El enviado especial de la ONU en Yemen, Martin Griffiths, declaró el jueves que planea invitar a las partes beligerantes de Yemen a Ginebra para las conversaciones de paz el 6 de septiembre, ha informado Anadolu.
Durante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, Griffiths declaró que era hora de reanudar un proceso político en Yemen para resolver la crisis, aludiendo a las conversaciones de paz previas que fracasaron.
Griffiths declaró que las conversaciones de septiembre "brindarán la oportunidad para que las partes, entre otras cosas, discutan el marco de las negociaciones, las medidas que tendrán que tomarse para poder acercar a todas las partes y los planes específicos para avanzar en el proceso".
Según Griffiths, la guerra se ha intensificado, particularmente en la ciudad de Hudaydah, a pesar de todos los esfuerzos para ponerle fin.
Con la intención de acercar a las partes beligerantes para evitar un asalto de la coalición contra Al Hudaydah, Griffiths visitó recientemente Yemen para mantener conversaciones de paz con los hutíes, para poner fin al conflicto, que ya dura cuatro años.
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"Hemos tratado de encontrar una manera de evitar una batalla por la ciudad y el puerto de Al Hudaydah, y todavía lo estamos intentando", declaró al consejo, describiendo el Mar Rojo como una plataforma para un "teatro de guerra".
Pidió a las partes que eviten cualquier acción que empeore la catástrofe humanitaria en el país y socave una solución política, y les instó a crear un entorno favorable para un proceso político.
Según John Ging, director de la División Operacional de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, el 75% de la población de Yemen, o aproximadamente 22 millones de personas, necesita asistencia humanitaria y protección.
El empobrecido Yemen se ha visto sacudido por la violencia desde 2014.
El conflicto se intensificó en 2015 cuando Arabia Saudí y sus aliados lanzaron una campaña aérea masiva en Yemen destinada a reducir las ganancias de los hutíes.
La violencia ha devastado la infraestructura de Yemen, incluidos sus sistemas de salud y saneamiento. La ONU describió la situación como "uno de los peores desastres humanitarios de los tiempos modernos".
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