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Oriente Medio cerca de usted

Escribiendo entre la libertad y los ataques aéreos

Reseña de la obra de Aboud Saeed: Yo, el más inteligente de Facebook. (Trad: Eduardo Vetere). España: Edición Mardulce, 2014.

Las redes sociales ( Facebook, Twitter y Youtube) durante la conocida Primavera Árabe se convirtieron en la única plataforma para millones de jóvenes de Túnez, Egipto o Siria para denunciar sus dictaduras tiránicas, crear eventos para convocar manifestaciones en las plazas, debatir o mostrar sus obras de arte. Yo, el más inteligente de Facebook es una recopilación de actualizaciones de estado, originalmente en árabe, del joven sirio Aboud Saeed entre 2011 y 2013.

Nacido en 1983 en Manbiy, Siria, -ciudad duramente bombardeada por el régimen de Bashar Al Assad en 2012- vivía con su madre y sus siete hermanos en una pequeña casa y trabajaba de soldador, tras haber estado empleado en una fábrica de plásticos durante tres años en Líbano. A través de la ventana de las redes sociales, en su caso de Facebook, Aboud Saeed comenzó a escribir entradas sobre su vida diaria, inmersa en el proceso de la revolución Siria. Hablando sobre su madre, el amor y otros temas, el joven se convirtió sin pretenderlo en un no escritor que escribía su propia autobiografía.

A través de sus publicaciones se percibe lo profundamente represiva que es la dictadura de Bashar Al Assad. La denuncia de la manipulación de los medios estatales, la censura que “aniquila” las voces discordantes, la exigencia de libertad “a todos aquellos que aún no han sido tomados prisioneros” o lo absurdo que era el saludo a la bandera que él mismo estaba obligado a hacer en el colegio, son algunas muestras de la realidad política en Siria antes del comienzo de la revolución.

La ausencia de un consenso nacional e internacional sobre el carácter autoritario que posee el gobierno sirio otorga un arma de doble filo a los que se atreven a expresar la memoria colectiva. A la vez de poner en peligro sus vidas y rebelarse a la censura atentan contra el status quo del Dictador y el silencio de la comunidad internacional. Como constata el filósofo Manuel-Reyes Mate la memoria “no sólo sigue la pista que marca la memoria de las víctimas, sino los ficheros de los verdugos”[1].

A través de sus escritos, Aboud Saeed muestra la contradicción emocional y política que viven millones de sirios: la exaltación de vivir una revolución por la libertad y el dolor al ver el precio sangriento que sigue pagando su pueblo por intentarlo. Él es un claro opositor al régimen mostrando su admiración por figuras como Abdel Basset Saroot, que encabezó la rebelión de Homs, destacando las reivindicaciones populares de las movilizaciones, queriendo molestar a sus vecinos con cánticos revolucionarios, o el deseo de convertir el muro de su amiga Rim en una “zona liberada”.

Al mismo tiempo, no deja de expresar la devastación física y psicológica que sufre una población en guerra: “Cada uno de nosotros se convertirá en una enciclopedia del pánico trashumante, del miedo y de la brutalidad…”. Esta publicación de Agosto del 2012 resume sus avisos de cortes de luz, las ejecuciones masivas, la aparición del temible Frente Al Nusra, el “ataque de tos de los tanques” y relata también lo dramático que sería que tras decirle “te quiero” a una chica que le gustase le cayese una bomba en cualquier momento. La incertidumbre de la llegada de la muerte y la normalización de las masacres es lo que impulsa a Aboud Saeed a describir una y otra vez esta dura realidad.

Cabe destacar que el muro de Facebook en el que se basa este libro no es el de un militante, pero si el de un joven marcado por un proceso en curso, que condiciona profundamente su vida cotidiana. Por ello, cuando escribe sus vivencias encontramos publicaciones de su amigo Ibrahim que escribe por él, las conversaciones y cigarros que se consumen junto a su madre, sus estados autocomplacientes o sus recuerdos de la primera chica que le gustó en la universidad. Pero a la vez, encontramos metáforas que igualan su amada al régimen al “someterle” por igual, conversaciones telefónicas que se dejan de escuchar por el ruido de un misil o el ensayo de cómo pronunciar la cadena France 24 que cubre las noticias del país.

