Durante su estancia en Arabia Saudí la semana pasada, el principal diplomático estadounidense, Antony Blinken, se esforzó en afirmar que Washington "no está pidiendo a nadie que elija entre Estados Unidos y China".
Puede que sus palabras fueran bastante generales, pero el lugar en el que las pronunció aportaba mucho contexto: Arabia Saudí y, lo que es más importante, Oriente Medio.
Se trata de una región en transformación, donde las relaciones están cambiando y las escalas de poder parecen desplazarse.
Blinken era el tercer alto cargo estadounidense que visitaba el reino desde marzo, cuando el mundo se despertó con la noticia de un acuerdo mediado por China entre Arabia Saudí e Irán, un acuerdo considerado por muchos como el "golpe diplomático" de Pekín.
Cuando se firmó el acuerdo, Wang Yi, principal asesor de Asuntos Exteriores de China, lanzó una aparente pulla a Estados Unidos al afirmar que "el mundo no se limita a la cuestión de Ucrania".
Las cosas han avanzado hasta el punto de que Irán ha reabierto su embajada en Riad, siete años después de su cierre, y su consulado en Yedda.
Aprovechando el impulso, Pekín reiteró su voluntad de mediar en la otra gran rivalidad de la región, la cuestión palestino-israelí, y el ministro de Asuntos Exteriores, Qin Gang, telefoneó a sus homólogos palestino e israelí para extenderles la oferta.
Este martes, el Presidente palestino, Mahmoud Abbas, aterrizó en Pekín en su quinta visita oficial a China, con motivo de los 35 años de relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
Tras entrevistarse con Abbas el miércoles, el Presidente Xi Jinping afirmó que China está dispuesta a trabajar por la reconciliación interna en Palestina, así como a entablar conversaciones de paz para lograr una "solución duradera" al conflicto con Israel.
Dada esta serie de acontecimientos de importancia geopolítica, la pregunta que se plantea es si todo forma parte de un impulso chino para llenar un vacío en Oriente Medio formado por Estados Unidos.
La respuesta, sin embargo, dista mucho de ser segura y es tan compleja como la larga historia de esta región estratégica.
"Tremendo juego de ajedrez"
Hay al menos dos razones por las que Pekín se está acercando a las naciones de Oriente Próximo, según Andrew Leung, analista afincado en Hong Kong.
"Estados Unidos no es el mayor cliente de petróleo de Oriente Medio, sino China", declaró a Anadolu News Agency.
En segundo lugar, afirmó que China mantiene relaciones amistosas tanto con Arabia Saudí como con Irán.
"No critica a ninguno de los dos en materia de derechos humanos, democracia, etc.", añadió.
Andrew afirmó que Oriente Medio está siendo testigo de un "tremendo juego de ajedrez" entre dos grandes potencias, Estados Unidos y China.
EE.UU. ha estado "intentando contener" a China tanto en tecnología como en diplomacia, además del Mar de China Meridional y Taiwán, explicó.
"Hay un afán por parte de EE.UU. de establecer relaciones en Pekín... de comerse el pastel y tenerlo al mismo tiempo... (mientras) sigue la deshumanización de China", afirmó.
Einar Tangen, comentarista y analista especializado en China, afirmó que Estados Unidos ha pasado de ser un cliente "para la energía a un importante competidor energético" para los países de Oriente Medio.
"La relación ha cambiado radicalmente, con el CCG (Consejo de Cooperación del Golfo), en particular, y con la región, en general", afirmó.
Dado que es el principal comprador de energía del CCG, Pekín "quiere que Oriente Medio sea políticamente estable", añadió.
La economía en juego
Hongda Fan, profesor del Instituto de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghai, afirmó que las dos principales preocupaciones de China en Oriente Medio son "la cooperación económica y comercial".
Esta apreciación coincide con lo manifestado por el presidente Xi en la primera cumbre China-CCG, celebrada en Riad el pasado diciembre, en la que expuso las cinco áreas prioritarias de Pekín, entre ellas el uso del yuan chino para las transacciones de petróleo y gas.
Para que estos planes se materialicen, Oriente Medio necesita estabilidad.
Por ello, Pekín aboga por la paz en Oriente Medio, "que es también lo que desean en general los países de Oriente Medio", declaró Hongda a Anadolu News Agency.
Sin embargo, dijo que el papel de China en el acuerdo entre Arabia Saudí e Irán "no debe exagerarse".
"El éxito de China se basa en el hecho de que tanto Irán como Arabia Saudí tienen un fuerte deseo de distensión, y que los dos países han resuelto la mayoría de las dificultades para reanudar las relaciones diplomáticas con la ayuda de Irak y Omán", explicó.
Subrayó que existe una "enorme diferencia" en el enfoque diplomático de China y Estados Unidos en la región.
En desacuerdo con la idea de que China "llenará el vacío dejado por Estados Unidos en Oriente Medio", afirmó: "De hecho, la influencia y el atractivo de EEUU en Oriente Medio siguen siendo incomparables con los de otros países exteriores".
Hongda subrayó la necesidad de que los Estados de Oriente Medio "alcancen la autonomía estratégica, que es la garantía clave para la estabilidad duradera, la paz y el desarrollo en la región".
"China da la bienvenida a ese Oriente Medio porque es una garantía de que las dos partes pueden profundizar en los intercambios", añadió.
Catalizador del cambio
Einar, miembro del Instituto Taihe de Pekín, afirmó que China considera "tóxica" la actitud de Estados Unidos en Oriente Medio, sobre todo debido a los años de "injerencia directa" y agitación.
"Los esfuerzos de China, como puede verse, no son para dictar términos favorables para sí misma... sino más bien para intentar que hablen, en lugar de luchar", dijo Einar a Anadolu.
A pesar de que se habla mucho de que China "llena el vacío" dejado por Estados Unidos, "la suma y la sustancia de la implicación de China no tiene que ver con la dominación colonial estadounidense, sino con la creación de un consenso constructivo", añadió.
Este pensamiento se basa en la visión que tiene Pekín de Oriente Medio "como proveedor de recursos y mercado comercial", según Einar.
"La narrativa china sobre la realidad multilateral emergente trata del ascenso del Sur Global", afirmó.
"No se trata de elegir un bando... China quiere ser un catalizador del cambio. La diferencia es que los intermediarios como Estados Unidos esperan que se les pague".
A los israelíes no les interesa
China ha mantenido una postura "coherente" respecto a Palestina, al tiempo que intentaba beneficiarse de sus lazos con Israel, sobre todo en tecnología y defensa, desde la década de 1980, según Sami Al-Arian, director de un think tank con sede en Estambul.
China ha "intentado ser coherente en lo que respecta a los derechos de los palestinos sin ofrecer realmente gran cosa", declaró a Anadolu.
La presión de Pekín para mejorar las relaciones con los palestinos se debe a que "intenta reafirmar sus posiciones en Oriente Medio" y tiene otros objetivos, afirmó.
"Les gustaría convencer a los saudíes de que ellos (los chinos) son un socio fiable. Que pueden pagar en yuanes, en lugar de en dólares", explicó.
"Eso sería un desafío directo a la hegemonía estadounidense en la zona".
Tras el éxito con Irán y otros Estados del Golfo, a China le gustaría "establecer otras victorias... y luego, por supuesto, si pueden, un avance con Palestina", dijo Al-Arian.
Sin embargo, afirmó que Estados Unidos "no permitirá" que China se involucre en los esfuerzos de paz o en las negociaciones sobre la cuestión palestino-israelí.
"Y lo que es más importante, los israelíes no están interesados", añadió.
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