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El referéndum kurdo sumergirá a Irak en una crisis existencial

Bandera del Kurdistán

Mientras la administración kurda iraquí continúa desafiando a la comunidad internacional al seguir adelante con su proyecto de celebrar un referéndum de independencia consultivo el próximo lunes, los dos países vecinos de Irak más poderosos han intensificado la oposición retórica a este proyecto.

Durante el fin de semana, el contraalmirante Ali Shamkhani, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, dejó clara la oposición fundamental de Irán al referéndum y advirtió que la República Islámica sólo reconoce un Irak unificado.

Mientras tanto, Turquía ha ido un paso más allá y ha realizado simulacros militares en puntos significativos de la frontera turco-iraquí, probablemente para intimidar a los líderes iraquíes kurdos. Esto se ha producido después la advertencia de Binali Yildrim, el primer ministro turco, de que Ankara podría imponer sanciones a la administración regional kurda tras el referéndum.

Estas posturas inequívocas de las dos potentes naciones ponen de manifiesto la innegable barrera estratégica frente al Estado kurdo, al menos en el futuro próximo. Puede que los líderes iraquíes kurdos ignoren estas advertencias y celebren el referéndum la semana que viene, pero es poco probable que realicen acciones secesionistas por miedo a recibir una respuesta militar.

Pero, en lugar de planear una intervención directa para hundir el proyecto kurdo, tanto Irán como Turquía espera que su robusta postura fortalezca la moral de los factores políticos iraquíes para contrarrestar los movimientos kurdos en las semanas, meses y años críticos venideros. Sin embargo, el caso de que el panorama político dividido de Irak se ponga a la altura de las circunstancias es un tema totalmente diferente.

 

Barrera estratégica

En relación al próximo referéndum consultivo kurdo, es importante señalar que, al amparo del Artículo 1 de la carta de las Naciones Unidas, el pueblo kurdo tiene derecho a la autodeterminación. Por lo tanto, en principio, la oposición a la propia noción de un Estado kurdo no es ni moral ni legalmente sostenible.

Leer: El referéndum kurdo no tendrá legitimidad internacional

La oposición más creíble a este proyecto descansa sobre el argumento de que los líderes iraquíes kurdos tienen que evaluar la viabilidad y la conveniencia de un nuevo Estado, tanto en el contexto interno iraquí como en la reacción regional e internacional a la independencia kurda.

Dentro de Irak y, por supuesto, fuera de la región central kurda (es decir, excluyendo las “zonas disputadas”), existe una fuerte oposición al referéndum de independencia. Esta voluntad nacional se refleja en la orden de ayer del Tribunal Supremo iraquí de suspender el referéndum, alegando que puede ser anticonstitucional. Sin embargo, esta decisión probablemente será ignorada por el Gobierno Regional de Kurdistán (GRK).

La decisión del tribunal iraquí se produce tras una severa advertencia del primer ministro iraquí, Haider Al-Abadi, de que Irak utilizará la fuerza en caso de que el referéndum kurdo acabe en violencia. Aunque Al-Abadi insinuó la posible reacción agresiva de los vecinos de Irak al proyecto kurdo, probablemente está más preocupado por el potencial conflicto entre los kurdos y las milicias chíitas, sobre todo en la disputada provincia petrolífera de Kirkuk.

Pero Al-Abadi hace bien en preocuparse en voz alta sobre las posibles reacciones de Turquía e Irán, que podrían incluir intervenciones militares a largo plazo. En el caso de Turquía, un Estado kurdo en su frontera sur, contigua a regiones turcas de mayoría kurda, es simplemente intolerable, ya que, inevitablemente, esa situación fortalecería a los turcos kurdos separatistas. Al Estado turco le aterra la desintegración, y tiene la voluntad y los medios como para intervenir decisivamente en el norte de Irak, como ha hecho en varias ocasiones desde principios de los 90.

En el caso de Irán, la respuesta será más matizada, ya que, al contrario que Turquía, Teherán no cuenta con una importante insurgencia interna de kurdos con la que lidiar. Además, a diferencia de Turquía, Irán no tiene un historial de intervenciones militares en zonas iraquíes de mayoría kurda, a pesar del bombardeo intermitente de la frontera.

Leer: Líder chií de Irak: “La votación del Kurdistán no resolverá los problemas de la región”

Sin embargo, Irán es extremadamente sensible al problema kurdo, ya que los iraníes consideran a los kurdos como una extensión natural de la gran nación iraní a causa de su afinidad étnica, cultural y lingüística. Además, varios ideólogos de Teherán ya están intentando influir en la política al considerar a los líderes iraquíes kurdos como las “séptimas víctimas” del proyecto sionista de Israel para evitar la “Revolución Islámica” y que sus aliados regionales (es decir, el “eje de la resistencia”, dirigido por Irán) den un golpe decisivo en el Estado judío.

¿Resurge Irak?

La inequívoca oposición de Irán y Turquía a la independencia kurda hace que la condición de Estado kurdo sea insostenible, si no imposible, ya que este presunto Estado sin litoral se enfrentaría de inmediato a una presión política, militar y económica intolerables.

Esta amarga realidad no es ajena a los líderes kurdos iraquíes, sobre todo para el presidente del GRK, Massoud Barzani, que es considerado un político astuto. Desde el principio, hubo especulaciones de que Barzani utilizaba la baza del referéndum para exigir concesiones políticas y financieras a Bagdad. La misma lógica se aplica a la posición post-referéndum; Barzani podría utilizar el resultado (que, probablemente, obtendrá una gran mayoría a favor de la independencia) para hacerse más fuerte en las negociaciones.

Sin embargo, una vez se haya producido el referéndum y que haya salido el genio de la lámpara, esto hará que la secesión sea mucho más probable a muy largo plazo. Más allá de Irak, el Estado español se basa precisamente en este temor para hacer todo lo posible para evitar un referéndum de independencia en la región de Cataluña.

Para hacer frente eficazmente con las consecuencias tras el referéndum con miras a una clara contención de las ambiciones kurdas, Irak tiene dos prioridades principales. Primero, necesita demostrar una unidad política y una resolución estratégica frente a la amenaza. Esta tarea se facilita debido a que, a excepción de Israel – y, posiblemente, Arabia Saudí – todas las grandes naciones regionales e internacionales se oponen al proyecto kurdo.

En segundo lugar, el gobierno iraquí debe evitar el conflicto armado entre los peshmerga kurdos y las milicias chiitas en las provincias de Kirkuk y Saladin, así como en el extremo norte de la provincia de Divala. Esto sólo puede lograrse demostrando la unidad del mando y el propósito a niveles militar y de seguridad. Se necesita una mayor colaboración entre el ejército pro-estadounidense iraquí y las Unidades de Movilización Popular pro-iraníes.

Estamos a punto de descubrir si Irak tiene la voluntad y la capacidad para luchar por su supervivencia.

 

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