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Egipto quiere hacernos creer que la crisis económica se debe a la guerra de Ucrania, pero no es así

El primer ministro egipcio, Mostafa Madbouly, el 25 de mayo de 2019 [MICHELE SPATARI/AFP/Getty Images].

Los medios de comunicación egipcios y altos funcionarios del Gobierno responsabilizan a la guerra entre Rusia y Ucrania de la grave crisis económica que sufre Egipto desde febrero del año pasado, e incluso antes. Según ellos, la guerra anuló los "enormes beneficios" obtenidos por la economía durante la aplicación del programa de reformas entre 2016 y 2021. El coste para la economía de Egipto causado por la guerra, afirman, se estima en miles de millones de dólares.

Tres meses después del estallido de la guerra, el primer ministro Mostafa Madbouly reveló el 15 de mayo de 2022 las estimaciones de su gobierno sobre el coste del impacto financiero directo de la guerra en Egipto. Se decía que le estaba costando al país 130.000 millones de libras egipcias (7.100 millones de dólares), con otros 335.000 millones de libras (18.300 millones de dólares) indirectos.

Según altos funcionarios y diversos medios de comunicación, la guerra provocó la salida de Egipto de 22.000 millones de dólares de dinero especulativo y disuadió la inversión extranjera. La escasez de divisas, concretamente del dólar estadounidense, y por tanto la flotación de la libra egipcia tres veces en menos de un año, también se achacan a la guerra de Ucrania, al igual que el agotamiento del vital sector turístico y el colapso de sus ingresos en divisas. También es responsable, según se nos dice, de las importantes subidas de precios de los productos de primera necesidad, que han llevado la inflación a su nivel más alto en cinco años.

A la guerra se atribuye el enorme déficit presupuestario general sin precedentes, así como el aumento de la deuda pública, el encarecimiento de los préstamos exteriores y el incremento de la factura de las importaciones, especialmente de productos alimenticios como trigo, maíz, aceites, cebada y arroz, así como de derivados del petróleo, gasolina, gasóleo y gas natural.

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Los medios de comunicación egipcios afirman que la guerra de Ucrania ha provocado el hundimiento del poder adquisitivo de los ciudadanos; la falta de liquidez financiera en sus bolsillos y la pérdida de sus ahorros; el regreso del mercado negro de divisas y el acaparamiento de moneda extranjera en lugar de moneda local; el aumento del desempleo y la extensión de la pobreza extrema; el hundimiento de la clase media; y el estancamiento de los mercados con un fuerte descenso de las compras.

En pocas palabras, la guerra entre Rusia y Ucrania, según los medios de comunicación, ha empobrecido al pueblo egipcio, ha obstaculizado el plan de reforma económica y ha llevado al gobierno a recurrir a préstamos extranjeros. Sin embargo, la mayor parte de esta información es falsa.

Lo que los funcionarios y los medios de comunicación no dicen es que la crisis económica egipcia precedió a la guerra. El ahogo del país en una deuda externa récord comenzó en noviembre de 2016 con la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, no en febrero de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania.

Además, la verdadera crisis monetaria comenzó con los problemas del sector turístico entre 2013 y 2016, y luego de nuevo durante la pandemia de coronavirus. La crisis se agravó con la política de expansión del endeudamiento externo y la obtención de unos 130.000 millones de dólares en préstamos en pocos años.

Los saltos de precios no empezaron con la guerra entre Rusia y Ucrania. Comenzaron cuando el gobierno ignoró sectores vitales como la agricultura, la producción, la industria y la exportación. Las subidas de precios alimentaron la política del gobierno de reducir las subvenciones a los productos básicos, incluidos los alimentos, la gasolina, el gasóleo y el gas. También provocaron el aumento del coste del transporte público, de las tasas e impuestos gubernamentales, y la devaluación de la moneda en varias ocasiones, lo que elevó el coste de los bienes importados.

La guerra no es responsable del bombeo de unos 100.000 millones de dólares en proyectos que no son prioritarios ni para el pueblo ni para la economía. Tales proyectos podrían haberse pospuesto sin perjudicar al país, como la nueva capital administrativa, que cuesta 58.000 millones de dólares; la ampliación del Canal de Suez, 8.000 millones; la línea de ferrocarril eléctrico de lujo, 30.000 millones; y otros grandes proyectos que se están construyendo con préstamos en dólares en un país que tiene un déficit comercial crónico de unos 30.000 millones anuales, un enorme déficit de financiación y una huida de las inversiones extranjeras. La guerra no es responsable del despilfarro de dinero público.

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Sí, la guerra tuvo un efecto negativo en la economía egipcia, especialmente en el turismo y la inversión extranjera, y elevó el coste de las importaciones de alimentos de Rusia y Ucrania, sobre todo de trigo. Sin embargo, los precios de los alimentos en Egipto bajaron después de que Rusia permitiera a Ucrania exportar grano con garantías de Turquía y la ONU.

Los medios de comunicación intentan presentar al pueblo egipcio que el sufrimiento de los ciudadanos y de la economía es catastrófico y prolongado, y que los efectos en Egipto superan las repercusiones en los propios países beligerantes, y esto es una gran mentira. La economía de Rusia sólo se contrajo un 2,1% durante 2022, y la moneda ucraniana sólo ha perdido alrededor del 30% de su valor desde el comienzo de la guerra.

El impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania en la economía egipcia podría haber sido limitado y de corta duración si el Estado no hubiera dependido del dinero caliente para lograr una falsa estabilidad de la libra egipcia, y si el Estado se hubiera contentado con bienes estratégicos, como trigo, maíz, aceites, arroz y medicinas. También podría haber sido así si se hubiera frenado el endeudamiento exterior; si no se hubiera hecho un uso indebido de las limitadas reservas de divisas del Estado; y si éste hubiera evitado las políticas económicas erróneas basadas en preferir el endeudamiento a la producción local y en hurgar en los bolsillos de los ciudadanos y aumentar los impuestos y las tasas. Además, el gobierno podría haber limitado los efectos si hubiera puesto fin a su política de expansión excesiva del neoliberalismo feroz que empobreció a millones de personas, provocando el colapso de la clase media y empujándolas a la pobreza.

Este artículo apareció por primera vez en árabe en Al-Araby Al-Jadeed el 26 de febrero de 2023

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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colaborador de The New Khalij.

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