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La estrategia de Paz de París: todos ganan, excepto los palestinos

"La iniciativa francesa es el parpadeo de esperanza que Palestina ha estado esperando", escribió Erekat. "Estamos seguros de que va a proporcionar un marco claro con los parámetros definidos para la reanudación de las negociaciones."

En su estrategia de defensa, los israelíes parecen haberse dado cuenta de todo el asunto y rechazarlo directamente. Por su parte, la desafortunada dirección palestina, junto con sus socios de la Liga Árabe, unidos con los franceses, representantes de la UE y de la ONU, e incluso el secretario de Estado de los EE.UU. John Kerry, han decidido seguir el juego.

Sin embargo, la iniciativa de paz francesa, materializada en la conferencia de París del 3 de Junio, no es más que una farsa, y todos lo saben, incluidos los palestinos.

Así que, ¿por qué esta colosal pérdida de tiempo?

Quien haya estado siguiendo los pasos del 'proceso de paz' de Oriente Medio en el último cuarto de siglo, debe ser completamente consciente de que la 'mesa de negociaciones' no es más que una metáfora para ganar tiempo y obtener rédito político. Los israelíes necesitan tiempo para finalizar sus proyectos coloniales en la construcción de asentamientos ilegales en el territorio palestino ocupado; y la dirección palestina utiliza las 'conversaciones' para adquirir validaciones políticas de los llamados "corredores de paz”, es decir, de Estados Unidos.

EE.UU., a su vez, utiliza las fútiles "negociaciones" para afirmarse aún más como el "cuidador" de Oriente Medio, derrocando regímenes, mientras que al mismo tiempo negocia la paz.

Mientras que el 'proceso de paz' no ha cumplido ni con traer la paz a la región ni la justicia a los palestinos, la industria del 'proceso de paz' ha sido un éxito envidiable, al menos hasta 2014, cuando Kerry y la administración de Estados Unidos decidieron inclinarse a asuntos regionales más urgentes, como por ejemplo la guerra en Siria.

Para entonces, el Primer Ministro de Israel, el derechista Benjamin Netanyahu, estaba demasiado facultado por el sentimiento anti-paz en su propia sociedad como para incluso a participar en la farsa. Había poca fe para verlo estrechando la mano del envejecido Mahmoud Abbas e intercambiambiando cumplidos. A su campo sociológico y político de derecha, el cual domina la sociedad israelí, no podría haberle importado menos. Estaban - y están - todavía ocupados con la confiscación de tierras palestinas, la emisión de leyes más racistas en la Knesset y la lucha contra la disensión entre sus propias filas.

Antes de esa fecha, y desde la primera conferencia de paz de Madrid en 1991, el 'proceso de paz' ha pagado dividendos espléndidamente. Los israelíes fueron finalmente aceptados como un "socio para la paz” e Israel lentamente se abrió camino desde los márgenes de Oriente Medio hasta el centro, sin tener que ceder una pulgada.

Incluso Saeb Erekat, el jefe del equipo negociador palestino, no tiene problemas con esta afirmación. "De hecho, el número de colonos israelíes transladados a la Palestina ocupada casi se ha cuadruplicado desde el inicio del 'proceso de paz'", escribía recientemente en el diario israelí 'Haaretz'; "sin embargo, Israel continúa gozando de impunidad y no tiene que rendir cuentas."

Teniendo en cuenta su posición de "jefe" en la farsa, ¿por qué Erekat acuerda ayudar a mantener la idea errónea de la paz teniendo en cuenta el precio que se está pagando en tierra perdida, tiempo y vidas humanas?

Bueno, quizás porque la propia dirección palestina estaba a la vanguardia de rastrillar los beneficios de la falsa paz. El 'proceso de paz' significa dinero en abundancia; miles de millones de dólares invertidos en la Autoridad Palestina - alimentando un sistema político sin salida que existe sin autoridad real, y el cual casi siempre se mantuvo al margen, mientras Israel utiliza la violencia extrema para sostener su empresa colonial en Cisjordania y Jerusalén Este.

La ANP incluso se quedó a un lado mientras Israel enfrentaba la resistencia en Gaza, matando a miles de civiles y sitiando una región altamente poblada y económicamente devastada. Por desgracia, en los últimos diez años, parece que el liderazgo y las facciones palestinas invierten más energía en amamantar a su propia contienda interna que en hacer frente a la ocupación israelí.

