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Las disputas políticas entre Fatah y Hamas llevan a una frustración y a una desconfianza sin precedentes

Manifestantes piden una reconciliación entre Hamás y Fatah [Mohammad Asad / Middle East Monitor]

En las últimas semanas, la apatía entre las dos principales facciones políticas palestinas - Fatah y Hamas - ha llegado a un nivel nunca visto. Los palestinos esperaban que 2019 fuera un año mejor en el que vivieran el fin de los 12 años de conflicto entre ambas facciones. Pero sus deseos no se han hecho realidad.

El estado de limbo entre la Franja de Gaza, gobernada por Hamas, y Cisjordania, gobernada por Fatah y liderada por el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, ha entrado en una nueva fase que podría acabar en una separación final.

La última guerra mediática y las prácticas en el terreno sugieren que la brecha ya existente se está ampliando. La tensión estalló a finales de diciembre, cuando Abbas aprobó una decisión del tribunal constitucional para disolver el Consejo Legislativo Palestino (PLC) - el parlamento de la AP, controlado por su rival, Hamas. Según él, esta decisión era necesaria para prepararse para la celebración de nuevas elecciones parlamentarias en los territorios palestinos ocupados en un margen de seis meses.

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La “guerra de legitimidad” se intensificó, con Hamas ignorando esta decisión y celebrando una sesión regular en las instalaciones del PLC en Gaza. Hamas describió la medida de Abbas como “un intento deslegitimar a la mayoría [Hamas], acabando con el pluralismo político y destruyendo instituciones estatales legítimas”. El mandato de Abbas - que tiene ahora 83 años - debería haber finalizado en 2009, pero ha permanecido en el cargo a falta de unas elecciones, mientras que el PLC ha quedado en gran parte descapacitado desde las elecciones de 2006.

En la primera semana de 2019, un grupo de hombres atacó las instalaciones de la Corporación Palestina de Radiodifusión (PBC). El jefe de PBC y varios oficiales de Fatah acusaron a Hamas de llevar a cabo el ataque, que causó la destrucción de equipo. Días después, las investigaciones de los servicios de inteligencia de Hamas revelaron que los atacantes eran antiguos empleados de la AP cuyos sueldos habían suspendidos, sugiriendo que se habrían puesto de parte de Mohammad Dahlan, el principal enemigo de Abbas.

Intensificación del bloqueo

A raíz del ataque, estalló una “guerra mediática” y se llevó a cabo una campaña de represalia durante la que se arrestaron a miembros opositores de ambas facciones en Gaza y Cisjordania.

La escalada entró en una fase más severa cuando la AP retiró a su personal del cruce fronterizo de Rafah con Egipto. Esto provocó un cierre repentino de la terminal, ya que la presencia de la AP en el cruce es necesaria bajo un acuerdo de 2017 firmado por Hamas con mediación egipcia. La AP justificó esta decisión como una protesta contra la detención de docenas de sus miembros a manos de Hamas justo antes del 54º aniversario de la fundación de Fatah.

El cierre fue una noticia impactante para los dos habitantes de Gaza, para quienes Rafah es la única puerta disponible hacia el mundo exterior y la única salida del enclave sitiado.

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Aunque el cierre de Rafah pretendía ser un ataque contra Hamas, en realidad supone una forma de castigo colectivo que se asimila al bloqueo terrestre, aéreo y marítimo impuesto por Israel en la Franja. Estas rivalidades empeoran una situación ya terrible; los salarios de miles de trabajadores civiles palestinos podrían ser suspendidos pronto, añadiéndose a la ya larga lista de recortes y suspensiones en los últimos años. Esto podría afectar a los familiares de los mártires palestinos asesinados por las fuerzas israelíes, a los prisioneros políticos retenidos en cárceles israelíes y a los salarios de los parlamentarios de Hamas.

Además, hace poco varios oficiales de la AP amenazaron con declarar a Gaza como una entidad hostil, en un intento por presionar a Hamas a que conceda el poder y abandone las armas. En muchas ocasiones, varios oficiales de la AP han declarado que deberían entregar Gaza, incluidas las armas subterráneas (refiriéndose a la resistencia).

