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Las libertades políticas en EAU: el caso de Ahmed Mansour

Los Estados que confían en sí mismos y están contentos y seguros de su lugar en el mundo, y que no están tratando de demostrar algo, no tienen la necesidad de perseguir a sus propios ciudadanos de este modo. Mansour debe ser liberado cuanto antes.
El activista político emiratí Ahmed Mansoor [Mansourehmi/Twitter]

El 20 de Marzo, a media noche, un grupo de diez policías uniformados llegó al apartamento de Ahmed Mansour en la ciudad de Ajman, en Emiratos Árabes Unidos. Realizaron una búsqueda de dispositivos electrónicos, e incluso confiscaron los móviles de los hijos de Mansour. Una vez sustraídos todos los teléfonos móviles y ordenadores de la casa, Mansour fue puesto bajo custodia. Ese mismo día, un comunicado de WAM, la agencia de noticias oficial de los EAU, explicó que la detención de Mansour se debía a sospechas de que utilizaba las redes sociales para publicar “información defectuosa” y “noticias falsas” que pretenden “incitar la lucha sectaria y el odio”; y “dañar la reputación del Estado.” No ha habido noticias de él desde entonces.

Las autoridades de Emiratos llevan seis años acosando a Mansour. En abril de 2011, fue detenido debido a sus peticiones pacíficas de reformas. Antes de este arresto, Mansour fue uno de los 133 signatarios de una petición para unas elecciones universales y directas en EAU y para que el Consejo Federal Nacional, un consejo ejecutivo del gobierno, tuviera poderes legislativos. No era una petición extrema; de hecho, era muy razonable desde un punto de vista democrático. Mansour también administraba un foro online llamado Al-Hewar Al-Emarati que criticaba las políticas y los líderes del gobierno de Emiratos. Aunque todo estaba dentro de los límites de la libertad de expresión que debería estar garantizada por la ley internacional y las normas de la decencia humana, para Mansour, desde entonces, ha resultado imposible encontrar empleo, y no se le permite salir del país.

A finales de 2012, un desconocido se acercó a Mansour en la Universidad de Ajman, donde estudiaba Derecho. El hombre le escupió en la cara y le tiró al suelo. Mansour consiguió defenderse de su agresor y perseguirle hasta un coche, en el que otro hombre le esperaba para huir de allí. El atacante arrancó la placa de la matrícula trasera antes de entrar en el coche. Seis días después, otro hombre más alto y fuerte se acercó a Mansour en el campus y, sin decir una sala palabra, le agarró del cuello y le golpeó varias veces en la cabeza; sin duda, los servicios de seguridad le habían encargado la tarea a alguien más adecuado. Mansour se resistió, y su atacante huyó cuando se acercó más gente. Una vez más, un coche estaba aparcado cerca con un cómplice esperando para huir con el atacante. Un tercer hombre impidió que Mansour lograse ver el número de matrícula. Además de estas agresiones físicas, Mansour también ha aprendido a vivir con amenazas de muerte anónimas regulares contra él y su familia.

Mansour fue galardonado en 2015 con el prestigioso premio Martin Ennals a los Defensores de los Derechos Humanos, pero las autoridades de EAU no le permitieron viajar a Ginebra para recoger su galardón. Sus comunicaciones y contactos son supervisados de cerca. En Agosto de 2016, el grupo de investigación de Toronto Citizen Lab informó de que Mansour había recibido unos mensajes de texto sospechosos en su iPhone, que prometían información acerca de detenidos torturados en cárceles emiratíes; se sugería tímidamente que debía clicar en el link que iba incluido. Viendo que había gato encerrado, Mansoor les pasó el mensaje a unos expertos. Citizen Lab descubrió que, si hubiese hecho click en el link, se hubiese instalado un sofisticado spyware en su iPhone; el spyware estaba fabricado por una compañía israelí. El programa, instalado encubiertamente, hubiese permitido a un operador externo controlar el teléfono y cámara de su iPhone, monitorizar sus aplicaciones de chat y seguir sus movimientos. Métodos similares para penetrar en iPhones tienen un valor de un millón de dólares, lo que llevó a Citizen Lab a llamar a Mansour “el disidente del millón de dólares.”

Es difícil especificar qué ha irritado tanto a las autoridades de Emiratos Árabes Unidos. Está claro que últimamente están más irascibles. El 16 de Enero detuvieron a Abdulkhaleq Abdullah durante 10 días, después de que el prominente académico emiratí y partidario teórico del gobierno publicara un tweet que alababa a EAU como los “Emiratos de la tolerancia”, pero lamentaba la falta de respeto de las autoridades por la libertad de expresión y las libertades políticas. Lo que es tan curioso de esta detención es que Abdullah fue consejero de Mohammed Bin Zayed, el príncipe heredero de Abu Dhabi, y había sido casi obsequioso en su apoyo al régimen hasta el momento. Profesor retirado de Ciencias Políticas en la Universidad de Emiratos Árabes Unidos, fue el arquetipo de apologista del régimen, pero, aun así, el profesor Abdullah estuvo diez días desaparecido. Resurgió, twitteando: “Regreso tras una interrupción de 10 días. Me vi sorprendido por un viaje que he disfrutado y ha sido beneficioso. Será el comienzo de una nueva fase de comunicación con mis seguidores. Gracias.” Desde entonces, sus tweets han sido anodinos.

Con suerte, Ahmed Mansour también volverá a aparecer pronto. Está claro que el gobierno de Emiratos está atacando tanto a aliados como a críticos hoy en día, pero no está tan claro el porqué. Quizás, con tantos matones acosándole, tiene problemas personales con los que tiene que lidiar. Los Estados que confían en sí mismos y están contentos y seguros de su lugar en el mundo, y que no están tratando de demostrar algo, no tienen la necesidad de perseguir a sus propios ciudadanos de este modo. Mansour debe ser liberado cuanto antes.

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