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Mahmoud Abbas y su lealtad a los intereses estadounidenses e israelíes

El presidente palestino Mahmud Abbas el 25 de mayo de 2021 en la sede de la Autoridad Palestina en la ciudad cisjordana de Ramallah [ALEX BRANDON/POOL/AFP vía Getty Images].

Para evitar que Hamás se imponga políticamente a la Autoridad Palestina, Israel atendió el llamamiento de EE.UU. para reforzar el gobierno de Mahmud Abbas haciendo concesiones a los palestinos. El concepto, sobre el que el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, se ha manifestado, es que la mejora de la economía palestina disminuirá el resentimiento contra la AP, lo que supuestamente debilitará a Hamás.

Sólo que las concesiones no deberían ser concesiones en absoluto. El hecho de que la AP esté aceptando concesiones en lugar de derechos dice mucho de su posición precariamente debilitada. Mahmoud Abbas no está en condiciones de insistir en los derechos políticos; de ahí que se disfrace a las concesiones como una ganancia para el pueblo palestino, pero ni una palabra sobre cómo Israel puede imponer rápidamente otras restricciones, o revertir su decisión.

La última reunión de Abbas con Gantz tuvo lugar en la casa de este último en Tel Aviv. Las concesiones ofrecidas a los palestinos son una continuación de las ofrecidas en junio: un préstamo de 32,2 millones de dólares sobre los ingresos fiscales y la legalización del estatus residencial de 9.500 palestinos y sus cónyuges que viven en Cisjordania o Gaza ocupadas sin la documentación adecuada. Los funcionarios de la AP obtendrán pases VIP para entrar en Israel sin detenerse en los puestos de control, mientras que 1.100 empresarios palestinos recibirán pases comerciales.

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No todos están tan entusiasmados como Abbas. La primera reunión con Gantz fue criticada por académicos palestinos, que la equipararon al llamado "acuerdo del siglo" del expresidente estadounidense Donald Trump. "Esto es políticamente inquietante, y puede beneficiar económicamente a la Autoridad. Esto es más coherente con la propuesta de Kushner y Netanyahu, que se llamó paz económica", había declarado el doctor Nasr Abdel Kareen.

El analista político palestino Razi Nabulsi resumió sucintamente la estrategia de Israel y la AP. "Fatah se ha convertido hoy en una fuente legítima de presencia de la Autoridad Palestina", declaró. "La reunión nos muestra que Cisjordania para Gantz es una cuestión de seguridad y Abbas es el jefe de esta empresa de seguridad, no es una reunión política en absoluto".

Abbas llevó un regalo a Gantz y recibió a cambio aceite de oliva israelí... - Caricatura [Sabaaneh/Monitor de Oriente]

La crítica de Nabulsi es especialmente relevante teniendo en cuenta la situación en la Cisjordania ocupada después de que los servicios de seguridad de la AP mataran al activista palestino Nizar Banat, lo que provocó protestas que pedían la dimisión de Abbas. Ese atisbo de autonomía palestina -la rabia espontánea y justificada contra una entidad que pone a los servicios de seguridad en contra de la gente a la que debería proteger- fue suficiente para que Israel cambiara de táctica y decidiera ayudar a Abbas a mantener el control. Abbas es un colaborador importante para Israel y éste no tiene intención de perder los escalones que puede controlar en Ramala.

Nabulsi también se hizo eco de las preocupaciones anteriores de que las concesiones económicas equivalen a la implementación del "acuerdo del siglo", en todo menos en el nombre. Lo que nos lleva a preguntarnos, una vez más, por qué Abbas estaba tan ansioso por demostrar su sometimiento al presidente estadounidense Joe Biden. A pesar de toda la grandiosa retórica de resistencia cuando le convenía, las palabras de Abbas siempre sonarán huecas e hipócritas.

No hay ni una pizca de lealtad palestina en Abbas. Jugar con la vida y el bienestar de los palestinos -incluso fingir que Israel busca alguna forma de bienestar para los palestinos, cuando los asesina en Gaza, en los puestos de control o en cualquier otro lugar con el pretexto de la seguridad- garantizará que Abbas siga siendo recordado por una corrupción sin precedentes de la lucha palestina por la liberación. Cuando la era de Trump llegó a su fin, Abbas fue el primero en hablar de la vuelta al statu quo. Lo que no mencionó y esperó que otros no lo notaran, fue un statu quo bajo nuevas circunstancias que Biden claramente quiere mantener.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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MEMO Staff Writer

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