películas documentales sobre temas palestinos e internacionales desde Guantánamo a Libia y la Primavera Árabe.

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