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Según un nuevo informe, al menos 4,5 millones de personas murieron en las guerras posteriores al 11-S

Humo y llamas se elevan desde la zona como resultado del ataque de aviones de guerra israelíes contra un edificio en Beit Lahia, en el norte de Gaza, el 12 de mayo de 2023 [Thair Abo Riash/Anadolu Agency].

Los conflictos e invasiones posteriores al 11-S en Oriente Medio y otras regiones circundantes han causado directa e indirectamente la muerte de al menos 4,5 millones de personas en las dos últimas décadas, según revela un nuevo informe.

Según un informe de investigación del proyecto Costes de la Guerra del Instituto Watson de la Universidad Brown, las guerras iniciadas por potencias occidentales en Oriente Próximo, el Norte de África y Asia son responsables directas de la muerte de al menos entre 4,5 y 4,6 millones de personas.

Tras el atentado contra las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos y las fuerzas de la coalición que lideraba invadieron Afganistán y derrocaron al gobierno talibán ese mismo año como represalia, ya que había mantenido la protección de Osama bin Laden, el líder de Al Qaeda al que las naciones occidentales culpaban de los atentados.

En los años siguientes, las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos también llevaron a cabo nuevas acciones militares en países de la región de Oriente Próximo, la más destacada de las cuales fue su invasión de Irak en 2003. Otros casos incluyen ataques contra objetivos en Pakistán, Somalia y Yemen, así como otros que no son consecuencia directa de la "guerra contra el terror", como Libia y Siria.

De los 4,5 millones de víctimas mortales estimadas, según el informe, una gran mayoría fueron muertes "indirectas", que sumaron al menos entre 3,6 y 3,7 millones y fueron causadas por diversos factores. Las categorías citadas en el informe incluyen el colapso económico y la inseguridad alimentaria, la destrucción de los servicios públicos y las infraestructuras sanitarias, la contaminación medioambiental y los traumas y la violencia.

"Las muertes indirectas son devastadoras, sobre todo porque muchas de ellas podrían evitarse si no fuera por la guerra", afirma el informe, que añade que es difícil calcular las muertes indirectas porque no se producen inmediatamente durante un conflicto o después de las batallas. "Una muerte por hambre se produce en la mayoría de los casos a cierta distancia de esta atención al espectáculo y puede suceder meses o años después de que la guerra interrumpa el acceso a los alimentos. A menudo, las personas afectadas por la guerra son desplazadas y transeúntes, lo que dificulta su seguimiento."

También se reconocía la dificultad de disociar esas muertes indirectas por factores de conflicto de las que podrían haberse producido sin esos factores, debido a algunas crisis que ya afectan a determinados países, como la pobreza o la enfermedad.

Cost of War aclaraba en el documento que "al exponer cómo las guerras posteriores al 11-S han provocado enfermedades y muertes indirectas, el objetivo del informe es crear una mayor conciencia de los costes humanos más completos de estas guerras y apoyar los llamamientos para que Estados Unidos y otros gobiernos alivien las pérdidas y el sufrimiento continuos de millones de personas en las zonas de guerra actuales y anteriores".

Un ejemplo de este tipo de casos que cita es el Afganistán actual que, a pesar de la retirada de las fuerzas estadounidenses y de la coalición y del regreso del gobierno talibán y de una relativa estabilidad, sigue viendo cómo muchos afganos "sufren y mueren por causas relacionadas con la guerra a tasas más altas que nunca".

Utilizando el ratio medio de la Secretaría de la Declaración de Ginebra de cuatro muertes indirectas por cada muerte directa, los investigadores del informe juzgaron acertado llegar a la estimación "razonable y conservadora" de 4,5 a 4,6 millones de muertes.

El informe también destacó que, en términos de muertes militares, la gran mayoría de las fuerzas muertas eran locales, incluidos más de 177.000 afganos, pakistaníes, iraquíes y sirios que murieron en 2019. En cuanto a las tropas estadounidenses, el número era de 7.000 junto a más de 8.000 contratistas militares.

La cifra total, calculada por Cost of War, supera con creces las estimaciones previas de las guerras posteriores al 11-S, como la estimación de Physicians for Social Responsibility en 2015 de que más de un millón de personas habían muerto directa e indirectamente en las propias guerras de Afganistán, Irak y Pakistán.

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