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Gaza: "No hice nada para dañar a Israel", lamenta un niño al que disparó un francotirador israelí

Mohammad es solo uno de los 18.000 palestinos heridos por el fuego real de los soldados israelíes desde que comenzaran las protestas en la primavera pasada, el 31 de marzo.
Mohammad Jasser Barbakh, que aún no tiene 14 años, fue disparado y alcanzado por un francotirador israelí el 26 de octubre mientras participaba en las protestas de la Gran Marcha del Retorno [Foto de archivo]

Mohammad Yasser Barbakh ya no sueña con tener una bicicleta o patear un balón. Ni siquiera con regresar a la escuela que dejó para ayudar a mantener a su pobre familia. Hoy, su gran deseo es simplemente poder dejar su cama para jugar con sus compañeros.

Este niño palestino, que aún no ha alcanzado los 14 años, recibió un disparo de un francotirador israelí el pasado 26 de octubre, mientras participaba en las protestas de la Gran Marcha del Retorno en la zona de separación de la Franja de Gaza. A causa de las heridas, su pierna derecha tuvo que ser amputada y desde entonces tiene pesadillas sobre lo que ocurrió, hasta el punto de que teme quedarse dormido. "No hice nada para dañar a la ocupación israelí", explica, "sólo llevaba una bandera palestina".

Palestinos hacen ondear su bandera nacional durante una manifestación para apoyar la reconciliación. Ciudad de Gaza, 3 de diciembre de 2017 [Ashraf Amra / Apaimages]

Otros seis palestinos fueron asesinados el mismo día en el que Mohammad recibió el disparo cerca del borde este de la Franja, en Khan Younis. Él fue una de las docenas de personas que fueron heridas, víctimas de la decisión de Israel de usar munición real contra la población que se manifiesta desarmada.

Sentado en su silla de ruedas, junto a él un par de muletas, el joven Mohammad recuerda lo que aconteció ese día fatídico. “Participaba en las Marchas del Retorno para exigir mi derecho a vivir con dignidad en mi país. Era el 31º viernes consecutivo que se celebraban las protestas. Las fuerzas de ocupación me dispararon en la pierna. Yo llevaba una bandera y corría entre los manifestantes. No había hecho nada que pudiera dañar a los soldados israelíes".

El niño no esperaba convertirse en blanco de los francotiradores que le dispararon. “Pero lo era, y cuando sentí el disparo caí al suelo. Un hombre joven se arrastró hasta mí y trató de ayudarme. Después me enteraría de que a él también le habian disparado. Nos trasladaron a una ambulancia juntos”.

Después de recibir tratamiento médico en un hospital local, Mohammad fue trasladado al hospital de Al-Makassed, en la Jerusalén ocupada. Pero su pierna no pudo ser salvada.

“No sé qué he hecho para merecer esto. ¿Qué voy a hacer ahora que mi pierna ha sido amputada? ¿Qué crimen cometí que provocó el que los soldados de la ocupación me dispararan?" Éstas son grandes preguntas para un niño de 14 años, con independencia de la respuesta. Mohammad depende además por el momento del consumo de analgésicos, que hacen difícil pensar con claridad.

“Cuando salía de la escuela solía jugar con mis amigos. Y por las mañanas iba con mi padre al mercado para ayudarlo a vender chucherías. Pero ahora ni siquiera puedo levantarme de la cama sin ayuda y me paso todo el día en casa".

 

Disparados por las fuerzas de ocupación por manifestarse en la frontera entre Gaza e Israel en reafirmación del "Derecho al Retorno" - Cartoon [Sabaaneh / MiddleEastMonitor]

Aunque espera obtener una pierna protésica, la familia de Mohammad no puede permitirse una. Los ingresos de su padre apenas garantizan la cobertura de las necesidades básicas de su familia.

Según su madre, Majida, de 40 años, el niño no tiene sueños tranquilos. “Lleva sufriendo desde que le dispararon, y no conocemos una solución para esto. Sufro y muero mil veces al día, cada vez que lo miro y siento que no puedo hacer nada". La vida de su hijo, solloza, está arruinada. “¿Qué hizo mi hijo para que un soldado le disparara? ¿Cómo se podía merecer esto?”

En aquellos días, ella estaba preocupada, por temor a que Mohammad participara en las protestas. Pero pensaba que los viernes no hacía sino salir a divertirse con sus amigos y compañeros de clase. Insiste en que él no representaba ninguna amenaza para los soldados israelíes: "Cuando un día le pedí que no fuera, él insistió y me aseguró que no se acercaba a la valla fronteriza".

La madre de Mohammad se enteró de que había sido "levemente herido" a través de una llamada recibida de una persona desconocida. "Pero cuando llegué al hospital me informaron de que la bala había destrozado la arteria principal, las venas y los nervios de su pierna".

Cuando fue trasladado al hospital de Al-Makassed, en Jerusalén ocupada, agrega, sus esperanzas se desvanecieron. Mohammad es solo uno de los 18.000 palestinos heridos por el fuego real de los soldados israelíes desde que comenzaran las protestas en la primavera pasada, el 31 de marzo. Al menos 214 personas han sido asesinadas en este mismo tiempo. Es probable que nadie tenga que rendir ante la justicia por disparar a un niño desarmado de 14 años que llevaba una bandera.

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