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El extraño romance entre los neonazis y el sionismo

Manifestación de apoyo a los manifestantes antirracistas de Charlottesville en EE.UU., el 14 de agosto de 2017 [Josh Emerson‏/Twitter]

Aunque la mayoría de personas de derechas condenaron la simpatía de Donald Trump por el movimiento neonazi americano en Charlottesville, el hijo del primer ministro israelí le apoyó en todo momento. A Trump le costó dos días publicar un comunicado condenado a “ambos bandos” – nazis y antifascistas -, pero, algo que es incluso más preocupante es que poco después se echó atrás y, básicamente, retiró sus palabras.

Según Trump, había “muy buena gente” entre los manifestantes. Sí, ese es, recordemos, el presidente de Estados Unidos, llamando a unos fascistas “muy buena gente”. Dijo que no todos son nazis, mientras culpaba a la “izquierda alternativa” de la violencia. Son acontecimientos muy preocupantes.

En realidad, los manifestantes supremacistas blancos estaban preparados para la violencia, en defensa a una estatua que conmemora y celebra la violencia racista. Robert E. Lee fue un general confederado que luchó por el intento fallido de preservar la esclavitud, una institución que trataba a las personas negras como propiedades para comprar y vender. Gritaron eslóganes neonazis, incluidos “las vidas blancas importan” y “sangre y suelo”.

Después, estos manifestantes violentos y racistas atacaron a los manifestantes de la contramanifestación antirracista, atacando a varias personas y, en un caso, utilizando un vehículo para producir un atentado terrorista al conducir el coche contra la multitud. El conductor asesinó a Heather Heyer, de 32 años, e hirió al menos a otras 19 personas.

Debido al masivo impulso que les ha dado a los neonazis, Trump ha sido criticado incluso por algunos republicanos. De hecho, la tormenta resultante parece haber contribuido a la salida final de los asesores de la Casa Blanca Steve Bannon y Sebastian Gorka. Este último es un miembro jurado del misterioso Vitézi Rend, un grupo leal al líder del régimen húngaro de la II Guerra Mundial, que colaboró con el Holocausto nazi.

Aunque es bueno que estos dos extremistas se hayan marchado, está claro que las creencias claramente racistas de Trump no han cambiado. Hablando con Politico, Gorka afirmó que Trump le dijo que la agenda para “hacer América grande otra vez” no ha cambiado, y que aún quiere trabajar con él fuera de la Casa Blanca.

Además, otras figuras insidiosas todavía se ciernen alrededor del presidente como principales asesores. Stephen Miller tiene vínculos con Richard Spencer, una figura principal del llamado movimiento de la “derecha alternativa”, que fue un elemento clave de la marcha pro-confederado en Charlottesville. Spencer se considera a sí mismo un “sionista blanco”.

Mientras tanto, Yair Netanyahu respaldó a Trump junto a su padre Benjamin. Poco después de los acontecimientos en Charlottesville, publicó en su página de Facebook que, aunque los neonazis son peligrosos, “su raza se está muriendo” y que, en todo caso, “los matones de Antifa y BLM” son peores. El joven Netanyahu afirmó que los antifascistas y los activistas de Black Lives Matter “odian” a Israel y a Estados Unidos, y que “se están haciendo cada vez más fuertes y convirtiéndose en grupos dominantes en las universidades y la vida pública americanas.”

Ruth Eglash, corresponsal del Washington Post – esposa de un spin doctor que trabajó para el gobierno israelí – mostró su apoyo a las afirmaciones de Netanyahu dándole un “me gusta” a su publicación.

Todo esto no es más que otro signo de la alianza entre sionistas y supremacistas blancos. Además, a algunos liberales también parece costarles condenar a Trump. Haim Saban, el “multimillonario favorito” de Hillary Clinton, es un gran financiador de los crímenes de guerra israelíes. Saban es un financiador clave de los grupos anti-palestinos en Estados Unidos, y contribuye a la “guerra” de Israel contra el BDS, el movimiento de boicot, desinversiones y sanciones.

Aunque declaró al Hollywood Reporter que no está de acuerdo “con el presidente con su descripción de una equivalencia moral entre los nazis, que gritan “matemos a los judíos”, y los manifestantes contrarios a esas declaraciones”, sigue “sin creer que el presidente Trump sea nazi o antisemita”. Además, Black Lives Matter “es, claramente, un grupo antisemita y anti-Israel”.

Es revelador que, aunque condene al movimiento neonazi y amoneste a Trump, Saban no logre decir nada positivo acerca de los antifascistas que aparecieron para contrarrestar a los nazis, literalmente poniendo sus vidas en peligro. De hecho, Saban parece estar de acuerdo con Yair Netanyahu, el fanático sionista de extrema derecha que cree que BLM y los antifascistas son peores que los nazis.

Se están dibujando las nuevas líneas.

La delgada capa del sionismo “liberal” o “sionista” está siendo expuesta por la farsa que es. Un “socialismo” que sistemática expulsa y excluye a los palestinos y a otros árabes simplemente porque son la “etnia equivocada” de ser humano no es socialismo. La naturaleza inherentemente racista del sionismo está cada vez más clara, incluso para aquellos que, en una generación previa, apoyaron a Israel.

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Asa Winstanley

Editor asociado con The Electronic Intifada, Asa Winstanley es un periodista de investigación que vive en Londres y que visita Palestina regularmente desde 2004

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