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La crisis económica amenaza la estabilidad de la región del Kurdistán

El primer ministro del Gobierno Regional del Kurdistán iraquí Necirvan Barzani, el viceprimer ministro del Gobierno Regional del Kurdistán iraquí Kubat Talabani y los diputados del Gobierno Regional del Kurdistán iraquí se ponen de pie en silencio para conmemorar a las víctimas de la masacre de Halabja durante una ceremonia de conmemoración organizada con motivo del 29º aniversario de la masacre de Halabja y sus víctimas en la ciudad de Halabja del Gobierno Regional del Kurdistán iraquí en Arbil (Iraq) el 16 de marzo de 2017. [Yunus Keleş - Agencia Anadolu]

La región autónoma del Kurdistán, en el norte del Iraq, está experimentando una crisis económica cada vez más profunda debido a los desacuerdos entre los gobiernos regional y central sobre la gestión del expediente de la riqueza petrolera.

La región está operando actualmente los pozos petroleros de forma independiente dentro de sus fronteras administrativas, lo que llevó al gobierno central a recortar el presupuesto federal con el objetivo de ejercer presión sobre la región para que entregue los ingresos del petróleo.

A finales de 2019, el gobierno del ex primer ministro Adel Abdul Mahdi llegó a un entendimiento con la región para resolver la disputa.

El Ministro de Petróleo del gobierno anterior, Thamir Ghadhban, confirmó en su momento que se había llegado a un acuerdo con el gobierno de Erbil, en el que se estipulaba que la región entregaba 250.000 de los 450.000 barriles diarios a la empresa estatal de comercialización de petróleo (SOMO), a partir de principios de 2020, a cambio de entendimientos que permiten que una parte para la región se coloque en el presupuesto del país. Sin embargo, anunció el pasado mes de marzo que la región no había cumplido con sus obligaciones según el acuerdo, y no entregó su petróleo a la mencionada compañía.

Recortes salariales

A fin de ejercer presión sobre la región del Kurdistán, Bagdad decidió recortar los salarios mensuales de los empleados, que ascienden a 453.000 millones de dinares iraquíes (unos 380 millones de dólares) al mes, lo que provocó una crisis económica asfixiante que creó un descontento social generalizado.

Los activistas de los medios de comunicación social lanzaron llamadas para manifestarse contra lo que describieron como: "Corrupción, altos índices de pobreza, incumplimiento del gobierno y retraso en el pago de los salarios".

Cientos de ciudadanos respondieron a los llamados, ya que la ciudad de Sulaymaniyah, la segunda gobernación más grande de la región del Kurdistán del Iraq, fue testigo de amplias manifestaciones en varias regiones el miércoles. Durante las protestas, los manifestantes irrumpieron en las sedes de los partidos políticos, coreando consignas contra el retraso en el pago de los salarios y las malas condiciones de vida. Mientras tanto, las fuerzas de seguridad de la capital de la región, Erbil, impidieron que los manifestantes tomaran las calles.

En varias zonas de la gobernación de Sulaymaniyah también se produjeron protestas similares, entre ellas el centro de la ciudad, los distritos de Halabja, Ranya y Qal'at Daza.

Antes de la puesta de sol, los manifestantes se enfrentaron a las fuerzas de seguridad, pero no se informó de que hubiera heridos en ambos lados, ya que los agentes de policía se mostraron muy dispuestos a no provocar a los manifestantes para evitar que se extendiera el diámetro de los disturbios.

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El periodista kurdo Fares Al-Sinjari cree que las manifestaciones se esperaban después de que el gobierno no pudiera pagar los salarios durante tres meses consecutivos.

Al-Sinjari le dijo a Mugtama: "Lo que está sucediendo hoy advierte de la repetición del escenario de las manifestaciones de diciembre de 2017, en las que decenas de miles de personas se manifestaron contra la profundización de la crisis económica y los recortes salariales". Algunos de ellos quemaron el cuartel general del partido y de la seguridad en Sulaymaniyah, cinco manifestantes fueron asesinados a tiros por las fuerzas de seguridad y unas 80 personas resultaron heridas en ese momento".

Añadió eso: "Es probable que la situación explote en la región, porque las crisis se están duplicando, comenzando con la disminución de los precios del petróleo en todo el mundo, pasando por la pandemia del coronavirus y terminando con las disputas con el gobierno central. Esto explica por qué los manifestantes incendiaron las sedes de los partidos gobernantes, a los que consideran responsables de la crisis y los acusan de corrupción".

Al-Sinjari indicó que el miércoles los manifestantes irrumpieron en la sede del Movimiento por el Cambio en la ciudad de Ranya, y destrozaron la sede del Partido Democrático del Kurdistán en el pueblo de Qa'lat Daza, lo que provocó enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad. Aún no se ha informado de ningún herido, debido al bloqueo de los medios de comunicación impuesto por las autoridades.

En cuanto a la razón de la ausencia de manifestaciones en Erbil, Al-Sinjari señaló: "Las fuerzas de seguridad impidieron cualquier reunión masiva después de que se enteraron de que había convocatorias de protestas en los medios de comunicación social, y amenazaron con arrestar y procesar a cualquier activista que convocara una manifestación en todas las calles de la gobernación.

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