Los activistas de derechos humanos de Libia han advertido sobre un desastre humanitario debido al continuo ataque del General retirado y Comandante del Ejército del Este, Khalifa Haftar, en la capital de Libia, Trípoli.
El martes, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, advirtió sobre una posible escalada de ataques contra civiles e infraestructura en Libia, que podrían constituir crímenes de guerra.
En declaraciones a Anadolu, los activistas dijeron que la población de Trípoli puede enfrentar un grave peligro, concretamente por la posibilidad de que las fuerzas de Haftar usen armas pesadas indiscriminadamente y la posibilidad de que la ciudad sea testigo de desplazamientos masivos si son secuestrados por sus fuerzas.
Los activistas pidieron a la comunidad internacional, y en particular a los países que apoyan a Haftar, que lo presionen para que detenga los ataques a Trípoli y recurra a una solución pacífica en el próximo proceso político de este mes.
Agregaron que si el ataque continúa, el precio probablemente solo lo pagarán las mujeres y los niños de la capital.
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Uno de los activistas, el periodista libio Ahmed Al-Mohsen, dijo que "la situación en el terreno presagia un desastre humanitario, si las fuerzas de Haftar continúan invadiendo la capital Trípoli y sus alrededores".
Destacó en una entrevista con Anadolu: "Las milicias y los mercenarios que luchan con el teniente general retirado Khalifa Haftar y algunos restos del antiguo régimen están disparando de manera indiscriminada y bárbara, por lo que el precio será solo en detrimento de los civiles, como ocurrió en [la ciudad oriental de] Benghazi y en otras áreas controladas por las fuerzas de Haftar".
Al-Mohsen hizo un llamado a "la comunidad internacional para presionar a Haftar, así como a aquellos partidos que lo financian y lo apoyan, como Egipto, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y otros que desean abiertamente bloquear el éxito de la revolución libia que derrocó el régimen de [ex primer ministro Muammar] Gaddafi en 2011”.
Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, que están acusados de apoyar a Haftar, ya han anunciado esfuerzos internacionales destinados a encontrar una solución que unirá a Libia, pero han insistido repetidamente en su no injerencia en los asuntos estatales.
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