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Convertido en el primer proveedor de petróleo de China, Arabia Saudí profundiza en sus relaciones con Pekín

El príncipe heredero saudí Mohammed Bin Salman se reúne en Pekín con el viceprimer ministro de China el 22 de febrero de 2019 [Arab News/Twitter].

Dos meses después de que las importaciones chinas de petróleo procedentes de Arabia Saudí cayeran un 19%, Riad ha recuperado su posición preeminente como principal proveedor de crudo a Pekín.

Los datos del ministerio chino que recoge los datos sobre aduanas e impuestos especiales, la Administración General de Aduanas, mostraron ayer un aumento del 53%, hasta 1,96 millones de barriles diarios (bpd), 8,06 millones de toneladas. Esta cifra se compara con los 1,58 millones de bpd de julio y los 1,24 millones de bpd de agosto del año pasado.

Las importaciones de Rusia se situaron en 6,53 millones de toneladas en agosto, es decir, 1,59 millones de bpd, y 1,56 millones de bpd en julio.

Por su parte, los Emiratos Árabes Unidos han visto descender su posición de forma drástica, ya que los envíos de Abu Dhabi cayeron casi un 40% en términos interanuales. Los EAU han caído a la octava posición en cuanto a la cantidad de petróleo que exportan a China.

Desde principios de este año, los datos oficiales no han registrado ninguna importación desde Irán o Venezuela. Ambos países están sometidos a sanciones por parte de Estados Unidos.

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En marzo, Saudi Aramco declaró que garantizará que la seguridad energética de China siga siendo su máxima prioridad durante los próximos 50 años y más allá. Riad también busca profundizar los lazos con Pekín en el sector energético.

"El Reino tiene ambiciones más audaces para ampliar e intensificar [nuestra] colaboración en materia de investigación con China", declaró el director general de Aramco, Amin Nasser, en el Foro de Desarrollo de China.

El estrecho abrazo de Riad con Pekín se produce en un momento en que Occidente busca una nueva estrategia de contención para China, lo que probablemente suponga nuevos retos para el reino. La semana pasada, Australia, el Reino Unido y Estados Unidos firmaron un pacto de seguridad trilateral.

El AUKUS, como se denomina, hará que Estados Unidos y el Reino Unido ayuden a Australia a desarrollar una flota de submarinos de propulsión nuclear. Los analistas consideran que el nuevo hecho de seguridad es una señal del pivote de Estados Unidos hacia el lejano oriente y de la intensificación de sus esfuerzos para contener la influencia de China.

Dado que el crecimiento económico de Riad depende del mantenimiento de fuertes lazos con Pekín en el futuro inmediato, el Estado del Golfo puede encontrarse entre la espada y la pared.

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