Este tono amenazador fue incluso más duro por parte de Azzam Al-Ahmad, un alto cargo de la Organización para la Liberación Palestina (OLP) y miembro del Comité Central de Fatah, que se comprometió a recortar los fondos destinados al agua, el alcantarillado, el medio ambiente, las infraestructuras y la educación para poner fin al gobierno de Hamas. La financiación de la AP a Gaza incluye dinero para electricidad, sanidad, sueldos de los empleados públicos y otros sectores - las sanciones del año pasado incluyeron una suspensión para pagar a Israel por el combustible y la electricidad que había proporcionado a los residentes de la Franja de Gaza.

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En uno de sus discursos, Abbas describió a los partidarios de Hamas y de Dahlan como “espías”, mientras que él mantiene una colaboración de seguridad con Israel que califica como sagrada. Esto provocó un alboroto en Hamas, que le describió como un autócrata y un dictador, y que pidió que se le llevara a juicio acusado de “alta traición” - un crimen que, según las leyes y tradiciones palestinas, es punible con la muerte.

Los esfuerzos de mediación de Egipto

Egipto, como el vecino sur de Gaza que gobernó el territorio costero entre 1948 y 1967, fue el mediador el año pasado de un acuerdo de reconciliación palestino. El acuerdo preveía que Hamas entregaría el control de Gaza a Habbas, pero una disputa respecto al poder compartido ha obstaculizado la implementación del acuerdo. Ante el estallido de las últimas tensiones, una importante delegación de seguridad egipcia se desplazó a la Franja de Gaza para organizar conversaciones con Hamas y Fatah y tratar de calmar la situación.

La última ronda de disputas provocó enfado y frustración entre los ciudadanos palestinos, que se preguntan si alguna vez se acabará este conflicto. En los últimos días, han vivido un nivel increíble de difamación y odio mutuo, mayor que el odio a Israel. Lo único que ha evitado que las facciones apunten con sus armas a Hamas es la falta de control de la AP sobre la Franja de Gaza.

Todos los aspectos de la sociedad palestina han sido politizados y afectados por la disputa. Muchos se preguntan; ¿por qué los palestinos están metidos en un conflicto infinito e imposible de ganar sólo por hacerse con una autoridad incompleta bajo ocupación militar? ¿Por qué no luchan por mejorar las condiciones de su pueblo?

El “Acuerdo del Siglo”

Ambos rivales se acusan mutuamente de participar en el “Acuerdo del Siglo” propuesto por Estados Unidos; Hamas quiere crear un mini Estado en Gaza, y Fatah quiere retirarse de Gaza, según sus afirmaciones. Durante los últimos meses, millones de dólares de ayuda qatarí han sido canalizados a Gaza para pagar sueldos. Algunos dicen que la ayuda de Qatar contribuye al plan de separación. Feras Abu Hilal, investigador de asuntos de Oriente Medio, afirma que ninguna facción es parte del proyecto para implementar el acuerdo estadounidense, sino que más bien sus posturas se derivan de su terquedad política.

Se cree que el acuerdo pretende acabar con la causa palestina al decidir el destino de Jerusalén, de los refugiados palestinos, de Gaza y de otros temas, para asegurar que los palestinos pierdan toda esperanza de conseguir un Estado propio. Poner los intereses nacionales de Palestina por encima de cualquier consideración faccional o personal es, por lo tanto, la principal prioridad.

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Es necesaria una pausa de la incitación de los medios y del intercambio de acusaciones para conseguir forjar confianza y empezar una nueva página en blanco, según Munair Al-Jaghoob, un portavoz de Fatah en Cisjordania que parecía optimista en sus comentarios en un programa de televisión.

Es hora de que los palestinos se den cuenta de que la política israelí de dividir y conquistar tiene que llegar a su fin - es hora de unirse, de impulsar la imagen de una causa palestina justa, usando el apoyo de las naciones partidarias de la libertad. Se necesitan buenas intenciones para subir la moral del pueblo de Palestina, que ya ha sufrido suficiente y merece ser elogiado por sus líderes por su firmeza durante las siete décadas de brutal ocupación militar y colonización.

 

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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Yousef Alhelou es un periodista palestino establecido en Londres.

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