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La guerra jurídica y la amenaza de los derechos humanos

En un encuentro reciente con estudiantes de secundaria, el ministro israelí de defensa MosheYa’alon afirmó que Rompiendo el Silencio –una ONG de veteranos de las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) que recogen testimonios de soldados retirados que han servido en los Territorios Palestinos Ocupados- estaba cometiendo traición. Teniendo en cuenta que la traición es uno de los pocos crímenes en Israel que pueden conducir a la pena de muerte, merece la pena analizar la acusación de Ya’alon.

Sin lugar a dudas, los comentarios del ministro de defensa pretenden amenazar a Rompiendo el Silencio, porque él mismo se siente amenazado. Sin embargo, dado que la censura militar criba todos los testimonios de Rompiendo el Silencio antes de que sean publicados, la respuesta de Ya’alon no pudo verse espoleada por el miedo a que este grupo de veteranos pueda revelar secretos militares. Esto nos conduce a la pregunta de por qué se siente entonces amenazado.

El último informe de Rompiendo el Silencio sobre la Guerra de Gaza de 2014, que incluye 111 testimonios de unos 70 soldados que participaron en los combates durante la ofensiva israelí arroja algo de luz sobre el asunto. Uno de los incidentes típicos, descrito por un soldado de infantería, reza así:

“En un momento dado miré en cierta dirección y estuve seguro de que había visto a alguien moviéndose. Quizá me lo imaginé y sólo era una cortina moviéndose, no lo sé. Así que dije: ‘Veo algo que se mueve’. Pedí [permiso] para abrir fuego contra ese punto, y después abrí fuego y [el resto de soldados] dispararon una descarga…

Pregunta: ¿Cuáles eran las normas de combate?

No había en realidad ningún tipo de normas de combate… Nos dijeron: ‘Se supone que aquí no hay civiles. Si veis a alguien, disparad’. El que esa persona fuera o no una amenaza no nos lo planteábamos; y para mí es lógico. Si le disparas a alguien en Gaza, está bien, no pasa nada. En primer lugar, porque es Gaza, y segundo, porque es una guerra. Esto también nos lo dejaron claro. Nos dijeron: ‘No tengáis miedo de disparar’, y nos dejaron claro que no había civiles que no estuvieran implicados.”

Una de las dos doctrinas militares básicas de las IDF es intentar garantizar un riesgo cero para sus tropas, y los testimonios de los soldados explican cómo esta doctrina se traduce en estrategias bélicas reales. Según el informe de 2014, la región fue “ablandada” con fuego de artillería durante varios días antes de que entrasen las tropas terrestres. Los aviones de combate y los helicópteros golpearon Gaza desde el aire, mientras que desde Israel se lanzaron masivos ataques de artillería. Esto contribuye a explicar por qué de los 2.133 palestinos que murieron durante la campaña de Gaza de 2014, 1.489 eran civiles. Se puede suponer, por lo tanto, que la vasta mayoría de los civiles muertos no cayeron víctimas de la infantería sino del bombardeo pre-invasión de las IDF.

Después de que la Franja de Gaza hubiera sido “ablandada” durante nueve días por la artillería, entraron las tropas. Esto es donde entra en juego la segunda doctrina de las IDF, la doctrina Dahieh, bautizada en relación al barrio de Beirut que Israel transformó en escombros en 2006. Gabi Siboni, del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel-Aviv, ha explicado la lógica que se esconde detrás de esto, apuntando que las IDF “necesitan actuar de inmediato, con decisión, y con una fuera desproporcionada en comparación con las acciones del enemigo y con la amenaza que entrañan. Una respuesta tal pretende causar daños e imponer un castigo que hagan necesario un largo y costoso proceso de reconstrucción. El golpe tiene que darse lo más rápido posible, y la prioridad debe ser dañar recursos antes que dar caza a todos y cada uno de los lanzacohetes”.

Una vez más, el informe de 2014 arroja una luz crucial sobre cómo estas doctrinas se convierten en estrategia. En un testimonio, nos enteramos de que parte del propósito de la doctrina Dahieh es producir el efecto del “día después”.

“Hubo un alto el fuego humanitario que entró en vigor a las 6:00. Recuerdo que a las 5:15 nos dijeron: ‘Mirad, vamos a organizar un espectáculo’. Fue impresionante, la precisión horaria de la fuerza aérea. La primera bomba cayó exactamente a las cinco y cuarto, y la última a las 5:59 y 59 segundos. Fue una locura. Disparos, bombas sin parar sobre un barrio [al este de BeitHanoun]… Sin parar. Simplemente sin parar. Todo el complejo de BeitHanoun en ruinas.

Pregunta: Cuando pasaste por el barrio al salir, ¿qué viste?

