Las autoridades argelinas prohibieron ayer el porte de velos integrales y niqabs –el velo que sólo al descubierto los ojos de la portadora- en el lugar de trabajo. La decisión ha sido justificada con la necesidad de poder identificar a todos los ciudadanos por motivos de seguridad.
Desde la guerra civil de 1992, el país se ha visto dividido entre la interpretación moderada del islam y las formas más radicales, importadas desde fuera.
Sólo una minoría de mujeres argelinas viste niqab, una prenda originada en países árabes tradicionalmente conservadores como Arabia Saudí. Está previsto que las principales críticas a la decisión del Gobierno provengan por tanto de círculos salafistas.
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Los salafistas defienden la estricta interpretación wahabí del islam suní que surge de Arabia Saudí y se oponen al islam sufí que impera mayoritariamente en Argelia y otros países del Norte de África.
La violencia ha disminuido drásticamente con el cambio de milenio, pero un núcleo duro de yihadistas armados continúa lanzando esporádicamente ataques desde áreas remotas.
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