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El mundo tiene un papel que desempeñar ante el largo historial de discriminación de China contra los uigures

La gente se reúne para realizar una manifestación en apoyo de los uigures y contra las violaciones de los derechos humanos de China el 27 de diciembre de 2019 [Abdulhamid Hoşbaş/Anadolu Agency].

La región autónoma china de Xinjiang se enfrenta al peor tipo de genocidio cultural y étnico por parte de Pekín. Existe una larga historia de disonancia entre la etnia indígena uigur y las autoridades chinas. El gobierno se niega a catalogar a los uigures como población autóctona y los describe, en cambio, como una minoría regional. Los uigures, una de las cincuenta y cinco minorías étnicas de China, son un grupo étnico turco originario de Asia central y oriental.

China se enfrenta a la condena mundial por su duro trato a los musulmanes uigures. Las pruebas se acumulan. Una ciudadana uigur-kazaja, Gulbahar Jelilova, ha declarado que fue golpeada sin piedad y violada mientras estaba detenida. Stew Chao, periodista de Al Jazeera, informó de que Abduveli Ayup, destacado escritor uigur, activista y defensor de la lengua uigur, fue internado en un centro de detención y torturado. Las pruebas también sugieren que China está atacando sistemáticamente a los musulmanes uigures con un control de natalidad planificado por el Estado. Según Zumrat Dawut y Kalbinur Sidik, supervivientes de los campos de detención chinos, han afirmado que las mujeres uigures que conciben más de tres hijos son esterilizadas a la fuerza. Las mujeres supervivientes de estos campos afirman que fueron golpeadas, violadas y que se les pusieron inyecciones misteriosas. Un estudio de las supervivientes de los campos sugiere que las autoridades chinas han adoptado métodos brutales para reducir el número de nacimientos en la comunidad uigur. Entre ellos se encuentran controles de embarazo forzados; medicación para detener la menstruación; abortos forzados, esterilizaciones y la inserción de DIU (dispositivos anticonceptivos intrauterinos); y las "inyecciones misteriosas".

Los contactos personales sugieren que las personas que fueron encarceladas y mantenidas en los llamados "campos de educación" oficiales han experimentado la peor clase de brutalidad. Han sido golpeados sin piedad, torturados e interrogados. Se les acusa de delitos que no han cometido. Los musulmanes de Xinjiang se enfrentan a abusos tanto psicológicos como físicos. Se les ha obligado a criticar su fe y los valores islámicos básicos, y a recitar propaganda del partido comunista como parte del proceso de adoctrinamiento.

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Las autoridades de Pekín afirman que estos campos han beneficiado a millones de trabajadores mediante la formación educativa y profesional. Sin embargo, según el testimonio de los supervivientes, esto es una farsa; son lugares donde se violan los derechos humanos a diario. Los musulmanes uigures son detenidos por asuntos intrascendentes, como la publicación de un artículo hace diez años o el aprendizaje del Corán. Algunos han revelado que fueron detenidos porque viajaron al extranjero o simplemente porque aprendieron algo de historia uigur.

Los analistas políticos creen que la situación en Xinjiang es espantosa, y la respuesta de la comunidad internacional es débil. En general, los gobiernos no quieren afectar a sus vínculos económicos con China. Sin embargo, un hecho positivo reciente es que algunos parlamentarios británicos se pronunciaron contra las violaciones de los derechos humanos en Xinjiang e instaron a los funcionarios y atletas deportivos a boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022.

Es necesaria una respuesta internacional contundente para hacer retroceder el ataque de China a la dignidad humana. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha reafirmado el programa de Estados Unidos para contrarrestar a China en materia de abusos contra los derechos humanos. Durante su primera llamada telefónica como presidente a su homólogo chino, Xi Jinping, Biden lanzó una serie de ataques en relación con los supuestos abusos de los derechos humanos por parte de China. Esto proporciona cierta esperanza al movimiento uigur.

Este apoyo es esencial, y ha sido recibido por algunos gobiernos occidentales, así como por grupos de la sociedad civil y particulares. Queda mucho trabajo por hacer, sobre todo porque China tiene un largo historial de discriminación contra los uigures.

Desde 1949, esta discriminación se ha enmarcado en el contexto de la "seguridad nacional". Además, Pekín politiza sus inversiones extranjeras y su cooperación para cumplir sus objetivos. De este modo, parece que China ha comprado el silencio de muchos países, muchos de ellos Estados musulmanes y dictaduras. Incluso Washington antepone en cierta medida sus intereses económicos a los derechos humanos.

No obstante, el movimiento uigur cuenta con el apoyo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Turquía. Las organizaciones humanitarias y de derechos humanos están trabajando para organizar grupos de solidaridad uigures y no uigures. Lo que necesitamos ahora son más defensores de los uigures, plataformas internacionales y apoyo en todo el mundo.

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Los gobiernos deben ejercer presión diplomática sobre Pekín para que desarrolle sus estructuras políticas y permita a los uigures mantener su identidad y coexistir pacíficamente con la comunidad mayoritaria. China debe replantearse sus políticas y llevar a cabo cambios políticos que den cabida a sus minorías.

Mientras tanto, los uigures sobreviven en la diáspora y cada vez se hacen oír más y están mejor organizados para defender sus derechos en Xinjiang. Aun así, para influir en los parlamentos de todo el mundo para que hablen en su favor, los partidarios y activistas individuales necesitan apoyo financiero. El movimiento independentista necesita una orientación adecuada de la comunidad internacional. Los Estados miembros de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) están siendo acobardados por el poder chino y algunos son acusados de ayudar e instigar el genocidio chino de los uigures. China ejerce un claro dominio económico sobre el mundo musulmán. Esto debe cambiar si se quiere poner fin a la discriminación y a las violaciones de los derechos humanos de los uigures.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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El Dr. Burhan Uluyol (uigur) es profesor asociado de la Universidad Sabahattin Zain de Estambul y activista uigur. Es autor de cuatro libros y sesenta publicaciones en revistas.

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