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Judíos estadounidenses echan un pulso a Israel por la solución de los dos estados

Los palestinos son acusados constantemente de ser el verdadero obstáculo para la paz en Oriente Medio. Sin embargo, es posible que esta semana una iniciativa lanzada por un grupo de los judíos más influyentes de América demuestre lo contrario.

Durante décadas, numerosos políticos occidentales han hablado de una solución con dos estados. Ésta ha estado en boca de todos en el exterior de Israel, pero dentro del estado sionista nunca nadie la ha tomado en serio. Ahora, de repente, parece que Tel Aviv quiere adoptar los “dos estados”, y ha enviado instrucciones a sus embajadas, amigos de los campus universitarios y a aquellos contactos que tiene en otras instituciones a lo largo y a lo ancho del mundo para promover la idea de que Israel quiere hablar de una paz con dos estados.

Yiftah Curiel, el responsable de operaciones mediáticas de la embajada israelí en Londres, por ejemplo, fue enviado la semana pasada a Oxford para manifestarse acerca de los valores y de la realidad de la solución de los dos estados como parte del debate sobre su viabilidad organizado por la prestigiosa universidad. Chutzpah [vocablo empleado en inglés con el significado de “desparpajo”] es una palabra yiddish maravillosamente expresiva, derivada del hebreo “ḥutspâ”; no creo que en inglés exista nada parecido para representar con tanta exactitud la audacia del gobierno europeo. En este caso, por lo tanto, tendremos que quedarnos con chutzpah, por ser lo que mejor describe la actitud de Curiel.

El acerbo columnista y periodista israelí Gideon Levy, que siguió de cerca el debate, observó con sequedad: “¿Lo habéis pillado? Israel afirma que apoya los dos estados, quizá porque se ha dado cuenta de que una solución con dos estados ya no es viable”. ¿Qué –preguntó- le ha impedido a Israel implementar esta solución durante los últimos 50 años de ocupación? “¿Y cómo es posible que el representante oficial de un estado que no ha dejado nunca de construir más y más colonias, cuyo propósito no es sino imposibilitar la solución de los dos estados, se atreva a decir que Israel está a favor de dividir el territorio?”

En un artículo en Haaretz, Levy admitió: “Pero la chutzpah israelí no conoce límites, así como tampoco lo hace la temeridad de sus propagandistas”.

Entonces, ¿qué hay detrás de este nuevo entusiasmo del gobierno israelí por la solución de los dos estados? La respuesta está quizá a miles de millas de distancia, en EE.UU., donde se van a publicar dos documentos de trabajo distintos en un intento de preparar el terreno para una solución con dos estados que satisfaga las ambiciones palestinas y las exigencias en materia de seguridad de Israel.

Las propuestas incluyen la RELOCALIZACIÓN de los colonos, la CONGELACIÓN de los asentamientos ilegales, la SOBERANÍA de los palestinos, unas divergencias RADICALES con respecto a las políticas del gobierno derechista israelí; y la PREPARACIÓN del próximo presidente estadounidense para que insista en las conversaciones de paz.

Las noticias de este audaz plan han debido de suponer un duro golpe para Benjamin Netanyahu, porque le ha dejado bastante claro a la administración Obama –así como al resto de partes interesadas, como las Naciones Unidas, Inglaterra y Francia-, que no tolerará injerencias extranjeras. En tanto que de momento repeler los avances de Washington ha sido relativamente fácil, incluso Netanyahu parece haberse dado cuenta de que no es probable que ni Donald Trump ni Hillary Clinton vayan a tolerar el mismo áspero tratamiento. Ambos candidatos a la presidencia han dejado bastante claro que albergan la ambición de llevar paz a la región a través del fin del conflicto palestino-israelí, incluso a pesar de que Netanyahu y sus predecesores han logrado, con la mayor facilidad del mundo, marear la perdiz con la mayoría de los presidentes americanos durante sus respectivos mandatos.

El último giro en todo esto es diferente, sin embargo. Lo que habrá descolocado al primer ministro israelí es que esta última iniciativa se está viendo impulsada por varias organizaciones independientes e influyentes que hasta ahora siempre se habían asegurado de seguir la misma línea que Tel Aviv –hasta ahora-. En una jugada extraña, parece ser que el tremendamente influyente Foro de Política de Israel (IPF) ha tomado el control del proyecto sionista, dejando a Netanyahu aislado o en la necesidad de ir a remolque. Después del despliegue retórico de Curiel en la Universidad de Oxford el pasado jueves, da la impresión de que a Tel Aviv le ha entrado el pánico por adoptar esta postura.

El IPF, del que se comenta que está alarmado por el desarrollo y el carácter impredecible del gobierno de derechas de Israel, está colaborando con una serie de altos cargos retirados del ejército y de la seguridad israelíes, así como con un think tank de Washington. El fundador del IPF Alan Solow, los Comandantes por la Seguridad de Israel y el Centro por una Nueva Seguridad Americana, un think tank de política exterior respaldado por una serie de pesos pesados de la política como el exsenador Joe Lieberman, revelarán esta semana sus planes para la solución de los dos estados.

En tanto que el derechista Comité de Asuntos Públicos Americano Israelí (AIPAC, probablemente el principal lobby pro-israelí en EE.UU.) también promueve la idea de las conversaciones de paz, jamás impulsaría ninguna iniciativa sin haber recibido el visto bueno de Tel Aviv. Tampoco publicaría planes que muestran dos estados sin consultarlo primero con Israel; pero eso es exactamente lo que estos otros grupos estadounidenses van a hacer de aquí a pocos días.

“El debate sobre el futuro de Israel no se está desarrollando en Israel,” comentó Gideon Levy tras el evento de Oxford. “Está teniendo lugar en todas partes menos en Israel. Israel no está tratando de su futuro, está tratando con su presente y, principalmente, de su pasado. Aquí la gente no habla del futuro”.

Esta nueva iniciativa en Washington, antaño considerado por muchos como un lugar bajo ocupación política por parte de Israel –en tanto que los palestinos sufren la ocupación militar- puede cambiar el narcisismo israelí. Sin embargo, si los israelíes y su primer ministro derechista Netanyahu vuelven a su posición acostumbrada, entonces el estado sionista quedará expuesto como el verdadero obstáculo para la paz, algo que los palestinos y quienes les apoyan han sabido todo este tiempo. Hará falta más chutzpah sionista de lo habitual para salir de este atolladero.

 

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La periodista y autora británica Yvonne Ridley ofrece análisis políticos sobre asuntos relacionados con el Oriente Medio, Asia y la Guerra Mundial contra el Terrorismo. Su trabajo ha aparecido en numerosas publicaciones de todo el mundo, de Oriente a Occidente, desde títulos tan diversos como The Washington Post hasta el Tehran Times y el Tripoli Post, obteniendo reconocimientos y premios en los Estados Unidos y el Reino Unido. Diez años trabajando para grandes títulos en Fleet Street amplió su ámbito de actuación a los medios electrónicos y de radiodifusión produciendo una serie de películas documentales sobre temas palestinos e internacionales desde Guantánamo a Libia y la Primavera Árabe.

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