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¿Hacia dónde se dirige el bloqueo político en Egipto?

El presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi [Dubai Media Office/Anadolu Agency].

La crisis política en Egipto desde el golpe de Estado en 2013 ha tenido un impacto negativo en todos los aspectos del país. La economía está en crisis, la deuda externa ha aumentado, la moral está baja, la producción ha disminuido y la investigación científica se ha estancado. Incluso el poder militar ha sido sometido a pruebas duras, como se ha visto recientemente en Sudán, además de otros conflictos como la disputa sobre la presa del Gran Renacimiento Etíope y las islas de Tirán y Sanafir. El régimen presume de algunos proyectos de infraestructura y nuevas ciudades, pero esto es visto como un milagro en el nuevo mundo.

A medida que se acercan las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2024, hay una oleada de expectativas de que el régimen iniciará el diálogo nacional y cubrirá las discusiones en los medios de comunicación. Se espera que se concedan más amnistías a presos de conciencia, se ponga fin a las nuevas detenciones y se suavice la represión de los medios de comunicación. Sin embargo, hasta ahora, el diálogo nacional sigue estancado en su primera fase y la liberación de presos ha sido lenta. Además, han continuado las detenciones, incluso de conocidos activistas como el Dr. Hani Suleiman y miembros de partidos políticos que participan en el diálogo nacional, como el Partido de la Constitución y el Partido de la Dignidad. La fecha anunciada para el inicio de las sesiones, el 3 de mayo, es dudosa, basándose en experiencias anteriores.

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El régimen egipcio se enfrenta a una serie de desafíos internos y externos que amenazan su estabilidad. Entre estos problemas destaca la enorme deuda externa, que ha alcanzado los 160.000 millones de dólares y ha generado dificultades para el pago de cuotas e intereses. Además, los grandes proyectos en los que el régimen ha invertido grandes sumas de dinero presentan importantes déficits que obstaculizan su finalización. A pesar de ello, el FMI continúa presionando al gobierno para que detenga proyectos considerados poco viables y aprueba la flotación de la libra egipcia tras la festividad del Eid Al-Fitr. Asimismo, se acelera la privatización de empresas públicas, incluyendo proyectos propiedad del Ejército.

Lucha interminable entre Egipto/Etiopía y Sudán por la presa del Renacimiento - Caricatura [Sabaaneh/Monitor de Oriente].

A pesar de que el régimen se ha comprometido en principio con las demandas de privatización, se enfrenta a un problema para vender los proyectos propuestos debido a la pérdida de confianza de los inversores extranjeros en la economía egipcia y en la moneda local, que esperan una mayor devaluación.

En cuanto a la seguridad, la lucha contra el terrorismo en el Sinaí continúa, a pesar de las afirmaciones del presidente Sisi de que ha sido erradicado. Además, han surgido riesgos para la seguridad desde el oeste (Libia) y el sur (Sudán). El último desafío ha sido la captura de soldados egipcios en el aeropuerto de Merowe por las Fuerzas de Apoyo Rápido, lo que ha dañado la dignidad nacional y ha enfurecido a muchos egipcios.

A pesar de los crecientes desafíos y presiones sobre el régimen, muchos esperan que las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias de 2024 sean diferentes de las anteriores. Sin embargo, los indicadores actuales apuntan en la dirección equivocada. Aunque el régimen parecía dispuesto a presentar una jugada más controlada mediante negociaciones secretas con líderes del movimiento civil, que incluye a varios partidos liberales y de izquierda del bando del 30 de junio, para persuadirlos de presentar candidatos presidenciales y asegurarse una participación electoral del 30%, el entorno adecuado para ello aún no se ha materializado.

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Aunque muchas fuerzas políticas nacionales y extranjeras han mostrado su interés en las elecciones presidenciales como una posible solución al estancamiento político actual, el movimiento civil ha planteado una serie de exigencias previas para garantizar un entorno adecuado para las mismas. Entre estas exigencias se incluyen la libertad y seguridad de los candidatos, la neutralidad de las instituciones estatales, la aceptación de la supervisión de la ONU y la UE, así como el recuento de los votos y el anuncio de los resultados en las subcomisiones. Además, personalidades políticas nacionales han emitido una declaración titulada "Abrir el espacio público" que subraya la necesidad de liberar a los presos de conciencia y aceptar la supervisión de la ONU. La oposición en el extranjero ha adoptado estas mismas demandas, junto con otras disposiciones como la eliminación de restricciones constitucionales y legislativas a la candidatura de algunas personas y el levantamiento de las restricciones impuestas a los medios de comunicación, partidos, asociaciones, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil.

Aunque la oposición es consciente de que las próximas elecciones pueden no diferir mucho de las anteriores, también sabe que debe invertir en ellas para obtener beneficios políticos y abrirse paso, aunque sea poco, en la escena política. Sin embargo, es probable que recurran al boicot si el régimen no atiende sus demandas, lo que podría llevar a una gran explosión popular, como advierten las declaraciones de algunas figuras políticas.

Este artículo apareció por primera vez en árabe en Arabi21 el 16 de abril de 2023

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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