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En el Día Mundial del Agua, no olvidemos a Oriente Medio

Yemeníes llenan barriles de plástico con agua potable, distribuida por organizaciones benéficas, en el pueblo de Madhbah de Saná, Yemen [Mohammed Hamoud - Anadolu Agency].

Oriente Próximo tiene petróleo y gas en abundancia, pero muy pocas fuentes naturales de agua. Esto se está convirtiendo rápidamente en una fuente de tensión. Según tres Secretarios Generales de la ONU, el agua puede ser la causa de futuros conflictos en la región. "La próxima guerra en Oriente Medio se librará por el agua, no por la política", advirtió Boutros Boutros-Ghali en 1985. Kofi Annan hizo una advertencia similar en 2001. Luego, en 2007, Ban Ki Moon señaló: "Las consecuencias para la humanidad son graves. La escasez de agua amenaza los logros económicos y sociales y es un potente combustible para guerras y conflictos".

La ONU instituyó el Día Mundial del Agua en 1993 para llamar la atención sobre este problema. Desde entonces se conmemora anualmente el 22 de marzo.

Las advertencias sobre las guerras por el agua deben tomarse en serio. Cuando las tropas rusas invadieron Ucrania a principios del año pasado, lo primero que hicieron fue destruir una presa construida por las autoridades ucranianas a través de un canal en 2014 para cortar el agua a Crimea después de que Rusia se anexionara la región. El canal se construyó originalmente para suministrar agua del río Dniéper a la región ucraniana de Kherson y Crimea. Durante la guerra en Ucrania, se ha liberado agua a través de una presa en el Dniéper para inundar tierras al norte de Kiev y frenar el avance de las columnas blindadas rusas. El agua se ha convertido en un arma, ya que representa una importante barrera para las fuerzas rusas y ayuda a la defensa de la capital ucraniana. Los rusos bombardearon la presa y la dañaron. Está claro que el agua desempeña un papel muy importante en la geopolítica mundial.

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Según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el 60% de la población mundial podría tener problemas de abastecimiento de agua en 2050. Las familias con bajos ingresos serán las más afectadas por la crisis. Hechos como éste nos llevan siempre a pensar en Oriente Medio.

En 1990, trece países se sumaron a la lista de crisis del agua, entre ellos ocho de la región de Oriente Medio y Norte de África (MENA): Arabia Saudí, Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Israel y los Territorios Palestinos, Qatar, Somalia, Túnez y Yemen. Para 2025, la ONU prevé que diez países más sufrirán escasez de agua, siete de ellos en la región MENA: Egipto, Etiopía, Irán, Libia, Marruecos, Omán y Siria. La ONU también predice que 18 de los países del mundo con escasez de agua estarán en la región dentro de 14 años. Por ello, en el Día Mundial del Agua, pensemos en Oriente Medio.

A pesar de su escasez, la región tiene las tarifas de agua más bajas del mundo y la mayor proporción del PIB (dos por ciento) destinada a subvenciones públicas para el agua. Un problema importante es el coste del suministro de agua para el sector de la hostelería, como los hoteles.

Según el análisis de Farnek, que utiliza datos de sus propios clientes hoteleros, los hoteles de cuatro y cinco estrellas tienen potencial para ahorrar hasta un diez por ciento anual en su consumo de servicios públicos. Además, los hoteles de la región de Oriente Medio y Norte de África deben reducir sus emisiones de carbono en dos tercios en un plazo de siete años para evitar un cambio climático irreversible.

Para ponerlo en perspectiva, según un estudio internacional de la Sustainable Hospitality Alliance, el sector necesita reducir sus emisiones de carbono en un 66% por habitación de aquí a 2030. El estudio señala que los hoteles gastan una media de 5,16 millones de dirhams emiratíes al año en sus facturas de servicios públicos, por lo que podrían ahorrar hasta 384.000 y 133.000 AED en consumo de energía y agua, respectivamente. A esto hay que añadir el ahorro en la eliminación de residuos, que también podría reducir sus emisiones de carbono en hasta 700 toneladas al año.

Otra solución para resolver los problemas de agua y electricidad a los que se enfrenta la región MENA es el desarrollo de parques solares flotantes. Según un informe publicado por el Middle East Institute, esta tecnología - "energía fotovoltaica flotante (FPV)- puede desempeñar un papel importante a la hora de abordar las necesidades de energía limpia de Oriente Medio, así como de mitigar su escasez de agua. El uso de esta tecnología solar en distintos tipos de embalses, interiores o marinos, podría tener importantes resultados positivos.

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En la región, la seguridad hídrica y alimentaria de muchas naciones depende de que tengan soberanía sobre suficiente agua para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias. En 2017, las tensiones diplomáticas entre Qatar y Arabia Saudí llevaron a los qataríes a depender de Turquía e Irán para importar alimentos y agua. Las tensiones aceleraron los esfuerzos de Qatar para mejorar su infraestructura de agua dulce, que incluirá la construcción de cinco megareservorios de agua potable.

En resumen, existen múltiples vías para una gestión eficaz del agua. La cooperación de MENA con instituciones mundiales como la ONU y el Banco Mundial, especialmente en los sectores de la educación, el agua y la energía, fomentará una mayor confianza y colaboración entre los países de la región en materia de seguridad hídrica. Puede que el éxito de estas iniciativas no erradique totalmente la amenaza de conflictos por el agua, pero al menos puede reducir la amenaza de guerra.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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Elif Selin Calik es periodista e investigadora independiente. Es colaboradora habitual de publicaciones en TRT World, Daily Sabah, Rising Powers in Global Governance y Hurriyet Daily News. Fue una de las fundadoras del Departamento de Noticias a Fondo de la Agencia de Noticias Anadolu y participó en la COP23 de las Naciones Unidas en Bonn como observadora. Tiene una maestría en Estudios Culturales de la Universidad Internacional de Sarajevo y una segunda maestría en Diplomacia Global de la SOAS, Universidad de Londres.

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