El gobierno francés ha puesto un nuevo obstáculo a los marroquíes, al aprobar medidas estrictas en materia de fondos de pensiones para los residentes de nacionalidad marroquí, según la prensa marroquí. Esta injusta medida contra los ciudadanos de la región marroquí sigue a los obstáculos para obtener visados de entrada en su territorio.
El periódico francés Le Parisien reveló que el gobierno planea fusionar la tarjeta Vital (Vida) y el documento de identidad, lo que será obligatorio para residir nueve meses en Francia y beneficiarse de las ventajas del sistema de pensiones.
El informe del Tribunal de Cuentas indica la necesidad de mejorar los resultados. El informe revela que el fraude social representa entre 6.000 y 8.000 millones de euros anuales, mientras que la administración sólo consigue recuperar 1.600 millones. En consecuencia, el ministro francés de Cuentas Públicas, Gabriel Attal, está reforzando sus herramientas para "cambiar la balanza", tal y como insta el tribunal.
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Según la web marroquí de noticias Hespress, Attal ha acusado indirectamente a los marroquíes y argelinos residentes en Francia de "cometer fraude". El ministro francés declaró: "El gobierno francés se esforzará por poner fin a las actividades fraudulentas de los jubilados que viven fuera de la Unión Europea". Attal prometió: "Tomar medidas para verificar si estas personas perciben legalmente sus pensiones".
Citando informaciones de Le Parisien, según Attal, hasta ocho mil millones de euros de fondos de la Seguridad Social van a parar a residentes fuera de Francia, en aparente referencia a marroquíes de nacionalidad francesa, considerando esto como: "Un evidente acto de fraude a la Hacienda francesa".
Hespress citó a Omar Al-Morabito, ex alcalde en Francia, criticando: "La reciente decisión francesa es inexacta y tiene un claro tinte político". Y subrayaba: "A pesar de estos desfalcos, habría sido posible adoptar medidas diferentes, no decisiones aleatorias y significativas que ahondan en la identidad del contencioso con Rabat".
Refiriéndose a la falta de respuesta de Marruecos a la cuestión de los visados, Al-Morabito señaló que la adopción por parte del Reino de una política de silencio frente a las transgresiones francesas en curso: "anima a Francia a emprender acciones similares".
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