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La destrucción es el fin de una nación que come lo que no siembra

Agricultores inspeccionan las plantas de trigo durante su proceso de producción en la provincia del Delta del Nilo de al-Minufiyah, Egipto, el 25 de marzo de 2022. [Stringer - Agencia Anadolu]

Desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, el mundo entero vive horrorizado. Todo el mundo teme una crisis alimentaria global que pueda afectar a muchas regiones del mundo, ya que Rusia y Ucrania son las principales fuentes de grano y trigo para muchos países, especialmente nuestros países árabes, por desgracia. Egipto y Sudán, por ejemplo, tienen las tierras agrícolas más fértiles, ya que cuentan con el gran río Nilo; sin embargo, importan trigo de Rusia y Ucrania.

Basta decir que, si Sudán hubiera tenido visión y previsión, habría sido la esperada cesta de alimentos para los países árabes.

Todo el mundo teme una hambruna que pueda afectar a muchas partes del planeta, especialmente a África. La Directora General del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, advirtió recientemente sobre este asunto. Dijo explícitamente: "La guerra en Ucrania significa hambre en África".

Las advertencias no se limitan a los medios de vida de las personas en esas regiones, sino que se extienden hasta el punto de que el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo que "el mundo será testigo de una tormenta de hambrunas y de un colapso del sistema alimentario mundial".

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En caso de que el sistema alimentario mundial se derrumbe, seguramente provocará catástrofes humanitarias, disturbios y agitación política que pueden llegar al extremo del caos y la destrucción.

Desgraciadamente, estamos esperando este desastre en nuestra región árabe, mientras estamos ociosos, sin hacer nada. Estamos esperando la solución del cielo, ¡aunque del cielo no caiga oro ni plata!

La invasión rusa de Ucrania podría provocar escasez de pan en algunas partes del mundo árabe - Caricatura [Sabaaneh/Monitor de Oriente].

El ministro de Comercio de Kuwait, Fahd Al-Shariaan, espera un aumento disparatado de los precios durante el próximo periodo como consecuencia de los acontecimientos sin precedentes en el mundo. Dijo: "La situación en el mundo y en nuestra región es muy grave; esperamos que se produzca una hambruna. Los barcos cargados de trigo, grano y semillas con destino a Kuwait, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bahréin y Omán se desvían en medio del mar para dirigirse a Europa".

Así, han comenzado las operaciones de piratería y robo en medio del mar.

"La prohibición de exportar materias primas, con el cincuenta por ciento de los productos del mundo están impedidos de exportar, podemos vivir una etapa crítica si no estamos preparados, y si no nos preparamos para una situación así", añadió Al-Shariaan.

Esta es la situación en los países ricos del Golfo. Temen un aumento de los precios, la escasez de alimentos y la desaparición de productos básicos, entonces ¿cómo será la situación en el resto de los países árabes pobres que no pueden asegurar el pan, como Egipto, Siria, Líbano, Yemen, Argelia, Túnez, Marruecos y otros?

Hace una semana, la revista francesa "Le Point" dio la voz de alarma a los árabes. Se preguntaba: "¿Provocará la guerra de Ucrania una nueva Primavera Árabe? Y respondía en el mismo artículo que "las semillas de la ira que provocaron el estallido de la Primavera Árabe en 2011 siguen presentes". Añadía que la escasez de materiales básicos en Oriente Medio y el Norte de África, debido a las consecuencias de la guerra rusa contra Ucrania, hace que muchos susurren la hipótesis de una "segunda versión" de la Primavera Árabe, cuya chispa se deberá a la escasez de alimentos que los regímenes autocráticos de la región no pueden controlar. La revista afirmó que tanto Ucrania como Rusia representan un tercio de las exportaciones mundiales de trigo, cebada, girasol, amoníaco y urea, que en realidad se considera un "arma alimentaria" con efectos destructivos parecidos a los de las armas nucleares.

"Le Point" afirmó que países como Egipto, Argelia y Libia dependen de ambos, los dos bandos del conflicto en curso, para asegurar la mitad de sus importaciones de trigo, lo que es considerado como una adicción por esta región, que alberga el 4% de la población mundial, mientras que sus necesidades alcanzan el 35% de las importaciones mundiales de cereales. Esto constituye una "ecuación infernal" que lleva más de quince años sin resolverse. Lo peor, según el periódico, es que la escasez prevista en 2022 amenaza con convertirse en una pesadilla alimentaria en 2023, donde es poco probable que Ucrania pueda cosechar durante la primavera, ya que los hombres se fueron al frente y las mujeres huyeron de las bombas rusas. Es posible que Ucrania ni siquiera siembre en la próxima temporada.

"Le Point" concluye que las semillas de la ira en la región del Magreb en 2022 siguen siendo las mismas que durante las revoluciones de la Primavera Árabe en enero de 2011. Mientras que los fuegos de la ira en la región se han apagado mal, las llamas aún continúan debido al evidente fracaso de los regímenes autocráticos en Túnez, Egipto, Siria, Libia, Yemen, Irak, Líbano y Sudán.

La guerra ruso-ucraniana ha revelado la verdad de los regímenes árabes autocráticos que dan prioridad a garantizar la seguridad de su dominio con prácticas opresivas, y no garantizan la alimentación de su pueblo. De hecho, es cierto que "la destrucción es el fin de una nación que come lo que no siembra, y se viste de lo que no teje".

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Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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