Según declaró ayer Amnistía Internacional en un comunicado de prensa, la decisión de Ben & Jerry's de poner fin a sus relaciones comerciales con los asentamientos ilegales israelíes en los territorios palestinos ocupados es "una respuesta legítima y necesaria, en consonancia con su responsabilidad de respetar el derecho internacional y los derechos humanos".
El 19 de julio, la empresa de helados con sede en Estados Unidos declaró que "es incompatible con nuestros valores que los helados de Ben & Jerry's se vendan en los territorios palestinos ocupados", y añadió que no renovaría el contrato con su distribuidor en los territorios ocupados cuando expire a finales del próximo año.
"Además de la ilegalidad inherente a los asentamientos en sí mismos, la empresa de asentamientos está inextricablemente vinculada a violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos de los palestinos", ha declarado Amnistía. "Dadas estas circunstancias, las empresas no pueden hacer negocios en los asentamientos ilegales, o tener cadenas de valor y relaciones comerciales con ellos, sin contribuir a graves violaciones tanto del derecho internacional humanitario como de las normas de derechos humanos."
"Las empresas de asentamientos dependen y se benefician de la confiscación ilegal de tierras y otros recursos palestinos por parte de Israel. También se benefician de las políticas discriminatorias de Israel en materia de planificación y zonificación, incentivos financieros, acceso a servicios públicos e infraestructuras. Las empresas palestinas se ven perjudicadas por las restricciones de movimiento y las limitaciones administrativas y legales".
"Por lo tanto, es correcto que Ben y Jerry's tome la decisión de retirarse de los asentamientos israelíes dentro de los TPO", dijo Amnistía, y agregó: "Ben & Jerry's también debe comprometerse a seguir vendiendo a las zonas palestinas dentro de los TPO".
Ben & Jerry's fue criticada por ser antisemita y practicar una "nueva forma de terrorismo" como resultado de su decisión, y su empresa matriz, Unilever, trató de calmar las preocupaciones de varios grupos judíos estadounidenses diciendo que "no apoya" el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
"Siempre hemos reconocido el derecho de la marca y de su Consejo independiente a tomar decisiones de acuerdo con su misión social. En esta decisión, no fue diferente", escribió el director general Alan Jope en una carta dirigida a varias organizaciones judías tras el anuncio.
Tras la reacción, los fundadores de Ben & Jerry's declararon que son "judíos orgullosos", que Israel fue uno de sus primeros mercados en el extranjero y que son "partidarios del Estado de Israel".
Sin embargo, transmitieron en un artículo de opinión publicado por el New York Times "Es posible apoyar a Israel y oponerse a algunas de sus políticas, al igual que nos hemos opuesto a las políticas del gobierno de Estados Unidos".