Cuando nos fuimos estaba todavía intacto. Nos ordenaron salir de BeitHanoun antes del alto el fuego, antes de que la fuerza aérea bombardeara.

Pregunta: Y cuando os enviaron de vuelta [después del bombardeo], ¿qué viste en el barrio?

Nada. Absolutamente nada. Nada. Como en la primeraescena de “El Pianista”. Está esa imagen famosa que siempre enseñan en los viajes a Polonia [viajes organizados para los estudiantes de secundaria israelíes para visitar los lugares en memoria del Holocausto], que muestra Varsovia antes de la guerra y Varsovia después de la Segunda Guerra Mundial. Muestran el corazón de Varsovia, una ciudad elegante y europea, y después la muestran al final de la guerra. Es exactamente el mismo barrio, sólo que sólo queda en pie una casa, y el resto está en ruinas. Esafue la imagen.”

Es precisamente a estos testimonies a lo que teme Ya’alon, no porque le avergüencen personalmente o revelen secretos militares, sino debido a sus posibles implicaciones legales. Al ministro de defensa, hay que subrayar, no le preocupa lo que puedan hacer los tribunales israelíes, ya que estos tribunales han defendido tradicionalmente la legalidad de las estrategias bélicas de las IDF. Más bien, le produce inquietud que estos testimonios puedan ser empleados como pruebas en tribunales europeos con jurisdicción universal en procesos penales abiertos contra el ejército y contra los responsables militares israelíes.

Ya en 2001, Ariel Sharon, entonces ministro de exteriores, fue imputado por un tribunal belga en relación a los conocidos crímenes de guerra perpetrados contra refugiados palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatila en Beirut en 1982. Desde entonces, según las noticas, docenas de denuncias contra políticos israelíes, altos cargos militares y responsables de las agencias de inteligencia han sido remitidas a tribunales europeos en diferentes estados. Aunque ninguno de estos casos ha llevado nunca a una condena, el gobierno israelí ha tomado precauciones y ha enviado a expertos en legalidad internacional a acompañar a las unidades militares de combate, y ha aconsejado a antiguos políticos y oficiales de las IDF no viajar a ciertos países europeos.

Desde la perspectiva del gobierno israelí, las organizaciones europeas de derechos humanos que envían peticiones a tribunales nacionales y regionales están implicadas en una “guerra jurídica” (“lawfare” en inglés, un término que combina las palabras ley y guerra y que se define como el uso de la ley para lograr objetivos militares). Guerra jurídica se refiere al intento por parte de individuos o de grupos de poner denuncias en cortes internacionales contra la violencia estatal que emana de la así llamada guerra global contra el terrorismo –prácticas que incluyen tortura, ejecuciones extrajudiciales y bombardeos de infraestructuras urbanas civiles-.

El primer grupo israelí en ser consciente de la amenaza de la jurisdicción universal fue la ONG Monitor, cuyo fundador escribió en 2004 un artículo titulado “Las ONGs declaran la guerra a Israel”. Según la ONG Monitor, las así llamadas “superpotencias ONG” están llevando a cabo una campaña de guerra jurídica contra Israel, recurriendo para ello a la jurisdicción universal para emprender litigios en tribunales europeos, norteamericanos e israelíes.

A MosheYa’alon le preocupa que las pruebas de las violaciones de la ley internacional e infracciones sistemáticas por parte de Israel recopiladas por Rompiendo el Silencio (y otras ONGs locales de derechos humanos) puedan, con el apoyo de la financiación internacional, sobrepasar los límites del debate doméstico. El ministro de defensa se siente amenazado precisamente porque las acusaciones se están amontonando hasta formar un inmenso archivo que prueba la violencia orquestada por el estado, un archivo que ya no puede ser contenido por las fronteras legales, políticas y simbólicas (aún no definidas) del estado. El hecho de que los testimonios sobre las políticas de violación de derechos de Israel tengan el potencial de trascender las fronteras del estado es lo que los convierte en traición.

Lo que constituye una ironía retorcida es que Ya’alon en realidad no tiene mucho de lo que preocuparse. Tras los horribles ataques terroristas de París y de Bruselas y las absurdas conexiones que políticos de diverso pelaje están haciendo entre la resistencia palestina y el terrorismo en Europa, parece muy poco probable que ninguna corte europea juzgue a un soldado o político israelí en un futuro a corto plazo. Mientras que la islamofobia gana impulso y tales “conexiones” se convierten en parte de la narrativa oficial, la amenaza de la guerra jurídica disminuye, dejando a los políticos y al ejército israelíes con las manos libres para seguir actuando con impunidad.

El profesor Neve Gordon es autor de La ocupación de Israel (2008 UC press) y de El Derecho Humano a Dominar (con Nicola Perugini, 2015, Oxford UniversityPress). Podéis seguir a Neve en Twitter.

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