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Los ingredientes de la momificación en el Antiguo Egipto procedían de lugares remotos

Una momia antigua en el Valle de las Momias Doradas en El Cairo, Egipto, el 5 de febrero de 2022. [Stringer - Anadolu Agency]

Los antiguos egipcios empleaban un sinfín de ingredientes exóticos -al parecer, algunos importados de lugares tan lejanos como el sudeste asiático- para momificar a sus muertos, según revela un nuevo análisis de los recipientes desenterrados en un taller de embalsamamiento de más de 2.500 años de antigüedad.

Los investigadores desvelaron el miércoles los resultados de los exámenes bioquímicos de 31 vasijas de cerámica que en su día contuvieron sustancias para embalsamar en el yacimiento arqueológico de Saqqara, cerca de El Cairo, descifrando la química de la práctica de momificación utilizada durante milenios para preparar a los muertos egipcios para la otra vida.

Los antiguos egipcios consideraban que la conservación del cuerpo tras la muerte era crucial para asegurar una existencia digna en el más allá. Para preservar los tejidos humanos y evitar el hedor de la descomposición -mucho antes de que se conociera la biología microbiana- antes de envolver el cuerpo se aplicaban diversas sustancias, de las que en este estudio se han identificado aproximadamente una docena.

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Durante los últimos dos siglos, los científicos solo podían especular sobre ciertos ingredientes para embalsamar mencionados en textos antiguos. Pero este taller, descubierto en 2016 por el fallecido científico egipcio Ramadan Hussein cerca de las ruinas de la aún más antigua pirámide de Unas y la pirámide escalonada de Djoser, contenía vasos de precipitados y recipientes en forma de cuenco etiquetados con los nombres antiguos de su contenido, a veces con instrucciones como "para poner en su cabeza".

Los investigadores analizaron los residuos químicos de los recipientes.

"La mayoría de las sustancias procedían de fuera de Egipto", afirma el arqueólogo Philipp Stockhammer, de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich (Alemania), autor principal del estudio publicado en la revista Nature.

Muchas procedían de la región mediterránea oriental, como el aceite de cedro, enebro y ciprés y el alquitrán, betún y aceite de oliva. Pero la verdadera sorpresa fue la presencia de sustancias procedentes, al parecer, de bosques del sudeste asiático, a miles de kilómetros de distancia. Había goma del árbol dammar, que sólo crece en el sudeste asiático tropical, y resina del árbol elemi, procedente del sudeste asiático o de África tropical.

"Esto indica que estas resinas se comercializaban a grandes distancias y que la momificación egipcia fue, de algún modo, un motor de la globalización y el comercio mundial", explica Stockhammer.

"El embalsamamiento se llevaba a cabo de forma bien organizada e institucional", afirmó el bioquímico y coautor del estudio Mahmoud Bahgat, del Centro Nacional de Investigación de El Cairo.

El taller subterráneo de embalsamamiento era accesible a través de un pozo de 12 metros de profundidad. Data de la XXVI dinastía egipcia, o periodo saíta, entre los años 664 y 525 a.C., en una época de influencia regional asiria y persa y de decadencia del poder egipcio. Esto ocurrió aproximadamente dos milenios después de que se construyeran las pirámides de Guiza, durante el periodo del Viejo Reino, y seis siglos después de que reinara el faraón Tutankamón -cuya momia y fabulosos objetos funerarios se encontraron en 1922-, durante el periodo del Nuevo Reino.

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"Se han realizado innumerables estudios sobre el embalsamamiento egipcio, pero nuestro desconocimiento sobre qué sustancias se esconden tras los distintos nombres y la falta de descripciones prácticas han impedido profundizar en su comprensión", afirma Maxime Rageot, coautor del estudio y especialista en arqueología biomolecular de la Universidad de Tubinga (Alemania). "Ahora, podemos aportar respuestas".

Una sustancia embalsamadora llamada antiu en los textos antiguos se había traducido durante mucho tiempo como las resinas, el incienso o la mirra. Este estudio la reveló como una mezcla de aceite de cedro, enebro y ciprés y grasas animales.

Se identificaron tres recetas, con ingredientes como resina de elemí, resina de pistacho, subproductos de enebro o ciprés y cera de abejas, para embalsamar la cabeza. Otras recetas se utilizaban para suavizar la piel o limpiar el cuerpo.

"Sabían seleccionar y mezclar sustancias antimicrobianas que permitían una perfecta conservación de la piel", explica Stockhammer.

"Aún quedan secretos por desentrañar. Gracias a los nuevos métodos, es posible arrojar nueva luz sobre ciertos aspectos, no sólo utilizando nuevos hallazgos como las vasijas procedentes de Saqqara, sino también objetos almacenados en museos y colecciones", añadió la egiptóloga de la Universidad de Tubinga y coautora del estudio, Susanne Beck.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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