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Los amigos y familia de Khashoggi han sido espiados por Arabia y Emiratos Árabes utilizando un programa de inteligencia israelí

Jamal Khashoggi habla en la conferencia del Foro AlSharq [Foro AlSharq]

Las autoridades saudíes interceptaron los teléfonos de las personas cercanas al periodista Jamal Khashoggi antes y después de su asesinato, según se ha descubierto en una nueva investigación sobre la filtración de datos de unos 50.000 números de teléfono seleccionados para su pirateo mediante el conocido programa espía israelí desarrollado por el NSO Group.

Los detalles del operativo contra el círculo íntimo de Khashoggi se descubrieron tras una investigación pionera del Proyecto Pegasus, una colaboración de más de 80 periodistas de 17 organizaciones de medios de comunicación de diez países. El trabajo del grupo fue coordinado por Forbidden Stories, una organización de medios de comunicación sin ánimo de lucro con sede en París, y por Amnistía Internacional.

MBS y la verdad sobre Khashoggi - Caricatura [Sabaaneh/Monitor de Oriente]

Las últimas conclusiones del Proyecto Pegasus se basan en la filtración de datos de 50.000 números de teléfono que habrían sido objeto de diez de los regímenes más autoritarios del mundo, entre ellos Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.

Entre los objetivos se encuentran algunas de las principales empresas de comunicación del mundo, como Financial Times, Wall Street Journal, CNN, New York Times, Al Jazeera, France 24, Radio Free Europe, Mediapart, El País, Associated Press, Le Monde, Bloomberg, Agence France-Presse, The Economist, Reuters y Voice of America. Se espera que en los próximos días se conozcan más detalles sobre quiénes fueron los autores del delito.

El análisis de los teléfonos realizado por el grupo de investigación ha descubierto nuevas pruebas de que el programa espía de la empresa israelí se utilizó para intentar vigilar a personas cercanas a Khashoggi tanto antes como después de su muerte. Se dice que una persona fue hackeada sólo cuatro días después del asesinato de Khashoggi.

Se cree que Arabia Saudí y su estrecho aliado, Emiratos Árabes Unidos, pretendían aprovechar la tecnología de espionaje de NSO tras la muerte de Khashoggi para vigilar a sus asociados y la investigación del asesinato en Turquía. Su ambiciosa operación de hackeo también incluía pinchar el teléfono del fiscal jefe de Estambul con tecnología israelí para una posible vigilancia.

Una vez hackeado por el programa espía de NSO, Pegasus, el teléfono objetivo puede transformarse en un dispositivo de vigilancia que puede activar micrófonos y cámaras sin que el usuario lo sepa, así como leer todos sus mensajes, guardar su libreta de direcciones, vigilar sus movimientos y escuchar las llamadas.

El teléfono de la esposa de Khashoggi, Hanan Elatr, figuraba en la lista de 50.000 números filtrados seleccionados para una posible vigilancia por parte de los clientes de la NSO. La inclusión en la lista, sin embargo, no significa necesariamente que se haya llevado a cabo una operación de hackeo con éxito contra el propietario del teléfono.

Elatr ya ha hablado anteriormente de haber sido objeto de hackeo telefónico. "Jamal me advirtió antes de que esto podría ocurrir", dijo Elatr. "Me hace creer que están al tanto de todo lo que le ocurrió a Jamal a través de mí". Añadió que le preocupaba que sus conversaciones con otros disidentes pudieran haber sido vigiladas a través de su teléfono. "Tenía mi teléfono en la mesa de té [en su casa de Virginia] mientras Jamal hablaba con un saudí dos veces por semana".

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El análisis realizado por el Proyecto Pegasus indica que el teléfono de Elatr fue objeto de un programa espía de los Emiratos Árabes Unidos, un destacado aliado de Arabia Saudí.

El iPhone de su prometida, Hatice Cengiz, fue objeto de un programa espía días después del asesinato, según demostró el análisis tecnológico.

Tras el asesinato de Khashoggi, Arabia Saudí y su aliado habrían utilizado el software espía de NSO para vigilar la campaña en favor de la justicia llevada a cabo por amigos y colaboradores del periodista. El teléfono de un amigo cercano, Wadah Khanfar, antiguo director general de la cadena de televisión Al Jazeera, fue hackeado, al igual que el de Abdullah Khashoggi, hijo del periodista; el de Azzam Tamimi, activista palestino-británico y amigo, y el de Madawi Al-Rasheed, un académico afincado en Londres que creó un partido de oposición de saudíes expatriados tras su asesinato. Los nombres de otras personas también figuraban entre los números de teléfono filtrados.

Entre los funcionarios turcos que figuraban en la lista, junto con el fiscal jefe del país, se encuentran Yasin Aktay, amigo de Khashoggi, y un alto asesor del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. El equipo de investigación no realizó un análisis en profundidad de sus teléfonos para confirmar si habían sido infectados por el programa espía israelí. No obstante, Aktay ha indicado anteriormente que su teléfono había sido hackeado tras el asesinato de Khashoggi porque los saudíes intentaban crear un "mapa" de las conexiones del periodista.

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