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La Gran Marcha del Regreso

Miembros de la "Coalición de Mujeres por la Paz" que contratan activistas israelíes y palestinos portan una bandera palestina durante una protesta para apoyar la "Gran Marcha del Retorno" cerca de la frontera de Gaza en Sderot, Israel, el 31 de marzo de 2018 [Stringer / Anadolu Agency]

¿Cómo puede ser que una nación que perdió a seis mártires defendiendo sus tierras el día 30 de marzo de 1976 haya conmemorado los acontecimientos con la pérdida de 16 mártires el día 30 de marzo de 2018, 42 años después?

El asombroso pueblo palestino, que ha sacrificado a miles de sus ciudadanos durante el pasado siglo luchando por Dios y la Tierra Sagrada, nunca será derrotado. Es una nación milagrosa, y, si no fuese por la traición de los gobiernos árabes, que espían para Israel y protegen sus fronteras, Palestina habría sido liberada hace mucho tiempo. O, mejor dicho, el enemigo israelí nunca habría podido ocupar Palestina.

Los palestinos fueron traicionados en 1948 y 1967 por los gobernantes árabes, que permitieron que los israelíes ocuparan sus tierras. A pesar de todo, este pueblo heróico no se rindió; siguió luchando, resistiendo y sacrificando a miles de mártires.

Cada 30 de marzo, los palestinos conmemoran el Día de la Tierra para expresar su compromiso con su territorio y su identidad nacional, y para recordar el día en el que las autoridades sionistas de Israel confiscaron miles de acres de tierras privadas en 1976. En aquel momento, se organizó una huelga general y marchas desde Hebrón hasta el Neguev. Las manifestaciones posteriores desembocaron en enfrentamientos violentos entre los palestinos y el ejército israelí. Seis palestinos fueron asesinados y otros cientos fueron heridos o encarcelados. El Día de la Tierra se considera un acontecimiento crítico en la historia del conflicto y de la relación entre los ciudadanos árabes de Israel y su clase política; 1976 fue el primer año desde 1948 en el que los llamados árabes-israelíes organizaron protestas bajo una bandera nacional palestina para responder a las políticas de Israel.

En el aniversario de este año, los palestinos quisieron marcar el día exigiendo su derecho legítimo a regresar, un objetivo que comparten todas las facciones, con marchas pacíficas en las fronteras de los territorios palestinos ocupados. Se llamó la Gran Marcha del Regreso, y protestaba contra la conspiración elaborada por Washington, conocida como el ‘acuerdo del siglo’, que ignora el derecho a regresar y pretende trasladar a los palestinos a una “patria alternativa” en Jordania y partes de la península egipcia de Sinaí. Según el acuerdo, estas zonas se anexionarían a la Franja de Gaza y formarían un Estado palestino desmilitarizado, que cedería en su totalidad la ciudad de Jerusalén.

Frente a este acuerdo tan sospechoso, del que son cómplices algunos gobernantes árabes, los palestinos se han visto obligados a unirse respecto a objetivos comunes con los que están comprometidos todos los palestinos, independientemente de su afiliación. A pesar de la naturaleza e intención pacífica de la marcha, los manifestantes fueron recibidos con balas y gas lacrimógeno del ejército israelí; hubo al menos 16 muertos y 1.500 heridos.

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Esta protesta masiva de la sociedad civil palestina hizo entrar en pánico a la Autoridad Palestina y a los colonos judíos que ocupan el territorio palestino. El Consejo de Seguridad de la ONU se vio obligado a convocar una reunión de emergencia para discutir la situación de los territorios ocupados.

Una de las cosas que podemos decir acerca la Gran Marcha es que ha recuperado el tema del estatus de Palestina en la región, que ha de ser la causa honorable más importante de la agenda internacional. El mundo se ha distraído con otros problemas en lugares como Siria, Yemen y Libia. La marcha también ha acabado con el “acuerdo del siglo”, ya que nadie podrá aceptarlo después de ver con sus propios ojos cómo el pueblo palestino reclama sus derechos legítimos.

Sin embargo, me entristece la separación de las calles árabes de las de Palestina por primera vez desde que empezó este amargo conflicto. No hemos visto ningún acto de solidaridad por parte de ningún país árabe; es como si Palestina ya no fuera un país árabe ni Jerusalén una ciudad árabe. Vimos morir a 16 mártires como si nada, nadie alzó la voz para protestar.

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Además, los gobiernos “sionisados” anunciaron una feroz guerra contra las naciones árabes y todas las demás que se resistían a la ocupación y la normalización, pero ahora son estas naciones las ocupadas y las que luchan por liberarse. Las naciones árabes se han distanciado entre ellas y se han distraído con sus propios problemas. Por lo tanto, se han distraído de la causa palestina.

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