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¿Es TurkStream una amenaza para la relación entre Turquía y Estados Unidos?

De izquierda a derecha: el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, el presidente ruso, Vladímir Putin, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente serbio, Aleksandar Vucic, asisten a la ceremonia de inauguración de un nuevo gasoducto "TurkStream" el 8 de enero de 2020 en Estambul [ALEXEY DRUZHININ/SPUTNIK/AFP vía Getty Images].

El gasoducto TurkStream de Turquía es una parte importante de un megaproyecto de gas que complementa el gasoducto ruso Nord Stream-2, que llevará el suministro de gas natural a Europa. Para Rusia es fundamental, ya que la UE es el mayor mercado de exportación de gas natural de Moscú.

El gigante energético ruso Gazprom ya ha realizado importantes inversiones gracias a su asociación diplomática con Turquía. Esta semana, Gazprom ha anunciado que el tramo final del Nord Stream-2, de 11.000 millones de dólares, ya está terminado.

La importancia geopolítica de este proyecto se puso de manifiesto en enero, cuando los presidentes de Turquía y Rusia lanzaron formalmente TurkStream, que llevará el gas natural ruso al sur de Europa a través de Turquía. Gazprom y la empresa estatal turca BOTAŞ están completando conjuntamente la fase final de construcción de TurkStream 2. Desde Turquía, el gasoducto continúa con el nombre de "Balkan Stream" hasta Bulgaria, Serbia, Hungría y Austria.

El proyecto de gasoducto se extiende 930 km a través del Mar Negro y refuerza los fuertes lazos energéticos entre Moscú y Ankara. Este desarrollo se suma a su cooperación en materia de defensa desde que Turquía compró en 2019 el avanzado sistema ruso de defensa antimisiles S-400, que creó un problema entre Ankara y Washington.

Por lo tanto, es innegable que TurkStream tiene el potencial de plantear un segundo desafío para la relación con Estados Unidos. Mientras Turquía intenta preservar su seguridad energética e impulsar su economía, también busca protegerse de las sanciones estadounidenses.

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El año pasado, Estados Unidos anunció un proyecto de ley que amplía las sanciones a los oleoductos rusos Nord Stream 2 y TurkStream 2. Washington dijo que impulsarían la influencia económica y política de Moscú en Alemania y otros países europeos. El Congreso y las sucesivas administraciones estadounidenses han expresado su preocupación por Nord Stream 2, TurkStream y otros proyectos que, según afirman, aumentarán la dependencia europea del gas natural ruso, reducirán el papel de Ucrania como Estado de tránsito y quizá sean una fuente de mayor influencia para Rusia.

Según John Bowlus, redactor jefe de Energy Reporters, los intereses de Ankara en TurkStream 2 son marginales. Afirma que el hecho de que más gas ruso pase por Turquía a través de TurkStream 2 sólo generará tasas de tránsito por el gasoducto. Además, compite con los objetivos de Turquía en materia de gas natural, que son tres.

"En primer lugar", dice Bowlus, "[Turquía quiere] desarrollar el yacimiento de gas de Sakarya, de 320.000 millones de metros cúbicos, en el Mar Negro; bloquear los flujos que compiten desde el Mediterráneo oriental y Rusia; y facilitar más gas transportado por buques cisterna".

Muchos políticos y empresas energéticas de Alemania apoyan el Nord Stream 2, ya que la mayor economía de Europa quiere acabar con el uso del carbón y la energía nuclear. En lugar de pelearse con Estados Unidos, Alemania negoció con Washington, y en julio ambos dieron a conocer un acuerdo sobre el gasoducto Nord Stream 2. Según este acuerdo, Berlín se comprometió a responder a cualquier intento de Rusia de utilizar la energía como arma contra Ucrania y otros países de Europa Central y Oriental.

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Se sabe que la administración Trump se opuso al gasoducto, que permitiría a Rusia exportar gas directamente a Alemania y potencialmente dejar fuera a otras naciones. Sin embargo, la administración del presidente Joe Biden no quiere matarlo con sanciones. En cambio, ha optado por negociar con Alemania. Está claro que Washington no quiere perjudicar las relaciones con su mayor aliado en Europa.

¿Mostrará Estados Unidos el mismo afán por no dañar las relaciones con Turquía? La respuesta a esta pregunta crítica puede estar en la entrada de Turquía en la OTAN. Tras la retirada de Estados Unidos de Afganistán, no es ningún secreto que la OTAN desea que Turquía desempeñe un papel fundamental en la estabilización del país. Por esta razón y no por otra, es posible que Washington no quiera dañar sus relaciones con Ankara.

Para ésta, tanto el TurkStream de Gazprom como el paraguas Nord Stream 2 reforzarán los lazos con Rusia. Sin embargo, esto no debe verse como una alternativa a Estados Unidos o a la OTAN. Como Turquía sigue siendo un país de tránsito en este proyecto, el principal objetivo de Estados Unidos es proteger los derechos de Ucrania y contener a Rusia. Mientras Turquía proteja a Ucrania y colabore con EE.UU. para evitar la agresión rusa en Ucrania, TurkStream no se sumará a la controversia sobre los misiles S-400 como un nuevo desafío a las relaciones entre EE.UU. y Turquía.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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Elif Selin Calik es periodista e investigadora independiente. Es colaboradora habitual de publicaciones en TRT World, Daily Sabah, Rising Powers in Global Governance y Hurriyet Daily News. Fue una de las fundadoras del Departamento de Noticias a Fondo de la Agencia de Noticias Anadolu y participó en la COP23 de las Naciones Unidas en Bonn como observadora. Tiene una maestría en Estudios Culturales de la Universidad Internacional de Sarajevo y una segunda maestría en Diplomacia Global de la SOAS, Universidad de Londres.

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