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Israel no es un Estado normal

Activistas palestinos, israelíes y extranjeros levantan una pancarta en árabe y hebreo mientras se manifiestan en el barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este, el 21 de enero de 2022 [AHMAD GHARABLI/AFP via Getty Images].

El Movimiento de Resistencia Islámica Hamás adoptó un nuevo programa en mayo de 2017, en el que se declara un movimiento palestino nacional, islámico, de liberación y de resistencia que tiene como objetivo liberar Palestina y enfrentarse al proyecto colonial sionista del llamado "Estado judío".

Según la definición programática del movimiento, Palestina es la tierra y el hogar del pueblo palestino. Es una tierra árabe islámica santa y bendita que ocupa un lugar especial en el corazón de la Ummah islámica, formada por el territorio que se extiende desde el río Jordán en el este hasta el Mediterráneo en el oeste, y desde Ras Al-Naqurah en el norte hasta Umm Al-Rashrash en el sur.

El movimiento declara que la ocupación colonial de la Palestina histórica, así como la expulsión y el destierro del pueblo palestino que comenzó con la Nakba en 1948, no anula el derecho del pueblo palestino a la totalidad de la tierra. Al mismo tiempo, no reconoce ningún derecho del Estado judío sobre ella.

¿Serían estas formulaciones programáticas contrarias al derecho de Israel a existir?

Para Hamás, independientemente de las catástrofes que ha sufrido el pueblo palestino desde 1948, la identidad palestina no se borrará ni se negará debido a la partición, la ocupación y la política sionista de desplazamiento y limpieza étnica. Los palestinos nunca perderán su identidad nacional y sus derechos, aunque adquieran una segunda nacionalidad.

El programa del movimiento aclara que el conflicto en la Palestina ocupada se basa en la lucha contra el proyecto colonial sionista, y no contra los judíos. La resistencia entiende que la paz y la seguridad no se lograrán sin eliminar las causas subyacentes de la injusticia y la tiranía. Esto se debe a que Israel es una entidad colonialista que impone una ocupación ilegal de Palestina y somete al pueblo palestino a la opresión, el asedio, la humillación diaria y las violaciones sistemáticas de los derechos humanos. Contra eso, Hamás promete luchar con fuerza.

En la nueva formulación programática, Hamás sostiene que Israel no es un Estado normal, sino una ocupación de colonos judíos asquenazíes, jázaros y sefardíes traídos de Europa, creada durante la expulsión y expropiación masiva del pueblo palestino. Desde 1948, millones de palestinos siguen siendo víctimas de la ocupación, el exilio y la dispersión. En este caso, Hamás defiende que reconocer a Israel significaría legitimar todas las reivindicaciones y mitos sionistas en los que se basa la creación del Estado de Israel.

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La relación entre el pueblo palestino e Israel no es una relación entre Estados soberanos. Es una relación impulsada por el colonialismo, la expropiación militar y la ocupación israelíes y la lucha de los palestinos por la libertad y la autodeterminación. Esta es la realidad, y no hay forma de evitarla. Pedir a los palestinos que reconozcan la ocupación israelí equivaldría a pedir a los sudafricanos negros que reconocieran la legitimidad del régimen blanco del apartheid sudafricano, o a esperar que los argelinos reconocieran la ocupación francesa durante su guerra de liberación nacional.

Para los palestinos, aceptar la realidad de su ocupante y opresor es abandonar el sueño de libertad y liberación. Traicionaría a quienes lucharon largo y tendido por su libertad, su autodeterminación y su dignidad, y al propio principio de la lucha universal por la justicia y la libertad, premisas consagradas en los tratados divinos, el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas.

Los líderes del movimiento afirman que es posible reconocer a sus amigos, pero es bastante absurdo aceptar la legitimidad de sus enemigos. Consideran que es ridículo utilizar el reconocimiento de Israel como condición previa para que surtan efecto los "acuerdos de paz" o las "normalizaciones" cuando se sabe que Israel sigue con sus acciones sistemáticas de injusticia y opresión contra los palestinos mientras sigue ampliando la ocupación.

La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) reconoció el "Estado de Israel" en 1988 y reiteró este reconocimiento en los Acuerdos de Oslo de 1993, además de promover diversas iniciativas de paz con Israel desde la Conferencia de Madrid de 1991. Hay que preguntarse: ¿qué han aportado estas negociaciones y este reconocimiento a los palestinos?

Acuerdos de Oslo, el 25º aniversario - Caricatura [Sabaaneh/MonitordeOriente]

Los gobiernos israelíes nunca han respetado los términos de los acuerdos. Israel nunca ha reconocido los legítimos derechos históricos y políticos del pueblo palestino a la tierra y al retorno, ni su responsabilidad moral, política y legal por la expropiación de tierras y la expulsión de palestinos.

Por el contrario, Israel sigue atacando militarmente a los palestinos con agresiones masivas: confiscando tierras, construyendo nuevas colonias judías ilegales y ampliándolas, asediando Gaza y vulnerando sistemáticamente los derechos humanos de los palestinos. Hay más de 4.600 presos políticos, entre ellos 160 niños, 34 mujeres, 547 palestinos condenados a cadena perpetua y nueve miembros del Consejo Legislativo Palestino legítimamente elegidos en 2006 en las cárceles. Se calcula que desde la Nakba, más de un millón de palestinos de todas las edades han pasado por las cárceles sionistas.

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Basándonos en la experiencia de estos "acuerdos de paz" y otras negociaciones con el ocupante sionista, hay abundantes pruebas de que estas iniciativas no han conseguido devolver los derechos a los palestinos, ni han garantizado la eficacia de las diversas resoluciones de la ONU que podrían restaurar estos derechos. El principal problema no son las negociaciones, sino el hecho de que Israel no reconoce ninguno de los derechos de los palestinos. Israel simplemente no cumple los acuerdos. Sigue transgrediendo lo acordado y avanza aún más con su agresiva política colonialista en los territorios palestinos.

Desde el punto de vista de la resistencia palestina, sería impensable, inmoral e injusto esperar que los palestinos, que están continuamente oprimidos y subyugados por la ocupación militar israelí, capitulen ante las humillantes condiciones de Israel. No existe ningún precedente en la historia moderna en el que un pueblo haya consentido el robo de su patria sin oponer resistencia. El pueblo de Palestina ha demostrado durante 73 años que no es una excepción.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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Sayid Marcos Tenório es historiador y especialista en relaciones internacionales. Es vicepresidente del Instituto Brasil-Palestina (Ibraspal) y autor del libro Palestina: do mito da terra prometida à terra da resistência [Palestina: del mito de la tierra prometida a la tierra de la resistencia] (Anita Garibaldi/Ibraspal, 2019, p412).

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