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Buscando guerra

Imagen de archivo de soldados estadounidenses

Desde que se convirtió en el presidente de Estados Unidos, los días de Donald Trump no han sido alegres. Le han acompañado las crisis desde el primer minuto que puso un pie en la Casa Blanca, ya sean acusaciones de cooperación con Rusia, la ayuda de Rusia a la hora de su llegada a la Casa Blanca, o por no ser considerado apto para la presidencia. Esta última acusación aún se debate, especialmente tras la subida de la extrema derecha y de los neonazis, cuyos votos contribuyeron a la presidencia de Trump. Esto da la impresión de que el presidente estadounidense está pasando por alto sus actividades y no las está condenando directamente tras los recientes actos de violencia en Charlottesville.

No hay duda de que estas crisis internas están manchando la presidencia de Trump, y necesita acontecimientos más grandes para distraer la atención. Es una antigua política americana que parece que está adoptando Trump ahora, pero, de momento, no parece tener éxito. Desde sus primeros días como presidente, ha intentado abrir un frente en un país u otro. El primer paso fue en Siria, tras bombardear el aeropuerto de Al-Shayrat. Las consecuencias del ataque no duraron mucho, especialmente con la retirada de EEUU de Siria tras calcular los costes de un enfrentamiento con Rusia. Esto no ayudaría a Trump, sino que complicaría aún más sus crisis internas, después de que las encuestas de opinión en EEUU sugirieran que los estadounidenses no querían abrir un frente de batalla con Moscú.

Tras descartar la posibilidad de participar en la guerra de Siria, y, al hacerlo, enfrentándose casi directamente con Rusia, la administración de Trump buscó otras opciones militares. La siguiente fue la crisis de misiles con Corea del Norte, que advierte de un serio enfrentamiento con el Sudeste Asiático. Trump emitió sus amenazas y sus generales anunciaron que estaban listos para frustrar los planes del líder norcoreano, Kim Jon-un, que había hablado de planes de atacar Estados Unidos. Esta atmósfera bélica no duró mucho, ya que, si consideraban quién ganaría, Estados Unidos sabía que, sin duda, acabaría perdiendo.  

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Además, está el hecho de que la guerra podría convertirse en una confrontación global, lo que haría la situación aún más complicada para el gobierno de Trump. Estados Unidos quiere distraer la atención sin agotar los recursos humanos y financieros.

La búsqueda continúa, pero se retrasa. Esto ha presionado a los generales americanos a reabrir viejos problemas, al menos por el momento. Ahora Afganistán vuelve a estar sobre la mesa, incluso después de que la retirada estadounidense del país fuese la decisión definitiva de la administración de Obama, así como de Trump durante su campaña. Sin embargo, el gobierno está reavivando la guerra y enviando más soldados a Afganistán. Respecto a esta guerra, las tropas americanas tienen experiencia y, por lo tanto, no será tan costosa; “la guerra que conoces es mejor que la que no”. Basándose en esto, se ha revivido la batalla afgana, y han aparecido nuevas variables que podrían contribuir a un cambio, como la intervención en Pakistán e India. También hay quien sugiere que se podría expandir la batalla hasta Pakistán, ya que se considera un refugio para los talibanes, o que India tendrá un papel que jugar en el panorama afgano.

El regreso de la guerra de Afganistán podría beneficiar a la administración de Trump y darle algunas de las ventajas que pretendía obtener de esto, pero la búsqueda de guerra continúa, especialmente a medida que las crisis internas empeoran.

Este artículo se publicó originalmente Al-Araby Al-Jadeed el 31 de Agosto de 2017.

 

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