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El conflicto en Ucrania: una prueba para la unidad europea y el orden mundial

Vista de la bandera ucraniana y la bandera de la Unión Europea mientras el presidente ucraniano Vladimir Zelensky se reúne con soldados y ciudadanos ucranianos tras la retirada rusa en Kherson Oblast, Ucrania, el 14 de noviembre de 2022 [Presidencia ucraniana/Anadolu Agency].

Durante décadas, la relación entre Rusia y Occidente ha sido tensa y conflictiva. En los últimos años, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha sido la fuente más reciente de conflicto. A pesar de que Ucrania tiene fuertes lazos culturales, económicos y políticos con Rusia, el conflicto ha tensado estas relaciones de manera duradera.

La anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 ha sido un importante punto de inflexión en sus relaciones, no solo con Ucrania sino también con Occidente. Como consecuencia, los países occidentales han impuesto sanciones a Rusia. La guerra en el este de Ucrania, donde los separatistas prorrusos han estado luchando contra el gobierno ucraniano, ha sido también una fuente importante de tensión.

El conflicto ha provocado la pérdida de miles de vidas y ha obligado a muchas personas a huir de sus hogares. Las naciones occidentales han condenado las acciones de Moscú, mientras que Rusia ha acusado a Occidente de interferir en sus asuntos internos y ha adoptado una postura cada vez más antioccidental. Esto ha provocado un deterioro en las relaciones de Rusia con muchos países occidentales, incluyendo Estados Unidos y los países europeos.

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Desde la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y su ataque a Ucrania en 2022, los países occidentales han impuesto sanciones a Rusia en los sectores energético, financiero y de defensa, entre otros. Además, han impuesto prohibiciones de viaje y congelación de activos a funcionarios rusos y otras personas consideradas responsables del conflicto. Asimismo, han brindado apoyo a Ucrania, incluyendo ayuda militar, entrenamiento, asistencia humanitaria y económica.

La OTAN también ha aumentado su presencia militar en la región y ha realizado maniobras militares para demostrar su compromiso con la seguridad de sus Estados miembros. Sin embargo, el conflicto sigue en curso y ha tenido graves consecuencias humanitarias.

En Oriente Medio, las reacciones a las acciones de Rusia en Ucrania han sido diversas. Arabia Saudí se ha opuesto firmemente a Rusia y se ha unido a la coalición liderada por Estados Unidos para contrarrestar la agresión rusa en Ucrania. Este paso se consideró una forma de que Arabia Saudí expresara su postura en el conflicto como acorde con los intereses occidentales. Otros países árabes han sido más ambiguos en su postura.

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Mientras que algunos países árabes han expresado una postura ambigua, llamando a ambas partes a la moderación, otros han tomado medidas más enérgicas contra Moscú. Sin embargo, esta respuesta es comprensible, ya que estos países temen las posibles repercusiones del conflicto en la estabilidad regional y en sus relaciones con Rusia.

En Oriente Medio, Rusia ha desempeñado un papel activo en varios países, siendo el más evidente su intervención en la guerra civil de Siria, donde su apoyo al régimen gobernante permitió a este remontar una derrota casi segura y mantener su posición. Además, su grupo paramilitar, el Grupo Wagner, está presente en diversas zonas de conflicto, incluida Libia, y se rumorea que está suministrando armamento a las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán (RSF) en su reciente batalla contra el ejército nacional.

A pesar de las críticas internacionales por sus acciones en Ucrania, algunos países árabes mantienen relaciones estrechas con Moscú. Egipto, por ejemplo, ha sufrido las consecuencias de la interrupción del suministro mundial de cereales, pero sigue beneficiándose de las inversiones rusas en su sector energético y en su programa nuclear. De hecho, a principios de este año, se filtró un informe de los servicios de inteligencia estadounidenses que revelaba negociaciones secretas entre el gobierno egipcio y Moscú para transportar 40.000 cohetes a las fuerzas rusas.

El papel de Rusia en Oriente Medio y en el Norte de África como potencia mundial ha impedido una respuesta unánime y firme de la región ante sus acciones en Kiev. La guerra en Ucrania ha aumentado la inflación y el coste de vida, lo que ha debilitado a algunos gobiernos regionales y ha generado temor a un posible colapso económico ante la retirada de las inversiones rusas, especialmente en los Emiratos Árabes Unidos. Como resultado, la crítica a las acciones de Moscú se ha visto limitada en la región.

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Moscú se ha posicionado como una "fuerza regional para el bien", invirtiendo en Oriente Medio y el Norte de África y apoyando a los gobiernos de tal manera que su retirada provocaría el colapso de las instituciones estatales y el aumento de los problemas económicos. Esto significó que la región permaneció en silencio mientras se desarrollaba la guerra en Ucrania. Sin embargo, esto no ha pasado desapercibido para Occidente ni para los intelectuales de la región, que a principios de 2022 publicaron una carta abierta en la que pedían la derrota de la Rusia de Putin en Ucrania, argumentando que era necesario para forzar un examen de conciencia colectivo.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente

 

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