La visita del secretario de Estado estadounidense a Arabia Saudí tuvo escasa repercusión en los medios de comunicación saudíes el jueves, en un momento en el que las relaciones se han deteriorado a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos por apaciguar las disputas en torno a los precios del petróleo, los derechos humanos y la apertura de Riad a Irán, informa Reuters.
Antony Blinken era el segundo alto cargo estadounidense que visitaba al aliado estratégico más cercano de Washington en Oriente Próximo en menos de un mes, tras el viaje del 7 de mayo del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.
Sin embargo, las reuniones de Blinken con el príncipe heredero, Mohammed Bin Salman, gobernante de facto del reino, y los ministros de Asuntos Exteriores del Consejo de Cooperación del Golfo quedaron relegadas a las páginas interiores de Al-Watan y Okaz, los dos principales periódicos de Arabia Saudí.
Sus portadas se dedicaron a temas no relacionados, como la llegada a Yeda del delantero estrella del fútbol francés, Karim Benzema, para fichar por el club Al Ittihad.
Blinken y el príncipe heredero, conocido como MbS, mantuvieron conversaciones "abiertas y sinceras" durante una hora y 40 minutos, según un funcionario estadounidense, en las que se trataron temas como el conflicto en el vecino Yemen, la guerra en Sudán, Israel y los derechos humanos.
El diario semioficial en lengua inglesa Arab News se hizo eco de los comentarios de Blinken en sus conversaciones en la sede del CCG, incluidos los relativos a Yemen, pero no mencionó la presión diplomática estadounidense para que Arabia Saudí e Israel normalicen sus relaciones.
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"Compartimos el compromiso de rebajar las tensiones israelo-palestinas, mantener un horizonte de esperanza y trabajar por una solución de dos Estados", dijo Blinken en su discurso en el CCG, en referencia a la búsqueda palestina de un Estado en el territorio ocupado por Israel desde la guerra de Oriente Próximo de 1967.
"Y también estamos colaborando con países de la región para ampliar y profundizar la normalización de las relaciones con Israel".
Arabia Saudí, potencia de Oriente Próximo y sede de los dos santuarios más sagrados del Islam, se ha resistido a las fuertes presiones de Estados Unidos para que ponga fin a generaciones de no reconocimiento de Israel, al igual que sus vecinos árabes del Golfo, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin.
Riad afirma que primero deben abordarse los objetivos palestinos de creación de un Estado, antes de la normalización con Israel. En abril, Arabia Saudí tomó la dirección contraria al restablecer los lazos con Irán, su principal rival regional y archienemigo de Israel, mediante un acuerdo con mediación china.
Ningún "regalo"
Aziz Alghashian, analista saudí especializado en los lazos entre el Golfo e Israel, afirmó que Riad no cedería en la normalización por motivos como la línea dura del gobierno nacionalista-religioso de Israel y el descontento con la administración del presidente estadounidense Joe Biden.
"Esta no es la administración estadounidense a la que los saudíes querrían regalar una normalización saudí-israelí", afirmó Alghashian.
"Va a ser un gran logro, va a estar bajo el paraguas estadounidense, y no quieren que la administración de Biden se lleve ningún mérito por ello", afirmó.
Riad también ha aprovechado sus crecientes relaciones con Rusia y China, ya que la administración Biden se ha opuesto a algunas demandas saudíes, como el levantamiento de las restricciones a la venta de armas y la ayuda a industrias sensibles de alta tecnología.
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Las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudí se han deteriorado desde el asesinato en 2018 del periodista disidente Jamal Khashoggi, residente en Estados Unidos, dentro del consulado saudí en Estambul.
Empeoraron después de que el gobierno de Biden asumiera el cargo a principios de 2021 y publicara una evaluación de inteligencia estadounidense según la cual MbS aprobó el asesinato de Khashoggi, lo que el príncipe heredero negó.
Otras disputas han girado en torno a la intervención saudí en el devastador conflicto de Yemen, los vínculos con China y los precios del petróleo.
La visita de Blinken se produjo días después de que Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo, se comprometiera a recortar aún más la producción de crudo, además de un acuerdo más amplio de la OPEP+ para limitar la oferta, medidas para impulsar los bajos precios del petróleo a pesar de la oposición de Estados Unidos.
Las potencias occidentales han criticado las decisiones de la OPEP de recortar la producción de petróleo, y consideran cuestionable su alianza OPEP+ con Rusia en medio de la invasión rusa de Ucrania. Arabia Saudí y otros Estados de la OPEP afirman que la organización no está politizada y sólo busca estabilizar los mercados energéticos.
El miércoles, mientras Blinken se reunía con el ministro saudí de Asuntos Exteriores, el príncipe Faisal bin Farhan, MbS y el presidente ruso, Vladimir Putin, mantuvieron una llamada telefónica en la que elogiaron su cooperación OPEP+.
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