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El llamamiento ruso a ocupar Estambul es una provocación escandalosa

Semyon Bagdasarov (Izq.) [Ministerio de Defensa/Wikipedia].

Un "experto" ruso ha hecho recientemente polémicos comentarios sobre Turquía tras los terremotos del 6 de febrero. Semyon Bagdasarov es un coronel del ejército de reserva de ascendencia armenia. Fue diputado en la Duma, la cámara baja de la Asamblea Federal, y es director del Centro para el Estudio de Oriente Medio y Asia Central, con sede en Moscú.

Bagdasarov se ha hecho famoso por aparecer con frecuencia en la televisión rusa y hacer declaraciones polémicas con el fin de atraer publicidad para sí mismo. Muchos canales de televisión presentan a comentaristas con puntos de vista extremistas para atraer a los telespectadores y aumentar sus índices de audiencia; Bagdasarov es uno de ellos. Sin embargo, sus apariciones ocasionales en la televisión estatal rusa, Rossiya-1, pueden formar parte de una estrategia más amplia dentro del panorama político ruso.

Este "experto" tiene un largo historial de comentarios hostiles sobre Turquía; niega la integridad territorial de Turquía, por ejemplo, refiriéndose a ella como "Armenia Occidental". Ha expresado en varias ocasiones su hostilidad hacia el Estado turco y ha pedido la cooperación con la organización terrorista kurda PKK. Además, abogó por que los terroristas del PKK lucharan del lado de Armenia durante la Segunda Guerra de Karabaj y los elogió como buenos combatientes y socialistas en Rossiya-1. En los últimos meses, incluso sugirió que los terroristas del PKK lucharan del lado de Armenia durante la Segunda Guerra de Karabaj. En los últimos meses, incluso ha sugerido que el PKK luche en nombre de Rusia en Ucrania. También ha pedido que se pongan en marcha "mecanismos" para derrocar al gobierno turco y "recuperar Constantinopla".

Bagdasarov ha sugerido que los políticos y el ejército rusos aprovechen las dificultades de Turquía tras el terremoto y "reclamen" el territorio que, según él, históricamente forma parte de Rusia. Una de sus sugerencias es que se coloque un crucifijo cristiano ortodoxo en el tejado de la Gran Mezquita de Santa Sofía de Estambul, con oraciones cantadas en arameo y ruso.

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Aunque las provocadoras palabras de Bagdasarov parecen marginales y no representan una línea oficial rusa, han suscitado una amplia condena en las redes sociales. Además, no resisten un examen serio.

La afirmación de que Estambul (Constantinopla) formó parte del Imperio ruso es totalmente falsa. A lo largo de su dilatada historia, Estambul nunca ha estado bajo control ruso, ni siquiera un solo día. Sin embargo, este supuesto experto podría creer que Rusia es heredera del Imperio Bizantino y, por extensión, heredera de la actual Turkiye.

Independientemente de sus absurdas interpretaciones históricas, sus llamamientos a Rusia para que invada Turquía, miembro de la OTAN, son temerarios y ponen de manifiesto una total falta de comprensión de las posibles consecuencias. Rusia se enfrentaría a consecuencias graves y devastadoras porque se invocaría el Artículo 5 de la OTAN, lo que exigiría una respuesta contundente por parte de todos los miembros de la Alianza. Esto por sí solo debería convencer a Moscú de que ni siquiera se plantee una maniobra semejante.

Además, la sugerencia de Bagdasarov de explotar los recientes terremotos de Turquía, que causaron inmensos daños y sufrimiento humano, con la pérdida de más de 50.000 vidas, revela su mentalidad cruel y despiadada. ¿Qué clase de degenerado se atrevería a aprovecharse de una nación en duelo? Países con antiguos contenciosos con Turkiye, como Grecia, han adoptado un tono conciliador y han emprendido una diplomacia humanitaria, ofreciendo un nuevo comienzo a la paz y la reconciliación.

La retórica que presenta a Turkiye como un enemigo puede exacerbar una situación ya de por sí difícil para Rusia. Es importante señalar que Turquía está intentando mediar en la actual guerra de Ucrania. Además de desempeñar un papel crucial en la firma del acuerdo sobre el corredor de cereales, Turquía también ha iniciado intercambios de prisioneros entre ambos países.

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Las relaciones entre Rusia y Turquía son complejas y no pueden simplificarse en exceso como pretenden buitres mediáticos como Bagdasarov. Aunque ha habido periodos de conflicto entre ambos países, también los ha habido de relaciones amistosas. A pesar de algunas diferencias, Rusia y Turquía siguen manteniendo vínculos diplomáticos. Los países pueden minimizar los conflictos resolviéndolos mediante el sentido común y el consenso. En tiempos de crisis, los gobiernos deben mantener la cabeza fría para evitar que la situación se agrave y cause daños más importantes. Este principio ha sido fundamental en las relaciones entre Rusia y Turquía, especialmente en los últimos años.

Dado que Rusia se encuentra cada vez más aislada en la comunidad internacional, el Kremlin debe actuar con racionalidad y evitar cualquier provocación que pueda dañar aún más su relación con Ankara. Moscú ya está pagando un alto precio por intentar redibujar las fronteras con su actual guerra en Ucrania. La situación no se ve favorecida por agentes provocadores que socavan las relaciones de Rusia con Turquía y avivan las llamas de la discordia. Este llamamiento ruso a ocupar Estambul es una provocación escandalosa y debe ser condenado.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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El autor es investigador adjunto del Centro de Investigación TRT World

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