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‘Descolonizando la mente’: Cuando se utiliza a estrellas de Holywood para "validar" el Islam

El letrero de Hollywood en las colinas de Hollywood, California EE.UU. [Thomas Wolf / Wikipedia]

Cuando Terry Holdbrooks Jr. se convirtió al islam en 2003, se vio rodeado de amenazas de muerte y considerado un “traidor a la raza”.

Si una conversión religiosa merece ser admirada, es la de Hordbrooks, y no porque el islam haya “ganado” otro converso, sino porque este nuevo converso fue asignado la regla de subyugar a sus prisioneros musulmanes.

Sí, Terry Holdbrooks era un empleado del ejército estadounidense encargado de custodiar a los detenidos de Guantánamo.

Los prisioneros musulmanes de Guantánamo, detenidos durante años y torturados sin el debido proceso y violando los principios más básicos de los derechos humanos y de la ley internacional, sobrevivían, sobre todo, en torno a la fe.

Tuve el placer de reunirme con uno de los prisioneros liberados en 2013 durante una corta visita a Qatar. La tortura había afectado parcialmente a su capacidad mental, pero, aun así, al dirigir a un grupo de hombres en la oración, recitó versos del Corán con un lenguaje impecable y una armonía melódica.

La fe de estos prisioneros despertó algo en Holdbrooks, que ha recorrido el país vistiendo el traje tradicional musulmán, transmitiendo a la audiencia la “verdad sobre Guantánamo”.

Terry Holdbrooks Jr [Terry Holdbrooks Jr/Wikipedia]

Por supuesto, esto no va sobre el islam como religión, sino sobre el poder de la fe para atravesar muros y unir a las personas en torno a ideas que son mucho más complejas y significativas que las de la dominación militar.

A pesar de su profundidad, la historia de la conversión de Holdbrooks a la religión de sus prisioneros apenas fue mencionada en los medios y, en particular, en los medios árabes.

Sin embargo, el interés de Lindsay Lohan en el islam lleva meses siendo alimento de los medios.

La estrella de “Mean Girls”, “Freaky Friday” y un sinfín de películas no muy familiares, es aclamada por los medios musulmanes y árabes y por numerosos usuarios de las redes sociales como si fuera una especie de salvadora cultural y religiosa.

El interés y posible conversión de Lohan al islam se ha ramificado en todo tipo de áreas de discusión. Como a Holdbrooks, también se la considera una “traidora de la raza” y, según su propia descripción, “racialmente encasillada” en un viaje reciente a Estados Unidos.

La confluencia entre raza y religión es algo común en la sociedad occidental, especialmente en la americana. Por no hablar de que uno no puede cambiar su raza por mucho que él o ella quiera, el propio cristianismo nació en Oriente Medio. Pero parece que, al menos en la mente de algunos, la apropiación cultural ha designado tontamente algunas religiones como occidentales y otras como “étnicas”, “de color” y “extranjeras.”

Mientras Lohan se decide sobre si unirse o no a la fe musulmana, ha anunciado hace poco que lanzará una nueva colección de moda.

Esta noticia en su Instagram iba acompañada de una foto en la que la actriz cubre su cabeza y parte de su cara con una bufanda adornada con cristales. Muchos, incluidos algunos medios, deducen que la colección tendrá contenidos "islámicos".

Al mismo tiempo, una estimación más reciente del porcentaje de muertos en Siria, destruida por la guerra, ha llegado a un nuevo máximo (y a un nuevo mínimo moral). Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, se han confirmado 321.000 muertos como resultado de la guerra, mientras que otras 145.000 personas siguen desaparecidas.

Aunque los poderes externos son responsables de muchas de estas muertes, gran parte de la carnicería ha sido ejecutada por musulmanes contra sus teóricos hermanos musulmanes.

El sentido de falso orgullo generado por la probable conversión de una actriz de Hollywood es, quizá, una escapatoria de la gran vergüenza del baño de sangre que perpetúan los musulmanes contra sus propios hermanos.

Pero todavía es más complejo.

