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El acercamiento entre Turquía y Egipto tiene límites

El ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu (izq.), y su homólogo egipcio, Sameh Shoukry, llegan para una foto de grupo durante la Segunda Conferencia de Berlín sobre la paz en Libia, en el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, en Berlín, el 23 de junio de 2021 [MICHAEL SOHN/POOL/AFP vía Getty Images].

La semana pasada se celebró una reunión entre altos funcionarios egipcios y turcos en Ankara para discutir la posibilidad de reparar las relaciones mutuas. El ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, calificó de "positivas" las conversaciones a una cadena de televisión local.

Según Cavusoglu, Turquía está dando "pasos positivos" para mejorar las relaciones. "Nuestros amigos [egipcios] se están reuniendo en el ministerio", dijo a NTV. "Si lo decidimos juntos después de las reuniones, daremos los pasos mutuos necesarios para nombrar un embajador".

La primera ronda de estas conversaciones tuvo lugar en mayo, cuando el viceministro de Asuntos Exteriores turco Sedat Onal y su homólogo egipcio Hamdi Sanad Loza se reunieron en El Cairo. Las consultas políticas, dijeron sus ministerios, se centraron en "los pasos necesarios que pueden conducir a la normalización de las relaciones entre los dos países en el contexto bilateral y regional".

Turquía busca un acercamiento similar con los EAU y Arabia Saudí. Los movimientos en este sentido comenzaron tras el fin del asedio impuesto a Qatar por Arabia Saudí. El gobierno de Doha fue respaldado por Ankara durante la crisis.

Hay varias razones para el acercamiento turco a los países árabes, pero las más destacadas son las cuestiones comerciales y de seguridad nacional.

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Desde el derrocamiento del presidente egipcio libremente elegido Mohamed Morsi en 2013, Egipto y Turquía no han intercambiado embajadores. Morsi, que murió en prisión hace dos años, fue derrocado en un golpe militar dirigido por el entonces ministro de Defensa, el general Abdel Fattah Al-Sisi, actual presidente. A pesar del golpe, fue respaldado por Occidente, incluido Estados Unidos, así como por Rusia. De hecho, "golpe" era una palabra que a la mayoría de los gobiernos les resultaba imposible siquiera mencionar en público.

Turquía cortó las relaciones diplomáticas con el régimen de Sisi, aunque mantuvo los vínculos comerciales y de inteligencia lejos de la opinión pública. Además, Ankara no estaba contenta con el apoyo de Egipto al renegado mariscal de campo libio Jalifa Haftar en su lucha contra el gobierno reconocido por la ONU en Trípoli.

"No hay amistad ni enemistad duradera en las relaciones internacionales", declaró Cavusoglu el martes a la emisora turca. Describió las recientes reuniones y conversaciones entre altos diplomáticos turcos y emiratíes como "pasos positivos en el proceso de normalización". Añadió que las conversaciones entre Ankara y El Cairo podrían conducir a un acuerdo sobre la exploración de gas en el Mediterráneo oriental.

Algunos observadores y analistas creen que los Estados árabes necesitan a Turquía porque sus productos son de buena calidad y relativamente baratos, y satisfacen sus necesidades de mercado. También se considera un buen vehículo para la inversión extranjera. Los mercados árabes también interesan a Turquía porque son consumidores y están cerca, lo que significa que los costes de transporte son menores.

Otros afirman que la caída en desgracia de la Hermandad Musulmana en los países árabes, resultado de una feroz propaganda y de sanciones económicas respaldadas y pagadas por Occidente, animó a los Estados del Golfo y a Egipto a dar pasos hacia el acercamiento a Turquía. Sin la presencia local de la Hermandad, creen los regímenes autocráticos del mundo árabe, el presidente Recep Tayyip Erdogan tiene las manos atadas hasta cierto punto y es menos capaz de dominar sus países. De ahí que se acerquen a Turquía, ya que no temen a Erdogan, que está deseando acabar con la enemistad con el mundo árabe y no árabe para dirigir su tiempo y sus esfuerzos hacia Afganistán.

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A pesar de los "pasos positivos" y del ambiente alentador relacionado con las buenas relaciones entre Turquía y las naciones árabes, y de las expectativas de que puedan intercambiarse embajadores entre Ankara y El Cairo, los informes procedentes de la capital turca sugieren que no hay posibilidad de que se produzca una reunión entre los presidentes turco y egipcio.

"Las conversaciones no conducirán a una reunión entre Erdogan y Al-Sisi", dijo el periodista turco Hamza Takin a RT Arabic. El problema de Erdogan con Egipto, señaló, es con el régimen, no con el pueblo.

Su colega, el periodista turco Zeyd Varol, me dijo que "para Erdogan, Al-Sisi no ha sido ni será un presidente legítimo de Egipto a menos que haya sido nombrado legalmente y elegido libremente por el pueblo egipcio". Varol también descartó una reunión entre ambos, pero reiteró que la normalización de los lazos entre Turquía y Egipto sigue adelante.

"Esto tiene muchos beneficios", explicó. La normalización, subrayó, es entre Turquía y el pueblo egipcio, no el "ilegítimo" presidente egipcio. "Este es un principio en Turquía. La relación entre los dos países nunca contravendrá este principio".

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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