El ministro saudí de Asuntos Exteriores, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, declaró que el reino estaba intentando encontrar una vía de diálogo con Irán como la mejor forma de resolver las diferencias, informa Reuters.
Afirmó que la decisión de Arabia Saudí y otros Estados del Golfo de centrarse en sus economías y su desarrollo era una "fuerte señal para Irán y otros países de la región de que existe un camino más allá de las discusiones y disputas tradicionales hacia la prosperidad conjunta".
Las principales potencias musulmanas suníes y chiíes de Oriente Medio, Arabia Saudí e Irán, se han disputado durante años la influencia en una rivalidad que se ha manifestado en toda la región en acontecimientos como los conflictos de Yemen y Siria y en Líbano.
Riad y Teherán cortaron lazos en 2016, pero funcionarios de ambos países han mantenido cinco rondas de conversaciones directas auspiciadas por Irak desde el año pasado, la última de ellas en abril, sin lograr avances diplomáticos.
A los Estados árabes del Golfo les preocupan los programas nuclear y de misiles balísticos de Irán y su red de apoderados regionales, pero quieren contener las tensiones mientras se centran en las prioridades económicas.
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El ministro saudí de Asuntos Exteriores, en un panel en el Foro Económico Mundial de Davos, también dijo que era necesario encontrar una ruta para poner fin al conflicto entre Rusia y Ucrania, de lo contrario la incertidumbre global continuaría.
"Es una cuestión compleja, pero tendremos que hablar de cómo encontrar una vía para poner fin al conflicto", afirmó.
El príncipe Faisal dijo que también era necesario prestar atención a Oriente Próximo, citando Siria, así como la preocupación regional por las "políticas provocadoras" del nuevo gobierno de Israel, presidido por Benjamin Netanyahu, en alianza con ultranacionalistas.
Netanyahu ha prometido proseguir los lazos formales entre Israel y Riad para aprovechar los pactos de normalización firmados con Emiratos Árabes Unidos y Bahréin en 2020 bajo su liderazgo.
Arabia Saudí, potencia del Golfo, bendijo los pactos negociados con Estados Unidos, pero no llegó a reconocer formalmente a Israel a falta de una solución a los objetivos palestinos de creación de un Estado.
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