El gobierno francés tiene sus propias razones para tomar la iniciativa en la reactivación de las conversaciones de paz latentes y, no, esas razones no tienen nada que ver con el deseo francés de crear una plataforma más equitativa para las conversaciones, como alegan convenientemente los funcionarios palestinos.

En una columna en el diario israelí 'Arutz Sheva', Eran Lerman explicó el esfuerzo francés en términos más prácticos. "Consideraciones de seguridad regional generales" están impulsando las iniciativas diplomáticas francesas, dijo.

De hecho, la lógica detrás de esto es fácilmente comprensible: los índices de aprobación del presidente francés, Francois Hollande, se encuentran más bajos que nunca. A partir de marzo, rompió su propio récord de baja popularidad, hundiéndose al 17 por ciento. (En octubre del año pasado se situó en el 18 por ciento). Su país está asediado por la violencia, huelgas masivas, o las terribles decisiones de política exterior que dieron lugar a la intervención militar francesa en Libia, Mali y Siria.

Llevar a los líderes mundiales a otra táctica de la paz que está ayudando a distraer la atención de los fallos de los Estados Unidos en ese frente es un cálculo político inteligente desde el punto de vista francés. Incluso podría ayudar a que Hollande pareciera imponente y responsable.

Los israelíes rechazaron la iniciativa de inmediato, sin siquiera molestarse con una campaña de diplomacia pública para defender su posición, como sucede con frecuencia. Dora Gold, la directora general del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel repite en la víspera de la conferencia lo que Netanyahu y otros han repetido mecánicamente durante semanas. La conferencia "fallará por completo", dijo, pidiendo en su lugar a Abbás que participe en conversaciones directas sin condiciones previas.

La indiferente posición israelí puede explicarse, en parte, en la confianza de Tel Aviv en el gobierno francés, el mismo gobierno que está tomando la iniciativa en la lucha contra la campaña de Boicot de Desinversión y Sanciones (BDS).

"En más de una ocasión, las posiciones y acciones francesas sobre este tema han sido más tranquilizadoras desde un punto de vista israelí que las de nuestro aliado estadounidense", escribió Lerman. "Por ejemplo, Francia sirve como el ancla firme del P5 + 1 [en las conversaciones nucleares de Irán]. Fue Francia la que generó dudas sobre la fiabilidad y aplicación (incluso siendo los intereses comerciales franceses los cuales se encontraban entre los primeros en golpear a las puertas de Teherán) ".

La presuntuosa respuesta israelí a la conferencia francesa fue paralela a la euforia entre la acorralada dirección palestina. Eso, también, es comprensible. La ANP subsiste gracias a este tipo de atención internacional, y desde la última reunión importante entre Abbás y el anterior primer ministro israelí, ahora encarcelado, Ehud Olmert, en 2008, Abbás ha sido abandonado a su suerte, repudiado por los americanos y descuidado por los gobiernos árabes .

"La iniciativa francesa es el parpadeo de esperanza que Palestina ha estado esperando", escribió Erekat. "Estamos seguros de que va a proporcionar un marco claro con los parámetros definidos para la reanudación de las negociaciones."

Incluso si llegara la "reanudación de las negociaciones" largamente esperada , nada bueno cabría esperar de éstas, a excepción de los dividendos políticos para los que han participado en la estrategia que se extiende ya por 25 años: ganar tiempo y adquirir más fondos. Así, las cosas, no hay nada que celebrar.

El Dr. Ramzy Baroud lleva escribiendo sobre Oriente Medio durante más de 20 años. Es un columnista internacionalmente reconocido, consultor de medios, autor de varios libros y fundador de PalestineChronicle.com. Sus libros incluyen "Buscando a Jenin", "La Segunda Intifada palestina" y su más reciente "Mi padre era un combatiente de la libertad: La historia no contada de Gaza". Su sitio web es www.ramzybaroud.net.

 

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Ramzy Baroud

Ramzy Baroud es periodista, autor y editor de Palestine Chronicle. Es autor de varios libros sobre la lucha palestina, entre ellos "La última tierra": Una historia palestina' (Pluto Press, Londres). Baroud tiene un doctorado en Estudios Palestinos de la Universidad de Exeter y es un académico no residente en el Centro Orfalea de Estudios Globales e Internacionales de la Universidad de California en Santa Bárbara. Su sitio web es www.ramzybaroud.net.

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