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Machismo e islamofobia a la vez

Las feministas musulmanas reivindican la lucha por la igualdad sin bajarse de sus tradiciones o peculiaridades.
Mujeres musulmanas españolas

Prohibición de la entrada a espacios públicos, insultos racistas y machistas, mofas, apaleamientos en la calle o la dificultad añadida a la hora de encontrar empleo. Éstas son algunas de las situaciones a las que se enfrentan las mujeres musulmanas en Europa fruto de una misma lacra: la islamofobia y el machismo. "Las primeras en padecerla somos nosotras", sentencia Helena Gutiérrez, profesora en un instituto público y miembro de Red Musulmanas, una plataforma que trabaja para mostrar la diversidad de perfiles de mujeres musulmanas y desmontar los prejuicios que existen sobre ellas.

Según Gutiérrez, la islamofobia de género, una suma de islamofobia y machismo, es la que más crece. El informe que elabora cada año la Plataforma ciudadana contra la islamofobia corrobora esta afirmación. En 2015 hubo un aumento de los crímenes de odio de este tipo respecto al año anterior, con un total de 59 incidentes que afectaron a más de 200 mujeres. Sin ir más lejos, el pasado 7 de septiembre dos hombres apalearon a una mujer embarazada que vestía niqab en Barcelona. días más tarde, en Valencia, un instituto público prohibía la entrada a una alumna por llevar el hiyab, un velo extendido entre las musulmanas. Casos como este último se repiten cada año con el inicio del curso escolar y evidencian que no se trata de hechos aislados. "Intentar vetar el velo es una versión renovada de una constante en la historia de la Humanidad: controlar nuestros cuerpos", afirma Fátima Aatar, graduada en Antropología Social y Cultural y activista pro-Palestina y feminista.

Frente a estos ataques se erige el feminismo islámico, un movimiento "bastante nuevo en España", según Aatar, y cuya lucha, dado el contexto español, tiene a la islamofobia de género como principal enemiga. "Las mujeres musulmanas somos objeto de una mayor discriminación y rechazo porque muchas de nosotras somos visiblemente musulmanea, al llevar velo, por ejemplo", denuncia Amanda Figueras, periodista independiente a caballo entre El Cairo y Madrid que pertenece a Red Musulmanas y al Foro Abraham de diálogo interreligioso. Según Figueras, esta discriminación tiene, además, un factor interseccional: "No es sólo odio al Islam, sino que suele darse una mezcla de prejuicios basados en la raza, la nacionalidad, el estatus social o el género".

En este sentido, los estereotipos y prejuicios asociados a las mujeres musulmanas que permanecen en el imaginario colectivo juegan un papel importate. "Sumisa, ignorante, pasiva y adoctrinada", enumera Aatar, "los estereotipos hacia las mujeres musulmanas son bastante conocidos". Sin embargo, la activista insiste en que esta idea "se sustenta cada vez menos". son las mujeres quienes han tomado las riendas en la lucha contra la islamobofia y representan una mayoría en las universidades y también a la hora de visibilizar sus trabajos. Aatar señala a los medios de comunicación como principal motor a la hora de generar dichos convencionalismos. "Representan a las mujeres musulmanas en medio de conflictos bélicos, siempre veladas, gritando o llorando. No tienen agencia para luchar. Ni siquiera para hablar", declara.

En esta tarea, Helena Gutiérrez escribió la novela Unos baklava por amor " para intentar acabar, mediante el humor, con la idea del moro malo y la mora sumisa". "Las mujeres musulmanas somos muy diversas, no sólo por la vestimenta que llevamos o por la nacionalidad, sino también por la manera de vivir el Islam de cada una, que pueden ser muy diferentes. No es lo mismo cómo viven el Islam las mujeres senegalesas que las saudíes, por ejemplo. Y en cada contexto la lucha feminista será diferente", explica Gutiérrez. Una de las acciones concretas de los feminismos islámicos en el contexto español se centra en "disponer de un espacio digno en las mezquitas", un problma que no suelen tener en los países de mayoría musulmana y que aquí se achaca a "la falta de espacio".

Además, las tres activistas coinciden en un miso escollo: "El rechazo por parte del feminismo clásico, que considera imposible ser feminista y musulmana", tal y como explica Figueras, que lo atribuye a "un problema de desconocimiento". Gutiérrez también comparte ese análisis, y hace referencia al trabajo de la feminista musulmana amina Wadud: " Las feministas islámicas lo que hacen es coger el Corán para defender los drecho otorgados por Alá y ésta es su mejor arma".

Artículo publicado originalmente en lamarea nº42 octubre 2016.

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