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Un primer ministro israelí llamado Muhammad

El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pronuncia un discurso durante una sesión del Knesset [Primer Ministro de Israel / Flickr]

Sí, han leído bien; eso dijo sarcásticamente el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hace unas pocas semanas en una discusión con el rey Abdullah de Jordania, según fuentes mediáticas israelíes.

“Muchos jóvenes palestinos ya no quieren la solución de los dos Estados,” dijo Abdullah, “sino que preferirían vivir junto a los israelíes en un Estado con derechos igualitarios para todos... El resultado sería que Israel perdería su carácter judío.” Y que el primer ministro podría llamarse Muhammad.

A pesar de que la Casa Blanca no confirmó ni negó estas declaraciones, el monarca jordano se lo contó al ministro de Exteriores francés,  Jean-Yves Le Drian, cuando se reunieron en Amán el 2 de agosto.

El contexto político que precede a esto, junto a otros muchos factores, no sólo convierte las afirmaciones sobre el comentario de Trump en algo bastante probable, sino que también requiere de una mayor discusión. Lejos de ser una simple broma descartable, fue una bendición explícita por parte de una gran potencia mundial a la distinción de Israel frente a otros países como Estado de apartheid que rechaza los derechos políticos equitativos de un quinto de su población.

Es cierto que la Knesset (parlamento) de Israel aprobó lo que llamó Ley del Estado-Nación hace un mes, que establece en la ley que la naturaleza judía del Estado se consigue a expensas de su democracia, y permite sólo a su población judía el derecho a la autodeterminación. También es cierto que el pueblo indígena del territorio, los árabes palestinos de diferente confesiones religiosas, han sufrido la marginación y discriminación de Israel durante los últimos 70 años. Sin embargo, escuchar al presidente de los Estados Unidos bendecir el racismo de Israel y las consecuencias de esta ley es algo distinto.

Leer: La ONU investigará la legalidad de la “ley del Estado-nación judío” de Israel

La postura de Trump es irónica. El padre de su predecesor inmediato en la Casa Blanca, Barack Obama, era un inmigrante de Kenya, y, aun así, Trump no tuvo reparos al burlarse de la posibilidad de un palestino llamado Muhammad sirviendo como primer ministro del país en el que él y sus antepasados han vivido durante miles de años.

Sin embargo, tal vez el líder estadounidense – con tendencias racistas – no sepa que esta idea fue planteada por el doctor Azmi Bishara hace 20 años. El intelectual palestino dejó caer una bomba política cuando declaró su candidatura para el cargo de primer ministro de Israel.

En aquel momento, Bishara me dijo en una entrevista que quería desafiar al sionismo de Israel y a su postura anti árabe. Juzgando por las reacciones frente a sus declaraciones, consiguió como nadie ha hecho antes o después exponer la esencia racista de Israel.

Consiguió desafiar a lo que llamaba la “israelización” de la política, que obligó a la minoría palestina a no tener otra opción política más que Likud o el Laborista, liderados en aquel momento por Benjamin Netanyahu y Ehud Barak respectivamente. A Netanyahu le ha llevado dos décadas confirmar la naturaleza racista de su país con la Ley del Estado-Nación y recibir la aprobación de un presidente estadounidense en el cargo. A lo largo de ese tiempo, varios acontecimientos explican esto, pero no lo justifican.

Occidente también se acerca al nacionalismo de derechas, plagado de racismo. Por su parte, los líderes palestinos y árabes que presionaron a Bishara para que retirara su candidatura por temor a que impidiera la victoria de Barak (en aquel momento, el candidato pacífico) se han convertido en aliados secretos o públicos de la derecha de Netanyahu; si no ellos, sus herederos y sucesores. Son indiferentes a la destrucción de la solución de dos Estados mediante los asentamientos ilegales, la judaización y el bloqueo de una potencial solución de un Estado. ¿Qué otra cosa iban a hacer, dado que sólo están en ese cargo gracias a Donald Trump y a su asesor en Oriente Medio, su yerno pro-israelí, Jared Kushner?

Este artículo fue publicado en árabe en The New Khalij el 22 de agosto de 2018.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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