Saeed consigue romper con la imagen idealizadora que proyectan sobre los revolucionarios gracias a su tono irónico incluso cuando habla de cementerios, del amor-odio que siente hacia la revolución, o al expresar sus sentimientos y hablar de su familia. Además reniega de utilizar Facebook como una vía para potenciar exclusivamente sus virtudes y agradar a sus amigos -algo recurrente entre los usuarios de esta red social- en el momento que enfatiza en tabúes sociales, infravalora referencias culturales universales o directamente insulta a sus seguidores mientras el autor se recochinea en su propia egolatría.

No se puede menospreciar el vínculo que tiene Saeed con la vida virtual. Se encuentran publicaciones a cualquier hora del día y sobre varios temas haciendo difícil distinguir entre su realidad y su ficción. Desafía a la red social y la critica pero siente una necesidad vital en seguir publicando. Es este el canal que le posibilita escapar de la realidad y ser quien es, algo que la situación socio-política no se lo permite. Es este escapismo el que permitió a Saeed, al escribir sobre sí mismo cada día, crear su propia figura a través de las redes. Y esto fue también lo que inspiró a los editores a empezar a considerar este muro de Facebook una obra literaria.

Al insertar en el buscador de esta red social el nombre de Aboud Saeed para solicitar la amistad del autor fui inmediatamente informada de que su perfil había llegado al límite de “amigos”. “La literatura está donde están sus seguidores, y en Facebook hay unos cuantos” escribe Gaizca Ramon Melendo, colaboradora de la edición Mardulce de la obra en castellano. La división en capítulos de las publicaciones encabezadas por versos, la reproducción de las entradas copiadas y pegadas al papel, la fecha y hora de publicación y los “me gusta” de cada entrada es lo que constituye esta obra.

El arte literario que posee Aboud Saeed se expresa, por un lado, en un lenguaje culto: las referencias a figuras como Mahmud Darwish, el uso de recursos literarios como metáforas, ironía y repeticiones, la intercalación de diálogos y monólogos, etc; y por otro lado, en un lenguaje coloquial, sin un canon estipulado en sus entradas y una inexistente frontera entre los temas de gravedad y cotidianos. Es esta mezcla la que conecta al lector con la espontaneidad del autor.

La obra desafía, conscientemente, la postura que afirma que en las redes sociales no se encuentra literatura, sino la mera expresión banal de sus usuarios: “Vivimos una vida agotadora, estúpida y difícil, cargada de leyes y plagada de normas que ya empiezan por el acto de saludar. Nos plagamos de símbolos, santidades y gestos inútiles. Todo está inundado de convenciones vacías. Todo es difícil. En este contexto, solamente la escritura es libre (…) No está sujeta a ninguna ley o norma con la que nos hacemos la vida difícil. En cuanto a los guardianes de la cultura y la lengua, que se vayan al infierno con sus prácticas rústicas y salvajes” Aboud Saeed.

La capacidad de empatía aumenta con un protagonista rebelde, que no es consciente de que sus entradas iban a ser publicadas y que vive entre la realidad virtual y un proceso revolucionario. No lo consideraría una crónica de la revolución pero sí uno de los miles de testimonios que narra la vida del héroe inmerso en una lucha cotidiana contra uno de los regímenes más sangrientos de la historia. Una obra que consigue establecer un puente emocional con un miembro de la sociedad civil siria que sigue escribiendo “entre la libertad y los ataques aéreos”. Síguelo en Facebook.

[1] Letraslibres.com, (2016). Memoria e historia: dos lecturas del pasado1 | Letras Libres. [en línea] Disponible en: http://www.letraslibres.com/revista/convivio/memoria-e-historia-dos-lecturas-del-pasado1 [Consulta: 5 Enero 2016].

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