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Situación de la mujer en Arabia Saudí

El apartheid de género llega hasta tal punto que se les mantiene prohibido hasta conducir vehículos

Arabia Saudí practica un apartheid de género en el cual se establece un sistema de discriminación y segregación hacia la mujer desde el nacimiento hasta a muerte. De hecho, la fuerza de trabajo de la mujer en Arabia Saudí representa el 5% del total de las actividades laborales, la más baja del mundo. Las mujeres saudíes estarán siempre por debajo del hombre en todos los aspectos, incluso en los aspectos jurídicos ya que su testimonio vale la mitad que el de un hombre en un proceso judicial. La equiparación judicial o social de la mujer en la esfera pública encuentra resistencias dentro de la familia real saudí, el gobierno, los ministerios y en la sociedad. La segregación llega hasta tal nivel que existen zonas separadas para la mujer en las casas e incluso entradas separadas de los hombres a edificios públicos. El sistema por el que una mujer se rige es el de la tutela masculina constante por la cual es el varón quien rige el destino de la mujer al situarla en una posición de constante incapacitación.

Por lo tanto es incapaz de decidir sobre cuestiones como su educación, salud, desarrollo de empresas o desarrollo de actividades laborales, viajar, realizar gestiones económicas o abrir cuentas bancarias, la compra de ciertos bienes o la realización de trámites ante organismos públicos o privados, e incluso obtendrá un menor porcentaje de la herencia de sus padres frente a otros herederos varones. Todas estas gestiones únicamente pueden ser realizadas con la compañía o bajo la autorización de su tutor, que puede ser su padre, hermano, marido o hijo. El apartheid de género llegó hasta tal punto que se prohibió a las mujeres el conducir, incluso un sheij saudí declaró que "que cuando las mujeres conducen, sus caderas se elevan, lo que puede afectar sus ovarios, esto haría que dieran luz a niños con alteraciones" y las instaban a "ser razonables" y a "pensar con el cabeza y no con el corazón".

Las mujeres que protestaron fueron sancionadas (con sus maridos) con la prohibición de viajar al extranjero durante un año, las que trabajaban fueron despedidas y se las nombró junto con sus maridos desde las mezquitas, una a una, a fin de humillarlas y acusarlas de destruir la sociedad musulmana. La situación jurídica llega hasta tal grado que se estima que en Arabia existen unos 70,000 apátridas debido a que las madres no pueden tramitar la nacionalidad de sus hijos por si mismas ya que al estar incapacitadas permanentemente no tienen capacidad de obrar en actos legales y sin el apoyo de su tutor en forma de marido u otra figura masculina los hijos no pueden ser inscritos por lo tanto no pueden obtener sus documentos de nacionalidad saudí.

La explotación sexual o laboral hacia las mujeres, debido a la total indefensión frente al marido, hace que muchos hombres saudíes se casen con menores, muchas veces menores de 10 años de edad en el sureste Asiatico, Pakistán, Yemen, Mauritania o países de África a fin de llevarlas a Arabia Saudí. En ese país tendrá todos los derechos sobre su mujer.

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