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La Primavera Árabe de Israel

Aquellos árabes que están forjando una nueva relación con Israel están usando la excusa de la lucha contra el extremismo islámico para justificar el nacimiento de una nueva era y una nueva relación con los sionistas.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, junto al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y la ex secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton.

Las señales recientes apuntan hacia un 'boom positivo' respecto a las relaciones entre Israel y el mundo árabe. Tanto, que el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, las menciona en todos sus discursos y conferencias recientes. Entre sus valoraciones se encuentra la de que, a pesar del extremismo de su propio gobierno; de la expansión (ilegal) de los asentamientos; la judaización del territorio ocupado y su rechazo a la posibilidad de establecer un Estado palestino; Israel se enfrenta tanto al aislamiento regional como a la creciente cooperación estratégica con países árabes que normalmente no tendrían relación con Tel Aviv. Estas declaraciones han ido aparejadas con la coordinación de defensa con nuevos aliados, más allá de sus clásicos Egipto y Jordania.

Los dirigentes israelíes ya no valoran esta creciente simpatía con los países árabes para contrarrestar la proliferación nuclear de Irán. Al contrario, pretenden contrarrestar el 'extremismo islámico', base de dicha cooperación de defensa. Netanyahu, durante el discurso de graduación de la facultad de seguridad nacional, aseveraba que "los países árabes han descubierto la energía inherente en cooperar con Israel para la lucha contra el extremismo islámico". Sin duda, su definición de "extremismo islámico" está limitada a una concepción que sólo beneficia a su país.

Respecto a los países árabes con los que dicen estar cooperando de forma discreta, el reciente acuerdo nuclear firmado con Irán es la verdadera amenaza a la que se enfrentan y que les ha hecho arrimarse a Israel. Israel ha revisado la gravedad de "la amenaza iraní" después de la firma del contrato regulado por EEUU. Aquellos árabes que están forjando una nueva relación con Israel están usando la excusa de la lucha contra el extremismo islámico para justificar el nacimiento de una nueva era y una nueva relación con los sionistas.

La reciente visita de dirigentes saudíes a Israel y Palestina, bajo el liderato de Anwar Eshqi da buena muestra de ello. El ex-general saudí respondió a las motivaciones de su visita, alegando que quería iniciar un debate sobre la iniciativa de paz árabe, a pesar de que Netanyahu hubiera dicho, reiteradamente, que dicha iniciativa nunca podría ser la base de un acuerdo con Palestina. No hay que olvidar que Netanyahu repitió, durante su campaña electoral, que el Estado palestino no vería la luz del día mientras él estuviera en el Gobierno. Mientras tanto, otros ministros israelíes se han esforzado para implementar medidas para consolidar su dominio sobre las tierras palestinas,incluyendo el Área C (un 60% de los territorios ocupados). Otros dirigentes están apoyando la anexión de los principales asentamientos israelíes en Cisjordania.

Aquellos que afirman que se comunican con los sionistas únicamente para llegar a un acuerdo de paz, basado en la iniciativa árabe, deberían hacer lo mismo con la Unión Europea -aquella que no duda en imponer sanciones a Israel , aunque sean simbólicas-. En menos de 48 horas tras la visita de Eshqi, Netanyahu había anunciado la creación de 770 nuevos asentamientos.

Varios medios israelíes subrayaron la calidad personal de la visita de Eshqi. Sin embargo, el 24 de julio, varios congresistas israelíes anunciaron que se está gestando una visita oficial a Riad. Antes de que los líderes árabes tomen las decisiones erróneas para sus países, se suelen aprovechar de la debilidad de la sociedad civil -y una falta de libertad de expresión- para saltar a negociar con Israel. Los gobiernos árabes deben tener bien presente el egoísmo israelí. El estado sionista ha encontrado la excusa perfecta en la lucha contra el terrorismo para cooperar con países árabes. Pero fue Tel Aviv precisamente quien impidió la venta de 'drones' y armamento especializado a Jordania, alegando que "caerían en las manos de extremistas islámicos".

Lamentablemente, los países árabes han suministrado -voluntariosamente- servicios gratuitos de un riesgo considerable para Israel. Se ha alcanzado el punto en el que el ex-ministro israelí, Yossi Beilin, reveló que la visita del ministro de exteriores egipcio, Sameh Shourky, fue para prevenir al presidente Abdel Fattah Al-Sisi de una potencial decisión en el Consejo de Seguridad de la ONU que abogaría por un Estado palestino independiente. Beilin supuestamente le pidió a Sisi que instara a los palestinos para apoyar la resolución 242, a pesar de no mencionar a los palestinos en ninguna de sus líneas.

Una fotografía de recuerdo que documenta la visita de Eshqi a la Knesset (el parlamento israelí) es de especial relevancia. A su izquierda, se puede apreciar al general Omer Bar-Lev, que lideró las mayores operaciones en el mundo árabe y es responsable de la muerte de muchos árabes. De este modo, florece la 'primavera árabe' en la era de las contra-revoluciones.

Este artículo fue publicado originalmente en Al-Araby Al-Jadeed el 26 de Julio de 2016.

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