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Quién gana y quién pierde en la reconstrucción de Siria

Un grupo de niños sirios observa un grafitty contra la guerra en Alepo [Halit Süleyman/Anadolu Agency]

Cada vez aumenta más el debate sobre la reconstrucción de Siria en los círculos políticos occidentales y regionales. La Unión Europea ha estudiado de cerca las opciones de reconstrucción, mientras que algunos gobiernos occidentales y no occidentales se preparan para jugar un papel en este proceso. Los Estados regionales también han aumentado sus actividades al respecto, ya que nadie quiere perder ese tren cuando Siria supere el conflicto actual.

Sin embargo, este debate parece basarse en la suposición de que los planes de reconstrucción tras la guerra tendrán como objetivo a toda Siria por igual y que todos los sirios serán tratados equitativamente en el proceso. La realidad indica que esta suposición es errónea.

La reconstrucción ya se está considerando pese a que Siria, según un reciente informe del Comité Internacional de la Cruz Roja, está sufriendo el mayor nivel de violencia desde la caída del este de Alepo. A medida que prosiguen estas consideraciones, también se han anunciado planes para las zonas de disminución de conflicto y Rusia continuando las áreas que se supone que debe proteger. Al mismo tiempo, los civiles siguen siendo “daños colaterales” de la campaña aérea de la coalición internacional contra Daesh en Al-Raqqa.

La estrategia militar de la campaña es similar a la utilizada para liberar a las ciudades iraquíes del control del Daesh, que provocaron una gran destrucción de la infraestructura. La violencia continuada a este nivel elevará, inevitablemente, el coste de la reconstrucción tras la guerra, superando los estimados 200-350.000 millones de dólares.

Hay un consenso en los círculos políticos internacionales en cuanto a que Rusia e Irán no pueden afrontar esta carga financiera por sí solos, y que deben intervenir donativos internacionales. Sus motivos no son del todo humanitarios. La política juega un popel; proporcionar financiación para la reconstrucción es un modo de tener cierta influencia en Siria después de la guerra.

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Con Rusia actuando como el mediador clave en la reconstrucción de Siria, algunos Estados regionales han tomado medidas para mantener sus líneas de comunicación con Moscú pese a sus diferencias políticas en cuanto al conflicto. Individuos de todo el espectro político de los países vecinos de Siria con un interés especial también están llamando a las puertas de Rusia. Las recientes visitas a Moscú por parte de políticos libaneses incluyeron incluso a personas de las alianzas del 8 y del 14 de marzo.

Estas maniobras políticas tendrán un impacto directo en cómo implementar los planes de reconstrucción en Siria. Sin duda, Rusia intentará que el gobierno sirio sea el principal distribuidor de los fondos de reconstrucción. Aunque las áreas controladas por el régimen han sido menos afectadas por las zonas controladas por la oposición en términos de destrucción física, es probable que el gobierno sirio dirija la mayoría de la financiación a las áreas consideradas leales al régimen de Assad.

Aquellos con un interés especial probablemente hagan oídos sordos a la distribución desigual de los fondos y los proyectos de reconstrucción para proteger sus intereses comerciales. Las potencias regionales seguirán este ejemplo para mantener el interés político en el proceso. Los empresarios sirios, que ya forman parte de la élite política, han comenzado a fundar nuevas empresas para poder ponerse en primera fila del proceso de implementación de proyectos de reconstrucción. Todo esto supone que el proceso sea injusto.

El gobierno sirio quiere recompensar a los que le han sido leales utilizando los fondos de reconstrucción para mejorar sus zonas, y también quiere castigar a las áreas cuya población se reveló contra el régimen. Es probable que el continuo bombardeo a estas zonas vaya seguido de la prohibición a sus residentes de obtener fondos para reconstruir sus pueblos y ciudades.

Dado que los donativos y las potencias extranjeras se ven obligadas a ajustar su posición política en un intento a permanecer junto mantenerse dentro del círculo de los asuntos sirios, ahora principalmente dirigidos por Moscú, estas áreas discriminadas no tendrán a nadie que las defienda.

Es probable que esto mantenga a los miles de refugiados que huyeron de estas zonas en Líbano, Jordania y Turquía; no tienen casas a las que regresar ni ninguna perspectiva real de recuperar su vida en Siria. En su ausencia, la población más pequeña de estas zonas hará que controlarla sea más fácil para el gobierno, proporcionando otro incentivo para el gobierno para hacer imposible una vida sostenible en estos lugares.

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El debate sobre la reconstrucción de Siria ha estado dominado por el hecho de que Occidente sea capaz o no de utilizarla como medio para influenciar al régimen sirio. Sin embargo, el principal problema es que, con o sin Occidente, el régimen sirio y sus patrocinadores rusos e iraníes se centrarán sólo en la recuperación de las zonas leales, y no en las zonas que no están actualmente controladas por el régimen. La estructura demográfica de Siria se verá afectada por este proceso, y también la situación de los refugiados en los países vecinos.

Los países europeos buscan incentivos para que Turquía deje a los refugiados sirios dentro de sus fronteras para evitar que crucen hasta Europa. Esto, combinado con los esfuerzos de las partes interesadas de Líbano para proporcionar a su país una plataforma de reconstrucción en Siria con la que beneficiarse de la ayuda extranjera enviada a Beirut para aliviar la situación de los refugiados sirios, las élites pro-régimen de Damasco y las partes de fuera de Siria se beneficiarán de la implementación desigual de los planes de reconstrucción. Los mayores perdedores, como suele suceder en estas situaciones, serán los ciudadanos corrientes de Siria, independientemente de sus inclinaciones políticas o religiosas.

Traducido de The New Khalij, 12 de Octubre de 2017

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