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El regreso de los talibanes: Los cálculos de China

El portavoz talibán Zabiullah Mujahid [Wikipedia]

En una entrevista concedida recientemente a un periódico italiano, el portavoz del movimiento talibán, Zabiullah Mujahid, señaló que el movimiento estaba dispuesto a confiar en China económicamente en su intento de gestionar el país tras su rápida toma de posesión después de la retirada de las tropas estadounidenses del país tras veinte años de ocupación. Zabiullah declaró al diario italiano La Republica que "China es nuestro socio principal y más importante. Representa una oportunidad fundamental y excepcional para nosotros porque China está dispuesta a invertir en nuestro país y a reconstruirlo".

En este contexto, el portavoz talibán señaló tres hechos importantes. El primero es que el movimiento presta gran atención al proyecto de la Ruta de la Seda, que se considera prioritario para Pekín con el fin de aumentar su influencia a nivel internacional. El segundo es que Afganistán posee enormes minas de cobre y que con la ayuda de China sería posible reactivar el trabajo en ellas e incluso modernizarlas. En cuanto al tercer hecho, Zabiullah dijo que China se convertiría en una especie de paso para Afganistán hacia los mercados globales.

Estas declaraciones sobre China no son las primeras y es evidente que no serán las últimas. El movimiento se da cuenta de la importancia de China no sólo a nivel de proximidad geográfica y relación directa, sino también a nivel internacional en cuanto al peso de China, así como su papel y ambición en la escena internacional. El movimiento talibán también sabe bien que gobernar Afganistán es una cuestión completamente diferente a resistir la ocupación y que para ello tendría que tener en cuenta los equilibrios regionales e internacionales, lograr la seguridad y la estabilidad así como atraer inversiones extranjeras al país.

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Desde su propia perspectiva, China considera que la retirada de Washington es una derrota brutal para Estados Unidos; un hecho que destruyó su imagen, reputación y credibilidad internacional. Antes de la retirada estadounidense, China apoyaba el diálogo interno afgano-afgano. Sin embargo, al mismo tiempo, envió mensajes que decían, en efecto, que estaba abierta a reconocer a los talibanes cuando llegara el momento adecuado para hacerlo. Algunos periódicos chinos han dicho explícitamente que Pekín no tiene ningún interés en mantener una relación hostil con los talibanes, pero al mismo tiempo han pedido al movimiento que reconozca la necesidad de desvincularse completamente del terrorismo. Tal vez, la visita realizada a China a finales de julio por el mulá Bradar con una delegación talibán de alto nivel y su reunión con el ministro de Asuntos Exteriores chino apuntaban a un reconocimiento implícito por parte de China del movimiento como representante de Afganistán y reflejaban las primeras concepciones de China sobre este asunto.

Sin duda, China es la mayor ganadora de la situación actual. Se beneficiará definitivamente de la situación una vez que se logre la estabilidad en el país, el dinero empiece a llegar a Afganistán y se permita a China invertir y reconstruir en el país. Estas circunstancias podrían crearle grandes oportunidades, sobre todo trabajando también con Pakistán. Se espera que el factor afgano refuerce los lazos entre Pakistán y China creando nuevos intereses mutuos.

18 millones de afganos, la mitad del país, necesitan ayuda humanitaria y aproximadamente 3 millones son desplazados internos - Caricatura [Sabaaneh/MonitordeOriente].

La ironía, sin embargo, es que por mucho que la retirada de Estados Unidos de Afganistán probablemente proporcione a China más oportunidades, también es probable que presente ciertos desafíos. A nivel interno, no es fácil vender la idea de tratar con los talibanes como un actor racional, abierto y moderado. La razón de esta dificultad se remonta a la imagen negativa creada tradicionalmente por el gobierno chino para el Islam y los movimientos islámicos a nivel local. Durante bastante tiempo, China ha vinculado al movimiento talibán con el movimiento del Turquestán Oriental. Varios informes oficiales han acusado a los talibanes de financiar, entrenar y armar al movimiento en China. Por esta razón, la opinión pública china está actualmente confundida por el esfuerzo que su propio gobierno está haciendo para presentar a los talibanes bajo una luz completamente diferente.

Sobre todo, China sigue siendo prudente desde el punto de vista de la seguridad, a pesar de su ambición de desempeñar un papel económico importante en Afganistán en el próximo periodo, de forma que pueda acelerar la construcción de la parte afgana de su proyecto del Cinturón. También le gustaría invertir en la extracción de los recursos minerales almacenados en el subsuelo de Afganistán, cuyo valor se estima entre dos y tres billones de dólares.

Lo que le importa a China en el contexto de la seguridad es la estabilidad de Afganistán, la ruptura por parte de los talibanes de cualquier vínculo con el Turquestán Oriental, y abstenerse de criticar la política china en este sentido. Los talibanes parecen haberse dado cuenta de ello muy pronto. Evidentemente, nunca ha comentado la postura de China ni su política hacia los musulmanes uigures.

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A nivel regional, un fracaso de los talibanes en la gestión de Afganistán, o el retorno de las luchas internas, o la conversión de Afganistán en un campo de batalla o en un buzón de correos para las guerras por delegación, provocaría esta vez enormes presiones financieras, de seguridad y políticas sobre Pekín; dado que Estados Unidos ya no está presente en Afganistán para manejar una situación así. China se encontraría entonces en una situación extremadamente difícil. Cualquier previsión de beneficiarse de la situación dentro de Afganistán se evaporaría y quizás se convertiría en una pesadilla.

En el plano internacional, si la situación se deteriorara en el futuro, China se convertiría en el blanco de las críticas por parte de la comunidad internacional, especialmente si opta por tratar con los talibanes por separado, sin esperar a una postura unida de la comunidad internacional. Sin embargo, si prefiere tratar con cualquier posible oposición a los talibanes en el futuro, China expondría sus propios intereses al peligro. Esto también podría convertir a los talibanes en un enemigo en lugar de ser un amigo potencial. Por lo tanto, los cálculos de China en Afganistán serán extremadamente críticos en el próximo período.

Traducido de Arabi21, 4 de septiembre de 2021

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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