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El Estado y la militancia sionista

Fuerzas israelíes toman medidas de seguridad tras una incursión en la ciudad de Nablus, en el norte de Cisjordania, el 12 de marzo de 2023. En la redada murieron 3 palestinos. [Nedal Eshtayah - Anadolu Agency]

¿Dónde y cuándo comienza la Historia? ¿Y quién lo decide? Este es un punto crucial cuando se trata del conflicto en Palestina debido a las narrativas contradictorias. Los principales medios de comunicación, por ejemplo, optan por la narrativa en la que "un pistolero palestino disparó a dos hermanos israelíes en el pueblo palestino de Huwara", mientras que la narrativa palestina es que "después de que el ejército israelí matara a 11 palestinos en la vecina ciudad de Nablus, un miembro de un grupo de resistencia palestino abrió fuego contra dos miembros de las fuerzas armadas que vivían en un asentamiento judío ilegal y que resultaban ser hermanos". Según los medios de comunicación israelíes, los dos colonos israelíes eran un marino y el otro planeaba servir como soldado de combate en el ejército israelí.

Desde principios de la década de 1990, académicos y funcionarios de seguridad israelíes han advertido al gobierno sobre el papel destructivo de los colonos ilegales fuertemente armados, no sólo para los palestinos, sino sobre todo -desde el punto de vista del gobierno israelí- también para la autoridad del gobierno de ocupación israelí en Cisjordania. Sin embargo, Israel ha optado por no actuar y en muchos casos ha proporcionado armas a los colonos, así como cobertura legal y política.

El 26 de febrero, colonos armados atacaron el pueblo palestino de Huwara, cerca de Nablus, quemando casas, tiendas y coches, y agrediendo a los residentes locales. Los daños fueron de tal magnitud que algunos israelíes se solidarizaron con las víctimas y denunciaron las acciones de los colonos. Un general lo calificó de "pogromo", una palabra muy emotiva para un judío. Los diplomáticos europeos acudieron en masa al pueblo para conocer a la gente y expresar su solidaridad. También ellos condenaron los crímenes de los colonos.

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Sin embargo, ¿qué había de nuevo o diferente en el ataque de los colonos a Huwara para que los diplomáticos sintieran que tenían que ir allí? Lo que hicieron los colonos matones fue en realidad sionismo en acción; la ideología fundacional de Israel es una forma de fascismo. En 1975, la ONU declaró que el sionismo "es una forma de racismo y discriminación racial". Esta resolución fue posteriormente anulada bajo la intensa presión de los aliados de Israel en la escena mundial. No obstante, organizaciones de derechos humanos como B'Tselem, Human Rights Watch y Amnistía Internacional han afirmado que el Estado de ocupación ha superado ya el umbral legal para ser clasificado como Estado de apartheid.

Los sionistas de Estados Unidos y Europa están aparentemente conmocionados por lo que están viendo en Israel y en Cisjordania ocupada por Israel. Han tendido a mirar a Israel a través de cristales de color de rosa como una réplica de sus propios países, un supuesto "puesto avanzado de la civilización en oposición a la barbarie".

Israel se ahoga en su crimen - Caricatura [Sabaaneh/Monitor de Oriente].

Los europeos ven temblar los pilares de Israel, como si el Estado estuviera a punto de desmoronarse, con su identidad de democracia laica sustituida por una teocracia judía de extrema derecha. El primer ministro Benjamin Netanyahu y sus compinches siguen adelante, al parecer, con su golpe judicial que socavará la ya sólo parcial democracia de Israel. Las Fuerzas de Defensa de Israel y los organismos de seguridad están siendo testigos de lo que en otros países se llamaría un motín en protesta por la "reforma" judicial prevista. Desde hace diez semanas se celebran manifestaciones masivas en Tel Aviv, y dirigentes israelíes de todo el espectro político reciben amenazas de muerte, mientras los colonos israelíes arrasan Cisjordania y dejan al descubierto la verdadera cara del Israel "democrático". Los extremistas de extrema derecha que persiguen los objetivos del Partido Sionista Religioso están tomando el control; sus seguidores se han infiltrado en todos los organismos estatales y son cada vez más numerosos. Si mañana se celebraran elecciones generales, mantendrían su -aunque escasa- mayoría en el Parlamento. El giro hacia la extrema derecha parece inevitable e irreversible.

El presidente israelí, Isaac Herzog, y antiguos altos cargos de la seguridad y el ejército advierten de que Israel puede enfrentarse a una guerra civil si el país mantiene esta trayectoria. Los ministros Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich están intentando dividir el ejército y la policía y convertirlos en milicias de extrema derecha que trabajen junto a las milicias ilegales de colonos en la Cisjordania ocupada.

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El ex primer ministro israelí Ehud Barak advirtió el año pasado sobre "la maldición de la octava década". Israel, dijo, podría dejar de existir antes de su 80 aniversario si no se toma en serio la división ideológica.

El mes sagrado musulmán del Ramadán comenzará la próxima semana. Cientos de miles de palestinos y otros musulmanes llenarán la mezquita de Al-Aqsa, en la Jerusalén ocupada. Israel se ha preparado para ello enviando cientos de tropas a la zona. El Ramadán se ha convertido en una fobia israelí en los últimos años, ya que suele registrar un repentino aumento de la violencia y, en ocasiones, ofensivas militares de las FDI durante el mes de ayuno. Mientras los musulmanes acuden a la mezquita de Al Aqsa en busca de paz y serenidad, las fuerzas y los colonos israelíes insisten en provocar a los fieles para demostrarles quién manda; esta provocación suele generar una fuerte reacción. Este escenario se ha convertido en un importante tema de debate entre Netanyahu y sus homólogos extranjeros.

Israel se encontrará entre la espada y la pared: entre los palestinos, que llevan mucho tiempo soñando con la libertad y están dispuestos a pagarla con su vida, y una comunidad judía dividida y atrapada en una confrontación existencial de su propia cosecha. El Ramadán de 2023 bien podría ser otro síntoma de la "maldición de la octava década" del Estado de ocupación.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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El Dr Mohammad Makram Balawi es un autor palestino establecido en Estambul. Preside el Asia-Middle East Forum.

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