El tema es mucho más revelador que la fe de Lohan, y es una repetición de tal júbilo colectivo similar al sentimiento de euforia y a la inconfundible sensación de validación que supuso el matrimonio de la abogada árabe-británica, Amal Alamuddin, con la estrella de Hollywood, George Clooney.

Aunque Amal Clooney se negó a implicarse contra los crímenes de guerra de Israel en Gaza – probablemente para no crearle una situación incómoda a su marido, teniendo en cuenta su relación con Hollywood – los árabes la alabaron como si su matrimonio con el famoso actor fuese una medalla de honor y la validación de toda una cultura.

Por desgracia, lo cierto es lo contrario. Tal excitación sobre sucesos fútiles es una indicación de un mayor problema, la constante hegemonía cultural de Occidente sobre las naciones musulmanas.

No es un tema de religión. Lejos de ser una religión desaparecida, el islam es la religión que más crece en el mundo, la única religión que crece más deprisa que la población mundial, y que se estima que será la más practicada del mundo en 2070.

Estas son algunas de las conclusiones de un exhaustivo análisis demográfico dirigido recientemente por el Centro de Investigación Pew, de Estados Unidos.

Así que tanto respecto al entusiasmo acerca de la posible conversión de Lohan – como la intriga que ha creado Angelina Jolie llevando un pañuelo musulmán (hijab) en una visita a un campamento refugiados – el componente religioso debería ser totalmente eliminado de la cuestión.”

Se producen miles de estas conversiones en África, Sudamérica y Asia cada año; cifras que cuentan con poca atención cultural y mediática en los países árabes y musulmanes.

Tampoco es una cuestión de musulmanes famosos en sí, ya que hay muchas celebridades negras que son musulmanes, incluso devotos. Pocas veces son registrados en los radares árabes y musulmanes como personalidades importantes.

Aunque el racismo juega un papel, no es el factor dominante.

La posible conversión de una actriz de Hollywood occidental y blanca es una historia totalmente diferente. Estos aspectos – cultura, estatus y raza – son la representación más manifiesta de la hegemonía cultural de Occidente. Una conversión de este calibre se celebra como una derrota simbólica del mismo sistema que ha demonizado la cultura árabe y musulmán durante generaciones.

Dicho de otra forma, la conversión de Lindsay Lohan se usaría contra el resentimiento que los musulmanes tienen contra las herramientas occidentales de subyugación militar, dominación política y hegemonía cultural.

Sin embargo, en el proceso de conjurar este falso sentimiento de triunfo cultural, los musulmanes, de hecho, se alimentan aún más de su desafortunado sentimiento de inferioridad, arraigado tras cientos de años de esclavitud, colonización, neocolonialismo e intervención y ocupación militar.

Si Lohan o cualquier otra persona quiere apreciar de verdad la fe islámica, una religión que ha acogido a pobres, esclavos y marginados durante toda la historia, y que ha soportado cientos de años de colonización y opresión; debe estudiar la relación entre la fe y la resistencia y Gaza, entre la fe y la esperanza de los refugiados sirios, y entre la fe y la libertad en Argelia.

Encontrar un elemento común entre el verdadero islam y Hollywood es algo que está condenado al fracaso, ya que cada uno representa valores que se encuentran en extremos opuestos.

En cuanto a los musulmanes que se sienten validados por el mero interés de un famoso en su religión, deben “descolonizar sus mentes”, negándose a definirse a ellos mismos y a su relación con el mundo mediante la hegemonía cultural de Occidente.

 

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Ramzy Baroud

Ramzy Baroud es periodista, autor y editor de Palestine Chronicle. Es autor de varios libros sobre la lucha palestina, entre ellos "La última tierra": Una historia palestina' (Pluto Press, Londres). Baroud tiene un doctorado en Estudios Palestinos de la Universidad de Exeter y es un académico no residente en el Centro Orfalea de Estudios Globales e Internacionales de la Universidad de California en Santa Bárbara. Su sitio web es www.ramzybaroud.net.

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