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Asesor de Ghannouchi: "el golpe de Saied nació muerto y Túnez está al borde de una explosión social"

Riadh Chaibi, presidente del Comité Organizador del 9º Congreso del partido islamista Ennahda, habla durante una rueda de prensa en Túnez el 9 de julio de 2012 [FETHI BELAID/AFP/GettyImages].

Riadh Chaibi, asesor del presidente del Movimiento Ennahda y dirigente del opositor Frente de Salvación Nacional, afirmó que el movimiento es inocente del caso de los "despachos", señalando que el propósito de plantear este caso es un intento de difamar al movimiento. También confirmó que Túnez está al borde de una "explosión social" que podría derribar a la autoridad existente y provocar una agitación generalizada en el país.

"El caso de los despachos es político, no penal, porque es un producto de la imaginación de sus propietarios, y no hay hechos que confirmen su afirmación. Todas las investigaciones que han llevado a cabo hasta ahora no contienen ninguna acusación directa contra el Movimiento Ennahda ni contra ninguno de sus dirigentes, y la detención del ex primer ministro y la insistencia en procesar al resto de los dirigentes son todas medidas políticas nulas", dijo Chaibi.

Señaló que "los opositores del movimiento que adoptan una visión excluyente quieren ajustar sus cuentas con él. En este sentido, cuentan con el apoyo de una autoridad que se hizo cargo del gobierno y anuló la vía democrática el 25 de julio de 2021. Este objetivo político, apoyado por una campaña mediática organizada, pretende difamar al Movimiento Ennahda y la reputación de su presidente, el jeque Rached Ghannouchi. Su objetivo también se ha ampliado para liquidar el resto del proceso de transición democrática y sus símbolos."

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"Llegar al extremo de los juicios políticos y de espectáculo y la amenaza de disolver el movimiento es algo que no se puede predecir ahora. Sin embargo, el Movimiento Ennahda representa una amplia corriente social, y una decisión política no puede excluirlo, pues la experiencia ya ha demostrado el fracaso de este método", añadió Chaibi.

Las autoridades tunecinas habían citado al jefe del Movimiento Ennahda, Rachid Ghannouchi, y a sus dos adjuntos, Ali Laarayedh y Noureddine Bhiri, junto con otros dirigentes del movimiento y decenas de políticos y juristas, para ser investigados en el caso de "envío a focos de tensión", basándose en una denuncia que había presentado anteriormente la ex diputada Fatima Al-Masadi.

"Hemos resistido a Bourguiba durante décadas. Cayó mientras el movimiento democrático continuaba. Del mismo modo, resistimos a Ben Ali y no dejamos de hacerlo hasta su caída. Nuestro destino es resistir hasta que caiga este golpe y reforzar el frente interno reuniendo a la oposición para hacer frente a este peligro que socava nuestra democracia. Seguiremos centrándonos en las preocupaciones del pueblo y en sus derechos económicos y sociales hasta que recuperemos nuestra dignidad y la democracia completa, no dividida", dijo Chaibi en relación con las opciones que tiene actualmente el Frente de Salvación Nacional.

Añadió: "Este golpe nació muerto, y por tanto no tiene elementos para continuar. Sus intentos de fabricar casos contra sus oponentes no son más que intentos de evitar enfrentarse a los urgentes problemas sociales y económicos existentes, mientras que no puede asegurar la mayoría de los materiales básicos para vivir, como el azúcar, el aceite, la leche e incluso el agua. Los precios de los productos básicos disponibles se han disparado debido al impacto de la inflación y a la ausencia de una política económica y financiera creíble por parte del gobierno. Las autoridades intentan dirigir la atención hacia casos inventados para distraer a la gente de la exigencia de sus derechos. Pero lo que vemos de la intranquilidad de la gente, y el rápido deterioro de los establecimientos del gobierno y de las instalaciones públicas, son indicios de que se acerca una explosión social, que coincide con una tensión política sin precedentes".

Chaibi explicó además: "El estallido social está llamando a las puertas de Túnez, y esta autoridad, si pretende hacer frente a la realidad de forma responsable, no tiene más remedio que dimitir y dar una oportunidad a un gobierno de salvación nacional que sea creíble y cuente con la confianza de la opinión pública nacional y de los socios internacionales. Esto podría agilizar la financiación de la economía nacional, y para la celebración de elecciones presidenciales y legislativas anticipadas que restablezcan la autoridad del propietario soberano, el pueblo tunecino, para evitar un colapso general que puede caer sobre todo."

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